Dependencia
La nueva ley de protecci¨®n p¨²blica a las personas dependientes deber¨ªa erigirse en el buque insignia de toda la flota legal botada por el partido en el poder durante la presente legislatura. Buena prueba de ello es que se trata de una de las escasas iniciativas pol¨ªticas del Gobierno (junto con la ley de la violencia de g¨¦nero y el nuevo consejo regulador de la televisi¨®n p¨²blica) que ha merecido alcanzar un pr¨¢cticamente un¨¢nime consenso parlamentario, incluyendo para sorpresa de propios y extra?os al principal partido de la oposici¨®n, por lo general tan obstruccionista e intransigente. Y es que los objetivos de esta nueva ley de dependencia son sin lugar a dudas no s¨®lo muy necesarios en t¨¦rminos humanos sino adem¨¢s socialmente trascendentales.
Su principal objetivo directo es la protecci¨®n p¨²blica de las personas dependientes, cuyo peso demogr¨¢fico est¨¢ destinado a crecer de forma sostenida como consecuencia de la prolongaci¨®n de la longevidad, que desencadena tanto el crecimiento de la llamada cuarta edad (dado el imparable proceso de envejecimiento poblacional que alcanzar¨¢ en pocos lustros el nivel m¨¢s alto de toda Europa) como el fuerte aumento de la probabilidad de sufrir dependencias fisiol¨®gicas, pues el ¨¦xito en la lucha contra las enfermedades mortales ha determinado que crezcan las enfermedades cr¨®nicas y degenerativas.
El segundo gran objetivo de la ley de dependencia es la creaci¨®n del llamado cuarto pilar del Estado de bienestar: una red universal de servicios sociales que en el caso espa?ol dista mucho de estar institucionalizada como tal, ya que los escasos servicios existentes est¨¢n distribuidos de forma dispersa, desigual y siempre deficitaria, al ser de nivel exclusivamente local y auton¨®mico. ?ste es el principal atraso hist¨®rico de nuestro Estado de bienestar, dado lo tard¨ªo de nuestra transici¨®n a la democracia. As¨ª, la ley de dependencia est¨¢ llamada a crear y desarrollar dicha red para universalizarla y generalizarla, creando con ello de paso un nuevo mercado de servicios personales y un ingente yacimiento de empleo profesionalizado.
Finalmente, el tercer gran objetivo indirecto de la ley de la dependencia es (o deber¨ªa ser) el de liberar a la gran bolsa de mujeres cuidadoras de la carga que hasta ahora soportan atendiendo a los dependientes en el seno de la familia. Es tan deficitaria nuestra red p¨²blica de apoyo que las personas dependientes han de ser cuidadas a la fuerza por sus propias familias. Lo que viene a significar, dado nuestro irredento machismo, que son cuidadas por sus esposas, sus madres, sus hijas, sus hermanas, sus sobrinas... Unas mujeres que, al estar volcadas en el cuidado de sus familiares dependientes, no pueden dedicarse a trabajar activamente, como deber¨ªan. Esto explica que todav¨ªa hoy la participaci¨®n laboral femenina sea de las m¨¢s bajas de Europa.
Pues bien, este ¨²ltimo punto es el que m¨¢s puede verse amenazado quiz¨¢ por el desarrollo futuro de la ley de dependencia. Es verdad que tambi¨¦n encierra otros graves peligros, entre los que destacan tres. Uno, la insuficiente financiaci¨®n p¨²blica, que impone un cierto copago por los servicios contradiciendo su presunto universalismo. Dos, el sesgo privatizador que puede llegar a tener la red de servicios sociales a crear, lo que redundar¨¢ en flagrantes desigualdades. Y tres, la muy dif¨ªcil coordinaci¨®n territorial de la red a crear, ya que las competencias en materia de servicios sociales no son estatales sino auton¨®micas. Pero desde luego, el riesgo m¨¢s preocupante es el de la perversa profesionalizaci¨®n de las cuidadoras familiares que esta ley hace posible. Al igual que el famoso cheque de las madres solteras demostr¨® generar muy graves efectos perversos, tambi¨¦n el cheque de las cuidadoras de personas dependientes podr¨ªa tenerlos. Y entre esos efectos perversos destaca el de reforzar su atadura al hogar, desincentivando su salida hacia la actividad laboral. Pues en lugar de financiar a las cuidadoras familiares lo que habr¨ªa que hacer es emanciparlas, liber¨¢ndolas de su carga para transfer¨ªrsela a los servicios sociales.
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