Ir¨¢n, primer paso
El Consejo de Seguridad ha tardado cuatro meses, tras su ultim¨¢tum de agosto pasado, en adoptar las primeras sanciones contra el r¨¦gimen iran¨ª por negarse a suspender su programa de enriquecimiento de uranio. Esta tardanza en decidir t¨ªmidas medidas de represalia muestra hasta qu¨¦ punto ha sido laborioso que los cinco miembros con derecho a veto llegaran a un acuerdo. Hasta el ¨²ltimo minuto, Washington y Mosc¨² han negociado los t¨¦rminos de la resoluci¨®n 1.737, en la que se exige a Ir¨¢n el abandono en 60 d¨ªas de su proyecto at¨®mico bajo amenaza de nuevas sanciones. Todav¨ªa China insiste en que la v¨ªa del castigo no es la adecuada para lidiar con las imparables ambiciones nucleares militares iran¨ªes.
El plazo que se da el Consejo deber¨ªa ser suficiente para verificar la eficacia de alguna de las medidas adoptadas. La m¨¢s significativa es la prohibici¨®n a todos los Gobiernos para que comercien con Teher¨¢n en materiales y tecnolog¨ªa que contribuyan al enriquecimiento de uranio o al desarrollo de armas nucleares. Otras, como la congelaci¨®n de fondos de entidades o personas asociadas con los planes at¨®micos, tienen a estas alturas un car¨¢cter m¨¢s simb¨®lico que efectivo. Nada hace prever que el paso dado por la ONU, y que Teher¨¢n ha calificado de "papel mojado", vaya a frenar un designio que el r¨¦gimen islamista lleva persiguiendo desde hace una veintena de a?os con todo tipo de ocultaciones y mentiras.
La respuesta inicial de los ayatol¨¢s no deja lugar a dudas sobre sus intenciones. Se acelerar¨¢ la instalaci¨®n de 3.000 centrifugadoras en la planta de Natanz para producir uranio 235, el is¨®topo apto para reactores nucleares y armamento, y se revisar¨¢n las relaciones con el organismo de fiscalizaci¨®n at¨®mica de la ONU, a cuyos inspectores ya se prohibi¨® en febrero las visitas por sorpresa a las instalaciones iran¨ªes. Que Teher¨¢n abandone finalmente el Tratato de No Proliferaci¨®n Nuclear depender¨¢ sin duda de c¨®mo evolucione la crisis en los pr¨®ximos meses.
Pese a su aislamiento, el r¨¦gimen teocr¨¢tico se sabe fortalecido por su influencia ideol¨®gica regional y lo imprescindible de su cooperaci¨®n para enfriar algunos de los conflictos m¨¢s explosivos del momento, se trate de Irak, Palestina o Afganist¨¢n. Y conoce tambi¨¦n cu¨¢n dif¨ªcil resulta para el dividido Consejo de Seguridad avanzar siquiera sea m¨ªnimamente en medidas de castigo. Para Rusia y China, socios de Teher¨¢n en diferentes ¨¢mbitos, la resoluci¨®n aprobada el s¨¢bado por unanimidad es lo m¨¢ximo a que se puede llegar de no mediar acontecimientos excepcionales.
Es muy improbable en este contexto que un eventual acomodo entre Ir¨¢n y Occidente se produzca como consecuencia de las presiones de la ONU, que, por lo dem¨¢s, apuntalan las incendiarias posiciones del presidente Ahmadineyad y los sectores m¨¢s ultras del aparato del poder. Tan s¨®lo habr¨ªa
alguna esperanza de que Ir¨¢n entrara en raz¨®n si los malos resultados de los integristas iran¨ªes en las recientes elecciones locales acabaran fortaleciendo a la l¨ªnea m¨¢s pragm¨¢tica que representan el ex presidente Rafsanyani y quienes consideran mejor servidos los intereses del pa¨ªs evitando una confrontaci¨®n internacional.
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