Los 'sin techo' del Sena
El movimiento solidario con los indigentes 'Los hijos de Don Quijote' se ha extendido desde Par¨ªs a otras ciudades francesas
Ni la lluvia ni la nieve han querido a?adirle dramatismo y color a la miseria. Pero el fr¨ªo s¨ª ha acudido a la cita: dos grados cent¨ªgrados en la desapacible y h¨²meda tarde parisiense. Los dos centenares de tiendas de campa?a, de un rojo visible, est¨¢n ah¨ª, junto al canal Saint Martin, un lugar t¨ªpico de Par¨ªs, que Marcel Carn¨¦ reprodujo en estudio para su c¨¦lebre filme Hotel du Nord (1938).
Y quienes las ocupan o no tienen con qu¨¦ pagarse una noche de hotel o no quieren hacerlo. Est¨¢n ah¨ª por solidaridad. Como R¨¦gine, que obviamente no se llama R¨¦gine -"no he venido aqu¨ª para salir en los peri¨®dicos"- y que quiz¨¢s tampoco tenga 28 a?os -"?por qu¨¦ me lo preguntas?"- pero que dice querer "saber c¨®mo se vive ah¨ª, en el centro de una ciudad, durmiendo en el suelo, entre el canal helado y la calzada". Ha venido para quedarse esta noche. "Quiz¨¢s me quede otras, a¨²n no lo he decidido", dice.
Para ella, lo bueno de la iniciativa de Les enfants de Don Quichotte (Los hijos de don Quijote) al proponerse crear un poblado de tiendas solidario junto a las tiendas de los llamados Sin Domicilio Fijo (los SDF) es "poner a todo el mundo frente a una realidad que la gran mayor¨ªa no queremos ver". R¨¦gine asegura "estar harta de personas que hablan de las cosas sin conocerlas, que toman decisiones que afectan a los dem¨¢s sin nunca preguntarles lo que quieren".
Un hombre de mediana edad, bien vestido, acompa?ado de su hijo, ofrece ayuda econ¨®mica, y algunos vecinos han tra¨ªdo mantas y ropa. Augustin Legrand, el actor que puso en marcha el movimiento Les enfants de Don Quichotte, celebra que "los pol¨ªticos est¨¦n empezando a dar se?ales de vida" -ayer esperaban la visita de S¨¦gol¨¨ne Royal, la candidata socialista a la presidencia-, aunque critica la respuesta ministerial que, "si bien es cierto que va en el buen sentido, no deja de ser insuficiente, un poco de bruma con la que ocultar la realidad". Legrand aplaude que en Orleans, y parece que pronto en Toulouse, Ly¨®n y Marsella, hayan surgido tiendas solidarias.
Para R¨¦gine, las promesas de la ministra Catherine Vautrin, responsable de Cohesi¨®n Social, "son el primer resultado concreto de este campamento de tiendas, pero hay que seguir, no dejar que el Gobierno haga lo de siempre: prometer para dejar que luego el viento se lleve esas promesas". Vautrin ha prometido 70 millones de euros para un plan de urgencia, 10 veces m¨¢s de lo presupuestado.
Legrand empez¨® esa ins¨®lita aventura solidaria y¨¦ndose a vivir bajo un puente, el de Austerlitz, donde ya estaba instalado Fred Druart, un SDF belga de 34 a?os que lleva seis viviendo en la calle y cocinando para sus camaradas de infortunio. "Es un tipo formidable y se merece lo que ahora le sucede, como se lo merecen tantos otros", dice Legrand refiri¨¦ndose al hecho de que Fred, gracias a los reportajes en televisi¨®n, acaba de ser contratado como cocinero. "Vino un empresario del sector de la restauraci¨®n. Me pregunt¨® por el que coloc¨® un cartel en su tienda ofreci¨¦ndose como cocinero. Quer¨ªa saber si beb¨ªa. Hablaron y el empresario le dej¨® un n¨²mero de tel¨¦fono. Fred llam¨® y le dijeron que si le interesaba, ya ten¨ªa empleo y un peque?o lugar donde alojarse".
Vautrin, en un primer momento, critic¨® a Les enfants de Don Quichotte porque "utilizan a los pobres con un objetivo pol¨ªtico-medi¨¢tico". Habl¨® incluso de "SDF-show". Dos d¨ªas m¨¢s tarde Nicolas Sarkozy, el candidato conservador a la presidencia y actual ministro del Interior, promet¨ªa en un mitin: "Si salgo elegido lograr¨¦ que antes de dos a?os no haya nadie en Francia que se vea obligado a dormir en la calle".
Seg¨²n explicaba a este peri¨®dico Ren¨¦ Teulade, quien fuera ministro de Asuntos Sociales en un anterior Gobierno, "la gente que vive en la calle se encuentra muy a menudo en medio de temperaturas muy bajas. Eso es muy malo para la circulaci¨®n sangu¨ªnea, para el coraz¨®n. A partir de los 40, m¨¢s de tres a?os seguidos en la calle son una condena a muerte".
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