Una alcaldesa sin el m¨¢s leve sonrojo
O, si ustedes lo prefieren, sin perd¨®n, como en la ya cl¨¢sica pel¨ªcula de Clint Eastwood ?Qu¨¦ otro apelativo merece el n¨²mero circense protagonizado por la alcaldesa Rita Barber¨¢ el pasado 16 de diciembre cuando conmemor¨® el 30 aniversario de la cesi¨®n del antiguo cauce del Turia a la ciudad de Valencia? Estamos acostumbrados a la inveterada costumbre de la apropiaci¨®n sectaria de los logros de otros. Y Rita es una consumada maestra. Todo es suyo. Antes de 1991 el mundo no exist¨ªa o estaba lleno de trogloditas -llamados socialistas- sin ning¨²n amor ni ambici¨®n por Valencia. Suyo es el paseo mar¨ªtimo aunque ¨¦ste estuviera acabado pr¨¢cticamente cuando lleg¨® a alcaldesa y aunque fuera financiado -al igual que el enterramiento de las v¨ªas- gracias a un convenio firmado por P¨¦rez Casado y S¨¢ez de Cosculluella, a la saz¨®n ministro del PSOE con Felipe Gonz¨¢lez. Suyo es el R¨ªo de Cultura aunque su vocaci¨®n de eje vertebrador de equipamientos culturales (el IVAM, San P¨ªo V, el Palau de la M¨²sica etc...) es idea perge?ada a mediados de los ochenta y libros hay para demostrarlo. Suyo es siempre el honor y la gloria. Entre apropiaciones indebidas y m¨¦ritos supuestos y proclamados con tanta energ¨ªa como falsedad y machaconer¨ªa, al final tenemos Rita hasta en la sopa que es de lo que se trata.
Hay veces, sin embargo que la apropiaci¨®n indebida supone una verdadera afrenta a la memoria hist¨®rica y es radicalmente injusta con los protagonistas. Entonces, el oportunismo deja paso a la bajeza moral y callarse se convierte en un acto de complicidad. No es la historia del r¨ªo la ¨²nica que produce sonrojo (rubor), aunque s¨ª la m¨¢s reciente. No hace m¨¢s all¨¢ de un par de a?os, Rita se vanagloriaba de haber acabado de pagar las parcelas de El Saler cuando fue su amado y respetado Rinc¨®n de Arellano quien fue el responsable de la tropel¨ªa; cuando fue la izquierda la que par¨® el desastre, aprob¨® el plan especial y empez¨® a pagar todos los a?os el rescate.
Tampoco tuvo gracia el reciente y pat¨¦tico intento de justificar el convenio del nuevo estadio recordando que este convenio era igual que el que ella hab¨ªa firmado con Lladr¨® para cambiarle a otro lugar la edificabilidad de las tres tristes torres de los socialistas. S¨®lo que las tres tristes torres eran consecuencia de una licencia concedida antes de 1979 por don Miguel Ram¨®n Izquierdo de acuerdo con el plan parcial aprobado por Gran Valencia para la manzana de Jesuitas, con edificios de 20 plantas. Fue la izquierda la que rebaj¨® las alturas hasta la cornisa del edificio Ferca en un convenio con la propiedad aprobado por unanimidad en el pleno. Claro que tambi¨¦n se pod¨ªa haber rescatado la licencia (como en El Saler). Pero hab¨ªa poco dinero y muchas necesidades.
Y como no hay dos sin tres, hete aqu¨ª que a do?a Rita se le ocurre celebrar el famoso 30 aniversario llevando como invitado especial y pr¨¢cticamente ¨²nico a Miguel Ram¨®n Izquierdo, ¨²ltimo alcalde franquista de la ciudad. Ante las cr¨ªticas de los olvidos a Rita le ha salido la vena de derechas de toda la vida. Ya no se trata del efusivo abrazo a don Miguel, de su exaltaci¨®n como art¨ªfice y de los discursitos de rigor. Ni del lapsus de proclamar que "¨¦l (Miguel Ram¨®n Izquierdo) representaba a todos los valencianos como ahora los representa la alcaldesa" (Levante-EMV 17/ 12/ 2006). Pues no. Miguel Ram¨®n izquierdo representaba al r¨¦gimen. Su nombramiento de alcalde electo el 1 de Febrero de 1976 fue fruto de las ¨²ltimas elecciones org¨¢nicas del r¨¦gimen franquista (tercio familiar, sindical y corporativo) en virtud del decreto 3235 de 5 de diciembre de 1975. Unas elecciones democr¨¢ticas que fueron un fraude puro y duro. Afirmar que el susodicho "supo recoger el clamor ciudadano y estar en el centro de la decisi¨®n" es una tergiversaci¨®n igualmente fraudulenta. En plan malabar Rita compagina el nunca pasa nada, "el malestar es gratuito", lo que tenemos que hacer es "dejar las guerras de las guerras" (viva el memoricidio) con un est¨²pido y err¨®neo recordatorio de que Cipri¨¤ Ciscar fue Jefe Local del Movimiento en Picanya. Falsedad demostrada por Benito Sanz (Levante-EMV 18/ 12/ 2006) y que, adem¨¢s de una (otra m¨¢s) bajeza moral, pone en entredicho la tan cacareada profesi¨®n de periodista de nuestra alcaldesa. Ser¨¢ de periodismo amarillo y mal documentado.
Dice el dicho popular que ser agradecidos es de bien nacidos. M¨¢s le hubiera valido a nuestra alcaldesa resistirse a la capitalizaci¨®n de un hecho muy bien documentado. De momento, la cesi¨®n (real decreto de 1 de diciembre de 1976) establece que "se cede gratuitamente al Ayuntamiento de Valencia con destino a Red Viaria Urbana y Parque P¨²blico, el cauce viejo del r¨ªo Turia" y el Rey dijo el mismo d¨ªa desde el balc¨®n del Ayuntamiento: "Estoy seguro de que la ciudad sabr¨¢ ponerlas al buen uso de todos los valencianos". No estaba nada claro el destino final. La comisi¨®n del Estudio Integral de Transportes defendi¨® hasta el final una autov¨ªa por al cauce aunque con menor afecci¨®n que la prevista en el Plan de 1966, tan ardorosamente defendido por Rinc¨®n de Arellano. Hasta el 30 de mayo de 1978 el Ayuntamiento no aprob¨® definitivamente el nuevo uso y es absolutamente falso que todo el proceso (que arranca con las movilizaciones populares de 1973) fuera m¨¦rito de las ¨²ltimas corporaciones franquistas. ?Qu¨¦ pintaron entonces la ocupaci¨®n popular del cauce en Pascua de 1976, la permanente movilizaci¨®n popular simbolizada en un personaje injustamente olvidado (Just Ram¨ªrez) y en el famoso lema El Riu ¨¦s nostre i el volem verd, la comisi¨®n Pro Cauce creada en octubre de 1976, ... i tanti altri?
Pero adem¨¢s de la reivindicaci¨®n de los que lo hicieron posible (gracias otra vez, Just), no est¨¢ de m¨¢s recordarle a Rita que fueron los cuatro gobiernos de izquierdas los que aprobaron el plan especial, expusieron en la Lonja el plan de Bofill y ejecutaron la mayor¨ªa de los tramos que existen en la actualidad. Y olvidar el papel impulsor de Ricard P¨¦rez Casado en todo este proceso tampoco dice mucho a favor de la verdad. Lo dicho. Sin perd¨®n.
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