Avalancha de subidas
Con el nuevo a?o llegan las nuevas tarifas: una subida inicial del recibo de la luz del 2,8%, con revisiones trimestrales posteriores; la cuota de abono del tel¨¦fono fijo subir¨¢ el 2% para unos 17 millones de abonados; los peajes de las autopistas se encarecer¨¢n como media el 3,68%; los precios de autobuses y metros aumentar¨¢n el 3,5% de promedio... Se aplica una regla sencilla: en los mercados fuertemente competitivos, como el de la telefon¨ªa m¨®vil, los precios tienden a bajar; en los mercados sin competencia y con regulaci¨®n, como el el¨¦ctrico, aparecen distorsiones que est¨¢n provocando encarecimientos significativos; y en los servicios p¨²blicos, sin competencia pero con condicionantes pol¨ªticos, las autoridades tienden a aplicar subidas moderadas, de forma que los productos m¨¢s populares -como el billete sencillo de metro- suban muy poco o nada mientras se encarecen m¨¢s otros m¨¢s complejos.
El caso de las tarifas el¨¦ctricas tiene un car¨¢cter especial. Una ley el¨¦ctrica deplorable de 1997 intent¨® aunar un mercado mayorista rid¨ªculo con tarifas dom¨¦sticas demag¨®gicas, al calor de la reducci¨®n continuada de los tipos de inter¨¦s, y consigui¨® mantener durante cuatro o cinco a?os la ficci¨®n de que el recibo de la luz pod¨ªa bajar indefinidamente. En realidad, cre¨® un mecanismo infernal que genera un d¨¦ficit cr¨®nico de retribuci¨®n a las empresas. La "soluci¨®n" de los Gobiernos del Partido Popular consisti¨® en laminar este d¨¦ficit en c¨®modos plazos, pagaderos durante lustros, de forma que los consumidores del futuro pagaran las cuentas del presente. La Administraci¨®n de Zapatero ha preferido pagar hoy las facturas de hoy bajo el principio de que los consumidores tienen que afrontar los costes reales de cada servicio o producto.
La repercusi¨®n correcta y r¨¢pida de los costes debe ser el principio rector de cualquier pol¨ªtica econ¨®mica razonable. Aunque, en el sobrentendido de que en la cadena de consumo aparecen distorsiones -monopolios u oligopolios, clientes cautivos- que encarecen los precios por encima de los costes. As¨ª viene sucediendo en la econom¨ªa espa?ola, en la que la moderaci¨®n salarial se convierte en p¨¦rdida de poder adquisitivo de los empleados
por efecto de una inflaci¨®n galopante. De nuevo hay que reclamar, como contrapartida a la repercusi¨®n correcta de los costes en los precios finales, una pol¨ªtica activa contra la inflaci¨®n.
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