Asma: la epidemia que nadie comprende
Los innumerables estudios sobre los muchos agentes sospechosos no logran aclarar las causas
Cuando nuestro primer hijo contrajo asma a los tres a?os, mi marido y yo nos sentimos bastante abrumados. La conmoci¨®n fue un poco menor cuando le ocurri¨® lo mismo a nuestro segundo hijo a la misma edad. La enfermedad result¨® ser tenaz, y durante a?os ambos necesitaron inhaladores o un nebulizador varias veces al d¨ªa para prevenir los ataques de asma que les pod¨ªan mantener despiertos la mitad de la noche, tosiendo y resollando. Ambos ten¨ªan eccema, y el tipo de alergias a la comida -a los frutos secos y el marisco- que pueden provocar reacciones mortales.
?Cu¨¢l era el origen de todo esto? Mi marido y yo est¨¢bamos desconcertados, porque ninguno de los dos padec¨ªamos asma o alergias peligrosas, y nuestros padres o hermanos tampoco. Yo tengo alergia al polen y a los gatos y perros, pero siempre hab¨ªa considerado que mis s¨ªntomas eran una mera molestia, no un mal augurio para la siguiente generaci¨®n. Mi marido no es al¨¦rgico a nada. Pero, al parecer, nos hemos visto atrapados en una creciente oleada de asma que nadie acaba de entender. Nuestros hijos nacieron en 1984 y 1987, y conocimos a much¨ªsimos ni?os de su edad que padec¨ªan las mismas enfermedades.
El asma ha generado padres atormentados y un pr¨®spero negocio de filtros y cubrecamas
De 1980 a 2003, la incidencia en ni?os aument¨® un 60% en los pa¨ªses industrializados
Las estad¨ªsticas indican que algo extra?o estaba ocurriendo en esos a?os. De 1980 a 2003, la incidencia del asma en ni?os pas¨® de un 3,6% a un 5,8%, casi un 60% de incremento, seg¨²n los Centros para el Control y la Prevenci¨®n de Enfermedades (CDC) de EE UU. Otros c¨¢lculos de los CDC muestran un aumento del 160% en los menores de cinco a?os entre 1980 y 1994. ?ltimamente los ¨ªndices parecen haberse estabilizado en los pa¨ªses occidentales. Los ni?os de las ciudades del interior parecen ser los m¨¢s afectados, y se sospecha que los culpables son la exposici¨®n a las cucarachas y los efluvios del gas¨®leo. Pero no se conoce con certeza la causa.
En todo el mundo la enfermedad tambi¨¦n ha aumentado. De 1985 a 2001, la prevalencia aument¨® en un 100%. Unos 300 millones de personas sufren asma, 255.000 mueren a consecuencia de ella, y los fallecimientos podr¨ªan incrementarse en un 20% durante los pr¨®ximos 10 a?os, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. El problema es especialmente acusado en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo, que son los que tienen menos capacidad para ofrecer el tratamiento intensivo a largo plazo que requiere la enfermedad.
Puede que los incrementos no sean reales y se deban a que han mejorado los diagn¨®sticos. Pero parece improbable que un creciente n¨²mero de informes explique todos los casos nuevos. Las teor¨ªas vienen y van, y al final la conclusi¨®n es que nadie sabe realmente por qu¨¦ unas personas contraen asma y otras no.
En The Asthma Epidemic, un art¨ªculo publicado recientemente en The New England Journal of Medicine, los m¨¦dicos intentaban aclarar diversas teor¨ªas sobre las causas de esta afecci¨®n y explicar por qu¨¦ han aumentado sus ¨ªndices. Pero no hay respuestas claras.
Al igual que otras enfermedades cr¨®nicas, el asma probablemente sea ocasionada por m¨²ltiples genes y exposiciones medioambientales, y sus causas pueden ser bastante distintas en funci¨®n de la persona. Se cree que alrededor de la mitad de los casos provienen de alergias, y el resto de otros problemas que pueden irritar e inflamar las v¨ªas respiratorias, haciendo que ¨¦stas se cierren.
Sin embargo, los cambios gen¨¦ticos en la poblaci¨®n no pueden explicar el aumento de los ¨ªndices, porque, seg¨²n los autores, dichos cambios se producen con demasiada lentitud como para justificar los r¨¢pidos incrementos del asma, por eso consideran que los factores medioambientales son candidatos m¨¢s probables. Pero ?qu¨¦ ha cambiado con tanta intensidad en el medio ambiente que pueda explicar el r¨¢pido aumento de las tasas de asma?
Los autores del art¨ªculo, del Hospital Infantil Universitario de M¨²nich, han evaluado los hallazgos de numerosos estudios. Seg¨²n dicen, el humo del tabaco es uno de los factores de riesgo m¨¢s claros. La exposici¨®n al humo aumenta el riesgo de asma en beb¨¦s y ni?os peque?os. Sin embargo, ?en qu¨¦ medida puede explicar el incremento del asma si, en general, los padres de ahora fuman menos que los de generaciones anteriores?
Tambi¨¦n se ha culpado a la poluci¨®n ambiental, pero su papel no est¨¢ del todo claro. Es cierto que la contaminaci¨®n agrava el asma en personas que ya padecen la enfermedad, pero no se sabe si la desencadena. Puede que vivir en un lugar con unos niveles elevados de gases de los tubos de escape empeore el asma, pero las pruebas son "relativamente poco s¨®lidas", afirman los investigadores.
Durante mucho tiempo se ha culpado a los ¨¢caros del polvo, los insectos microsc¨®picos que habitan en las camas, de provocar asma en beb¨¦s y ni?os peque?os, lo cual ha generado un pr¨®spero sector de cubrecamas, filtros de aire y unos padres atormentados por el sentimiento de culpa, siempre con mopas y aspiradoras en la mano. Pero estudios recientes han cuestionado tambi¨¦n ese v¨ªnculo, aunque est¨¢ claro que una vez que los ni?os padecen asma, los ¨¢caros y sus excrementos pueden empeorar los s¨ªntomas.
La caspa felina se ha convertido en todo un rompecabezas. Algunos estudios han descubierto que una exposici¨®n en los primeros estadios de la vida provoca asma, mientras otros afirman que protege de la afecci¨®n. En este momento, nadie sabe qu¨¦ estudio creer, pero la mayor¨ªa de los expertos coincide en que cuando la gente ya padece asma, el tener contacto con gatos tambi¨¦n puede agravarla.
Seg¨²n algunas teor¨ªas, yo deber¨ªa haber sufrido la peor asma del mundo. Obviamente, ten¨ªa tendencias al¨¦rgicas, y los expertos se habr¨ªan estremecido al conocer mi entorno. Me cri¨¦ en Nueva York, en un peque?o apartamento con unos padres que eran fumadores empedernidos, con una parada de autob¨²s frente a la puerta y situado en una concurrida calle en la que los camiones pasaban retumbando. Los edificios que nos rodeaban quemaban carb¨®n. Tuvimos perro, gato, periquitos y, durante una breve temporada, hasta un pato. Mi madre era un ama de casa aceptable, pero no habr¨ªa ganado ning¨²n premio. Y sin embargo, nunca resoll¨¦. Inexplicable.
El asma de mis hijos fue disminuyendo paulatinamente. Ambos se convirtieron en corredores en pista y campo a trav¨¦s en el instituto, y ahora que han entrado en la universidad la enfermedad rara vez supone un problema. Pero fue una preocupaci¨®n que nos tuvo en vilo mucho tiempo.
En cuanto a las alergias a los alimentos, optamos por asumir que eran de por vida. La ¨²nica manera de despejar cualquier duda se denomina "desaf¨ªo", y consiste en consumir el alimento de riesgo con los m¨¦dicos a tu lado para que puedan revivirte en caso de que resulte que, por desgracia, despu¨¦s de todo sigues siendo al¨¦rgico. No s¨¦ por qu¨¦, pero dudo que nos apuntemos a eso.
Mis hijos tienen equipos de adrenalina para tratar una reacci¨®n grave. Ninguno lo ha necesitado nunca, y s¨¦ que no lo llevan encima, como deber¨ªan hacer cuando van a un restaurante.
No hace falta decir que me gustar¨ªa que nada de esto hubiese ocurrido. Pero, teniendo en cuenta lo que se sabe ahora, ?podr¨ªa haber hecho algo para prevenirlo? ?Fue malo que tuvi¨¦ramos gatos cuando nacieron nuestros hijos y que despu¨¦s los regal¨¢ramos? El asma nos transform¨® a m¨ª y a mi marido, y pasamos de ser unos amos de casa bastante despreocupados a convertirnos en fan¨¢ticos de la mopa. No estoy segura de que sirviera de algo.
Supongamos que hubiese reconocido que mis alergias conllevaban un riesgo para mis hijos. ?Habr¨ªa ayudado el que yo hubiese evitado comer frutos secos y mariscos mientras estuve embarazada o amamant¨¢ndolos? No creo que la respuesta est¨¦ clara. Asimismo, no estoy convencida de que las cosas hubieran sido diferentes si yo hubiera sido m¨¢s cautelosa y met¨®dica al introducir nuevos alimentos en sus primeros a?os de vida, aunque los grupos de la alergia lo recomiendan. Lo ¨²nico que parec¨ªa hacerles bien eran los medicamentos contra el asma, y en grandes cantidades.
Dado que los ni?os con al menos un progenitor que sufra alergias y asma corren un mayor riesgo de desarrollar los mismos problemas, ser¨ªa bueno que alguien ideara un sistema para reducir ese riesgo a tiempo para ayudar a mis hijos y a otros millones de j¨®venes asm¨¢ticos cuando decidan ser padres. As¨ª lo espero, pero puede que sea un problema con muchas soluciones; o ninguna.
? The New York Times.
Sospechosos habituales
Algunos estudios han relacionado la obesidad con el asma, pero el v¨ªnculo, en caso de existir, no se comprende. Los investigadores dicen que no es sencillamente una cuesti¨®n de que los ni?os asm¨¢ticos engorden porque no pueden hacer ejercicio. El aumento de peso puede llegar primero.
La nutrici¨®n es otro misterio. Estudios con frutas, verduras, cereales, ¨¢cidos grasos, vitaminas, minerales y antioxidantes han sido poco concluyentes, y se sabe poco sobre los efectos de lo que comen las embarazadas.
Una teor¨ªa a la que se ha prestado atenci¨®n es la "hip¨®tesis de la higiene", la idea de que los ni?os de hoy d¨ªa se cr¨ªan en casas que est¨¢n demasiado limpias, y que el asma en cierto modo es provocada por la falta de exposici¨®n a infecciones y microbios en los primeros a?os de vida. De acuerdo con esta teor¨ªa, se supone que los g¨¦rmenes ayudan al sistema inmunol¨®gico a desarrollarse con normalidad, y sin ellos reacciona en exceso a otras sustancias ambientales y provoca alergias y asma.
Existen pruebas que secundan la idea. Algunos estudios han descubierto que los ni?os criados en granjas son menos proclives al asma, tal vez porque est¨¢n expuestos a numerosos microbios. Pero la conexi¨®n todav¨ªa no se comprende del todo, y no hay duda de que hay infecciones v¨ªricas que agudizan el asma.
Una idea relacionada es que el incremento en el uso de antibi¨®ticos durante las ¨²ltimas d¨¦cadas contribuye al asma alterando el tipo de bacterias que viven en los intestinos. Pero eso no se ha demostrado. Algunos investigadores proponen que el acetaminofeno, utilizado para tratar el dolor y la fiebre, podr¨ªa guardar relaci¨®n con el asma. Pero esa teor¨ªa tampoco se ha demostrado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.