"Hemos sido todos: el pueblo"
M¨¢s de 400 personas queman la casa de un vecino que les atemorizaba
Demasiado tiempo aguantando, hasta que todo estall¨®. Al sureste de la Comunidad de Madrid, a 56 kil¨®metros de la capital, la ira decidi¨® visitar el municipio de Villaconejos el ¨²ltimo d¨ªa del a?o. Una turba de m¨¢s de 400 personas se reuni¨® a las cuatro de la tarde en la plaza del pueblo para dar un escarmiento a un vecino. Le quemaron su casa, un garaje, dos coches, dos quads, una moto y le destrozaron una furgoneta. Todo ello, con cuatro agentes de la Guardia Civil presentes, que poco pudieron hacer, y con los bomberos mirando, porque otro grupo de vecinos les imped¨ªa intervenir. El motivo de tanto odio, seg¨²n el alcalde, el socialista Lope Benavente de Blas, "el temor al que [el vecino] ten¨ªa sometido al pueblo desde que lleg¨® hace siete a?os".
Seg¨²n relata el alcalde, Javier Bernu¨ª, conocido como El Calvo, "llegaba a un bar o a un supermercado con una pistola o una navaja; la pon¨ªa sobre el mostrador; se llevaba lo que quer¨ªa y no pagaba nada. Ha estado en la c¨¢rcel". ?ste era su proceder habitual. De hecho, el regidor dice que "Bernu¨ª no dudaba en emplear la violencia con los vecinos en los bares, conducir su coche por donde quer¨ªa y hacer lo que ven¨ªa en gana". El s¨¢bado, el pasado 23 de diciembre, un joven del pueblo le plant¨® cara en un bar. "El Calvo lleg¨® dando empujones en la barra, quitando a la gente de en medio. Un chaval se plant¨® y dijo: 'Hasta aqu¨ª". El joven le dio una paliza y "si no es por la gente del pueblo...", dice el regidor.
El pasado s¨¢bado, en torno a las ocho de la tarde, Bernu¨ª lleg¨® al bar Cachete buscando a su agresor junto con varios acompa?antes. Al no encontrarlo, decidieron destrozar el local. Luego se march¨® junto con sus amigos a su casa en las afueras del pueblo.
El regidor conoci¨® la noticia por boca de su hijo, que le inform¨® de que los j¨®venes del municipio se estaban organizando para darle un escarmiento a Bernu¨ª. Benavente llam¨® al cuartel de la Guardia Civil del cercano municipio de Chinch¨®n, que r¨¢pidamente acudi¨® a Villaconejos para evitar que unas 200 personas se tomasen la justicia por su mano. El pueblo tiene 3.400 vecinos. El alcalde y los agentes consiguen contener a la masa. Bernu¨ª recibi¨® a los agentes pistola en mano y dispar¨® al suelo y al cielo. Un guardia civil repeli¨® la agresi¨®n sin tirar a dar. Tras mucha mediaci¨®n, la Guardia Civil se lo llev¨® detenido junto a otras cuatro personas. Pero el asunto estaba lejos de estar resuelto. Por la ma?ana, tras una concentraci¨®n de repulsa por el ¨²ltimo atentado de ETA, la multitud volvi¨® a organizarse. A las cuatro de la tarde, unas 400 personas emprenden de nuevo la marcha hacia la casa. "En el interior est¨¢bamos tres personas mayores y una mujer embarazada", explica el suegro del detenido, Agust¨ªn Vilches. "Vinieron a quemarnos", sentencia. "Si acudieron busc¨¢ndole a ¨¦l, ?qu¨¦ culpa tenemos nosotros? Si yo no me trato porque s¨¦ c¨®mo es. Si hasta le he denunciado", dec¨ªa el hombre, visiblemente nervioso, casi 24 horas despu¨¦s del suceso cuando acud¨ªa por primera vez a ver los rescoldos de su casa. Seg¨²n explica, la multitud entr¨® en tropel y "empezaron a destrozar y quemarlo todo. La Guardia Civil nos sac¨® en volandas". Los bomberos vieron durante 30 minutos c¨®mo ard¨ªa la casa, ya que algunos vecinos les cortaron el paso. "Lope, hemos sido todos. Ha sido el pueblo", le dec¨ªan al regidor. No hubo heridos.
Ahora, el miedo transita libremente por las calles. Nadie da su nombre. S¨®lo se ofrece una respuesta a la posible venganza: "Responderemos todos juntos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.