Un secuestro de 2.222 mon¨®tonos d¨ªas
El ex ministro colombiano Fernando Ara¨²jo se recupera en un hospital tras escapar de su cautiverio de seis a?os en manos de las FARC
"El secuestro es algo muy largo de vivir pero muy corto de contar". Lo dice Fernando Ara¨²jo, un ex ministro colombiano que pas¨® seis a?os y un mes en poder de la guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Ara¨²jo, que formaba parte de las 55 personas que las FARC pretenden cambiar por todos sus combatientes en prisi¨®n, logr¨® fugarse en medio de un operativo militar y se reencontr¨® con su familia el pasado viernes. Hab¨ªa sido secuestrado el 4 de diciembre de 2000 en Cartagena de Indias.
En un alto del tratamiento de hidrataci¨®n al que est¨¢ siendo sometido en el hospital naval de Cartagena de Indias, Ara¨²jo cont¨® su dura experiencia al diario El Tiempo. Result¨® m¨¢s largo su relato de los cinco d¨ªas de su fuga, en los que tuvo que sobrevivir escondido en medio de una vegetaci¨®n enmara?ada y espinosa, que la de los 2.222 mon¨®tonos d¨ªas que pas¨® matando las horas con ejercicio f¨ªsico: "Tuve la disciplina de ejercitarme casi todos los d¨ªas para poder huir cuando fuera posible". Leyendo: "Cuando aparec¨ªa material lo devoraba". Y escuchando la radio: "Me lo regal¨® un guerrillero al que ayud¨¦ a culminar una marcha cuando estaba muy cansado y acalambrado".
Caminaba continuamente de campamento en campamento, ya que por temor a ser descubiertos los guerrilleros no permanec¨ªan mucho tiempo en el mismo sitio. La fuga fue resultado de un ataque militar. Seg¨²n fuentes oficiales, los informes de los servicios secretos se?alaban que el lugar donde estaba Ara¨²jo era el refugio de un importante comandante rebelde, acusado de varios secuestros. El pasado domingo 31 de diciembre, a las diez de la ma?ana, Araujo oy¨® que se acercaban helic¨®pteros. No se preocup¨®: con frecuencia sobrevolaban. Pero empezaron los disparos. "Me di cuenta de que era una operaci¨®n para rescatarme y que estaba en juego mi vida... Me arroj¨¦ al suelo y, arrastr¨¢ndome entre la maleza, tom¨¦ distancia de los dos guerrilleros que me custodiaban", dice Ara¨²jo en su relato. Los guerrilleros se descuidaron y ¨¦l pudo huir. Ya le hab¨ªan advertido de que en caso de que intentaran rescatarlo lo matar¨ªan.
Empez¨® entonces una azarosa traves¨ªa de cinco d¨ªas que lo llev¨® a la libertad. Unos tub¨¦rculos y el agua que extrajo de los cactus y de un peque?o pozo le permitieron soportar estos d¨ªas vagando por los Montes de Mar¨ªa, una zona cercana a Cartagena de Indias.
El viernes 29 de diciembre el mugido de una vaca lo llev¨® hasta un campesino que la orde?aba y le ofreci¨® un vaso de leche -"la m¨¢s sabrosa que me he tomado en la vida"- y le indic¨® como llegar al pueblo m¨¢s cercano. Camin¨® cuatro horas. All¨ª encontr¨® a soldados que lo protegieron y lo llevaron, en helic¨®ptero, a Cartagena de Indias. Lleg¨® con barba de varios d¨ªas, con la cara herida; tan delgado que costaba trabajo pensar que era la misma persona que las FARC se hab¨ªan llevado el 4 de diciembre de 2000 mientras caminaba por una calle de Cartagena.
"Reencontrarme conmigo mismo. Han cambiado muchas cosas", responde cuando se le pregunta sobre sus planes. Su mujer, M¨®nica Llanure, con quien se hab¨ªa casado pocos meses antes de su secuestro, est¨¢ casada hoy con otro hombre; sus hijos -de un anterior matrimonio- pasaron de estudiantes a ejecutivos. Y un caso judicial por el que estaba siendo investigado prescribi¨® durante estos a?os de cautiverio.
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