750 millones por un mini-Estado
Una inmobiliaria granadina vende la isla del pr¨ªncipe Paddy Roy Bates
Es la isla naci¨®n m¨¢s peque?a de Europa, una plataforma de 550 metros cuadrados que se alza sobre dos pilares en aguas internacionales, a siete millas marinas de la costa inglesa, al norte del estuario del T¨¢mesis. Construida en los a?os treinta del siglo pasado como escudo defensivo contra ataques de la aviaci¨®n y la marina alemanas, fue desalojada y abandonada a merced de los elementos al concluir la II Guerra Mundial. Hasta que intervino Paddy Roy Bates en 1967. Ex soldado ingl¨¦s, Bates tom¨® el viejo fuerte de hormig¨®n y acero y lo convirti¨® en su residencia familiar rebautiz¨¢ndolo con el nombre de Sealand.
Sealand es hoy un principado y Estado independiente. Al menos as¨ª lo consideran sus amos, el autoproclamado pr¨ªncipe soberano Roy de Sealand y su sucesor, el pr¨ªncipe regente Michael Bates. En su favor est¨¢ un fallo de la justicia brit¨¢nica que, en noviembre de 1968, confirm¨® que la isla se ubica fuera de aguas jurisdiccionales brit¨¢nicas. El juez intervino tras un intento de reconquista de Sealand por parte de la Marina del Reino Unido, que la familia Bates defendi¨® con armas de fuego.
Hubo otros conatos de violencia a lo largo de los a?os. En 1978, la isla fue abordada por un grupo de empresarios holandeses y alemanes que llegaron a secuestrar al actual pr¨ªncipe regente. Fracasaron en su aparente golpe de Estado al caer presos del soberano de Sealand. El incidente se salv¨® por conductos diplom¨¢ticos, al interceder Alemania por la puesta en libertad de los invasores. A m¨¢s altas esferas, ning¨²n estado ha reclamado p¨²blicamente la soberan¨ªa sobre la vieja plataforma militar que se balancea en aguas de nadie del mar del Norte. Sealand cuenta, desde 1987, con su propia Constituci¨®n, escudo e himno nacional. Emite pasaportes a los amigos de la isla y se calcula que hasta 300 documentos oficiales de la isla siguen en circulaci¨®n. El gobierno isle?o acu?a monedas de oro y plata y marca la paridad del dinero con el d¨®lar americano. Su regente promociona la isla como "para¨ªso digital" en el que las comunicaciones por Internet escapan al control de los gobiernos tradicionales.
Bates recurre a Cervantes para explicar su extraordinaria haza?a: "Los hechos son enemigos de la verdad". Y se apoya en otro espa?ol, el granadino Gabriel Medina, fundador de la inmobiliaria InmoNaranja, con sede en Motril, a quien ha confiado la venta de su isla por un precio en torno a los 750 millones de euros. "T¨¦cnicamente no es una venta, sino una transferencia. Se transfiere el Gobierno, la historia, el concepto de Sealand", explica Medina. El due?o de InmoNaranja a¨²n no ha visitado la isla, pero ya negocia la operaci¨®n de traspaso con un interesado, una empresa espa?ola dedicada a la inversi¨®n, que se niega a identificar.
Con 85 a?os, el pr¨ªncipe Roy se ve obligado a abandonar su peculiar reducto, que controla desde hace 40 a?os. En 1999 traspas¨® los poderes a su hijo, el pr¨ªncipe regente Michael, quien pasa la mayor parte de su tiempo en tierra firme, en Inglaterra. Es posible tambi¨¦n que un incendio que arras¨® a mediados del a?o pasado parte de las instalaciones inclinara la balanza a favor de la retirada. Aun as¨ª, la familia reclama estrictas condiciones en la transferencia de la propiedad para asegurar el futuro de Sealand. "Es una transacci¨®n dif¨ªcil. La cuesti¨®n econ¨®mica por una parte, pero tambi¨¦n hay una ineludible condici¨®n de no atentar contra los intereses brit¨¢nicos", explica Medina.
Padre e hijo Bates exigen del comprador un proyecto de futuro para la isla que resguarde su autoproclamado estatuto de Estado soberano. Y, ante todo, los posibles negocios a desarrollar en Sealand deben respetar los intereses del Reino Unido. Es un requisito que el soberano exige dada su nacionalidad brit¨¢nica.
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