Alemania, Europa y Rusia
La estabilidad y seguridad de Europa son indivisibles. Cuando un pa¨ªs est¨¢ intimidado o excluido, ning¨²n otro es libre. Cada aspecto de nuestra cultura en com¨²n, si no el ¨²ltimo siglo de sufrimiento compartido, nos lo confirma.
De modo que el objetivo primordial de la Uni¨®n Europea es promover la estabilidad y la seguridad a trav¨¦s de una estructura din¨¢mica de interdependencia econ¨®mica y pol¨ªtica en la que todos sus pa¨ªses miembros tengan representados sus intereses. En cambio, una estructura de este tipo no existe hoy entre la Uni¨®n Europea y Rusia, y ello en detrimento de todos los pa¨ªses que est¨¢n entre ambas. Es, por consiguiente, de vital importancia que Alemania haya hecho de esto una cuesti¨®n central para su presidencia de la UE, que acaba de empezar.
"El problema no es la falta de reservas, sino la estrategia de inversi¨®n de Gazprom"
Cuando los elevados precios del petr¨®leo crudo y del gas natural llenan sus cofres, Rusia, una vez m¨¢s, aborda de manera agresiva a los Estados peque?os y todav¨ªa relativamente d¨¦biles que huyeron del decadente imperio sovi¨¦tico hace 15 a?os. Dados los lazos econ¨®micos e institucionales residuales nacidos de la era sovi¨¦tica, la influencia externa de Rusia en esta regi¨®n sigue siendo enorme. Pero Rusia ahora tambi¨¦n est¨¢ ampliando el control que ejerce en los mercados energ¨¦ticos m¨¢s all¨¢ de los de sus vecinos inmediatos.
La relaci¨®n de Europa con Rusia es demasiado importante como para que se desarrolle de una manera ad hoc a trav¨¦s de acuerdos bilaterales. Mientras aumenta la dependencia de los suministros energ¨¦ticos rusos, la influencia de la Uni¨®n Europea se debilita. As¨ª que la estrategia de Europa no puede ser emprender el sendero hist¨®ricamente transitado de la m¨ªnima resistencia.
Desafortunadamente, en el per¨ªodo posterior a la guerra fr¨ªa, muchas veces se supuso que las intenciones hostiles de Rusia hab¨ªan desaparecido y la pol¨ªtica exterior hacia Rusia se llev¨® a cabo como si ya no fueran vigentes las consideraciones diplom¨¢ticas tradicionales. Pero s¨ª que siguen ah¨ª, por supuesto. Alentar la reforma econ¨®mica y pol¨ªtica es un objetivo importante, pero nunca puede sustituir un esfuerzo serio por contener el expansionismo profundamente arraigado de Rusia.
Indudablemente, Rusia tiene intereses de seguridad leg¨ªtimos en lo que se dio en llamar su "exterior cercano". Pero la estabilidad y el compromiso de Europa con el crecimiento econ¨®mico de todo el continente requieren que estos intereses se satisfagan sin presi¨®n econ¨®mica o intervenci¨®n unilateral.
Una pol¨ªtica viable para Rusia por parte de Europa debe reconocer la creciente dependencia europea de los recursos energ¨¦ticos rusos. Hacer lo contrario subestimar¨ªa la cuesti¨®n m¨¢s importante: la dependencia de Rusia como proveedor de energ¨ªa.
A pesar de tener las reservas de gas m¨¢s grandes del mundo, Gazprom, el monopolio estatal de Rusia, no est¨¢ produciendo lo suficiente para una econom¨ªa que crece al 6% anual. Los tres campos m¨¢s grandes de Gazprom, que representan las tres cuartas partes de su producci¨®n, se est¨¢n agotando. Esta escasez dom¨¦stica implica que Gazprom no puede aumentar el suministro a Europa, al menos en el corto plazo, a menos que pueda comprarle gas a tasas por debajo del mercado a sus vecinos de Europa del Este y Asia Central y, a su vez, se lo venda a sus clientes europeos a precios de mercado. Al mismo tiempo, Rusia quiere proveer a otros mercados, principalmente en su frontera del este.
El problema no es la falta de reservas, sino la estrategia de inversi¨®n de Gazprom. En los ¨²ltimos a?os, la compa?¨ªa invirti¨® en¨¦rgicamente en todo menos en desarrollar sus reservas. Construy¨® o est¨¢ construyendo tuber¨ªas hacia Turqu¨ªa y Alemania, adquiri¨® una compa?¨ªa petrolera e intent¨® sentar bases en los mercados de distribuci¨®n europeos. En lugar de invertir en descubrir petr¨®leo, Gazprom se ha convertido en el mayor grupo medi¨¢tico de Rusia. Todo esto se hace en nombre de la creaci¨®n y el respaldo de un palad¨ªn de la energ¨ªa nacional que tambi¨¦n se desempe?a como brazo de la pol¨ªtica exterior del Kremlin.
Mientras tanto, en un momento en que la inversi¨®n en la principal actividad de Gazprom -la producci¨®n- se reduce marcadamente, se avizora una crisis que requiere de la habilidad y la mano firme de la Uni¨®n Europea. Deben aplacarse las ambiciones de Gazprom de controlar la infraestructura de las tuber¨ªas y el transporte de energ¨ªa. Para ello, es necesario permitir que prosperen los productores independientes. De hecho, los productores independientes ya representan el 20% de las ventas de gas dom¨¦sticas en Rusia. Estimular su producci¨®n y brindarles un acceso directo a los mercados europeos requerir¨¢ de incentivos basados en el mercado.
La manera en que Europa puede ayudar es insistiendo en que Rusia participe en la Carta Energ¨¦tica Europea, que insta a Gazprom a brindarle acceso a las tuber¨ªas rusas a sus competidores en el terreno de la producci¨®n, y a que todas las disputas se resuelvan mediante un arbitraje internacional. La pol¨ªtica sobre la libre competencia de la Uni¨®n Europea, que logr¨® que gigantes como Microsoft se avinieran a promoverla, tambi¨¦n podr¨ªa ayudar a convertir a Gazprom en un competidor normal.
Los l¨ªderes de Europa deber¨ªan entablar discusiones francas sobre d¨®nde convergen o difieren los intereses europeos y los rusos, y estas discusiones deber¨ªan incluir a los vecinos regionales que son pa¨ªses productores o de tr¨¢nsito, como el m¨ªo, Ucrania. Mosc¨² entender¨¢ mejor una pol¨ªtica basada en el respeto mutuo de los intereses de los dem¨¢s que los simples llamados a la buena voluntad y la amistad.
Rusia deber¨ªa ser bien recibida en las instituciones y acuerdos que alientan la cooperaci¨®n, con derechos y responsabilidades rec¨ªprocos. La reforma rusa se frenar¨¢, no se alimentar¨¢, si no se reconoce la agresi¨®n pol¨ªtica y econ¨®mica. No se debe echar t¨¢citamente por la borda la independencia tan buscada de las ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas aceptando el deseo de Rusia de ejercer una hegemon¨ªa regional.
Los l¨ªderes de Rusia tienen derecho a que el mundo los entienda mientras luchan por superar generaciones de mal gobierno sovi¨¦tico. Pero no tienen derecho a la esfera de influencia que los zares y los comisarios rusos codiciaron durante 300 a?os. Si Rusia quiere ser un socio serio de Europa, debe estar dispuesto a aceptar las obligaciones de la estabilidad junto con los beneficios. Si Europa pretende asegurar su prosperidad y seguridad energ¨¦tica, no debe exigir menos.
Yulia Tymoshenko, ex primera ministra de Ucrania, hoy es l¨ªder de la oposici¨®n.
? Project Syndicate, 2007.
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