Rebelarse a la realidad
A d¨ªa de hoy casi nada llegado de los medios de comunicaci¨®n me sorprende. He pasado desde una infancia de verano azul y penurias ajenas a m¨ª a una adolescencia ensimismado en mi invencibilidad de la ignorancia, hasta llegar a una semimadurez de sue?os que se convierten en realidades, y de realidades que se convierten en gratificaciones; tambi¨¦n, a veces, en desconsuelo.
Es triste ver c¨®mo ciertos canales de televisi¨®n o revistas del "sin" coraz¨®n emiten constantes detalles morbosos sobre la vida y gracia de nuestros personajillos televisivos, los cuales han accedido gustosamente a vender parcelas de su vida hasta perder, en muchos casos, el control sobre las mismas. Es m¨¢s triste a¨²n ver c¨®mo a quien tiene una profesi¨®n digna se le vapulea incesantemente, pues ni la justicia, ni sus familiares, ni nadie, tiene voz ni voto para juzgarlos. ?nicamente la presi¨®n popular parece tener derecho a ello.
En estos ¨²ltimos d¨ªas me he sentido terriblemente escandalizado por un suceso que se escapa de las garras de este tipo de prensa pero que ellos han apresado desde su vertiente m¨¢s universal, el morbo. A las accidentadas muertes de unas j¨®venes tras inhalar mon¨®xido de carbono en una localidad castellonense, no pude m¨¢s que contemplar con horror c¨®mo un programa hac¨ªa una recreaci¨®n con actores de dicho accidente, como si de una pel¨ªcula se tratase. Si a m¨ª, como simple espectador consternado, me result¨® m¨¢s que macabro, no pude m¨¢s que tratar de imaginar el sufrimiento de sus familiares y amigos.
La sociedad vive cada d¨ªa diferentes experiencias de este tipo, y vivimos indiferentes a ellas, siendo ajenos a todo. Por favor, enoj¨¦monos, disfrutemos, volvamos a sorprendernos y a ser part¨ªcipes de lo que pasa m¨¢s que como simples espectadores, seamos protagonistas de nuestra realidad m¨¢s cercana y m¨¢s lejana, rebel¨¦monos.
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