Vel¨¢zquez arrasa en Londres
Siguen las colas en la National Gallery en una exposici¨®n con casi 300.000 visitantes
Contin¨²an las colas en la National Gallery de Londres para comprar una entrada, por unos 17 euros, de la exposici¨®n Vel¨¢zquez antes de su clausura el pr¨®ximo 21 de enero. Celebrada por el p¨²blico y la cr¨ªtica, la antol¨®gica re¨²ne 46 lienzos que trazan la trayectoria y evoluci¨®n estil¨ªstica del pintor de Felipe IV. "La atracci¨®n es el propio Vel¨¢zquez, su brillante realismo y su aguda observaci¨®n del ser humano, ya sean cortesanos o gente corriente. Se siente la presencia de los retratados en los cuadros", explica Dawson W. Carr, comisario de la pinacoteca estatal brit¨¢nica.
"No podr¨ªamos estar m¨¢s contentos. Est¨¢ siendo una extraordinaria experiencia", admite Carr. Vel¨¢zquez arranc¨® con buen pie, hace cerca de tres a?os. La oportunidad la cre¨® el Museo del Prado al programar una exposici¨®n centrada en el maestro sevillano como "pintor de f¨¢bulas", con vistas al pr¨®ximo oto?o, que hizo posible un mutuo intercambio entre ambas instituciones. "Nos han prestado ocho lienzos y nosotros les prestaremos cinco, incluido el magn¨ªfico desnudo La Venus del espejo", explica el comisario. "Organizamos la muestra en un tiempo r¨¦cord y, por primera vez en mi experiencia, sin ning¨²n problema en su montaje", a?ade.
La antol¨®gica ha batido otras marcas. Rompi¨® las previsiones de venta anticipada antes de su inauguraci¨®n, en octubre de 2006, y va camino de recibir cerca de 300.000 visitantes. Es un techo impuesto por la log¨ªstica. La National limita la entrada a 120 personas por hora, con una media de hasta 4.000 visitantes al d¨ªa. En su ¨²ltima semana, a partir de ma?ana, ampliar¨¢ por primera vez su horario hasta las nueve de la noche. Es un esfuerzo inusual para evitar que ning¨²n interesado se prive de contemplar los 45 originales del pintor de pintores m¨¢s uno a ¨¦l atribuido que se exhiben en cuatro majestuosas salas de la pinacoteca. "Est¨¢ en la liga de Tiziano y Veermer, las dos exposiciones m¨¢s visitadas hasta la fecha", confirma Carr.
"Siento una gran satisfacci¨®n: por la respuesta del p¨²blico, que disfruta genuinamente de una experiencia enriquecedora, y por los entusiastas comentarios de los expertos. Algunos cr¨ªticos echan en falta obras maestras, como Las meninas o Las hilanderas, pero admiten que su ausencia no impide apreciar la t¨¦cnica y estilo de Vel¨¢zquez. No pod¨ªamos pedir esos lienzos ni el Prado deber¨ªa prestarlos".
De ambiciosas miras, abarcando la trayectoria completa de Vel¨¢zquez, la exposici¨®n se estructura en torno a las nueve obras que conserva la galer¨ªa londinense. Acompa?a al pintor en sus inicios en Sevilla, hacia 1616, y le sigue a Madrid, Italia y de vuelta a la corte de Felipe IV hasta la v¨ªspera de su muerte, en 1660. Entretanto se observan todas las vertientes del maestro, en bodegones, retratos, composiciones religiosas, hist¨®ricas y mitol¨®gicas. "Nuestra colecci¨®n nos lleva a representar toda su vida. Destacamos su evoluci¨®n a partir de nuestras obras y completando la visi¨®n con pr¨¦stamos internacionales", advierte Carr.
Las cuatro salas est¨¢n a tope todos los d¨ªas. El pasado viernes por la ma?ana, unas diez personas se amontonaban frente a cada cuadro. Otras tantas aguardaban su turno para acercarse a los lienzos. Alguien cuestionaba la identidad de una princesa, un espa?ol admiraba la dura expresi¨®n del papa Inocencio X y varias mujeres intercambiaban comentarios sobre un simple corte en la vestimenta de un sirviente. Hab¨ªa incluso un tipo maduro describiendo en varios folios la t¨¦cnica empleada en Marte.
"Es una audiencia sofisticada y muy paciente. Gente realmente interesada en descubrir o profundizar en la obra de Vel¨¢zquez. Vienen estudiantes, artistas... y tambi¨¦n muchos espa?oles", deduce el comisario. No exagera. Un grupo de 70 espa?oles, de Murcia, visitaba esa ma?ana la exposici¨®n con un profesor de arte. "Una buena excusa para venir a Londres", sonre¨ªa Juan L¨®pez.
De momento no se han despejado algunas cuestiones planteadas por la antol¨®gica. Entre ellas, la autor¨ªa de Tres m¨²sicos, datada entre 1616 y 1617 y propiedad del Museo Staatliche de Berl¨ªn, y de Escena de taberna, del mismo periodo, de la colecci¨®n del Hermitage de San Petersburgo. "Muchos tienen enormes dificultades en aceptarlas como originales, pero yo no las incluir¨ªa si no creyeran que son suyas. Vel¨¢zquez ten¨ªa entonces 14 o 15 a?os, y la ambici¨®n que demuestra en las mismas, la forma en que captura las posturas y fija expresiones indica que son obras de un muy inteligente artista", dice el comisario. "Conf¨ªo en que la exposici¨®n lleve a acad¨¦micos y expertos a forjar nuevas perspectivas sobre este y otros puntos".
Las obras del taller
La sala 19 de la National Gallery, donde los nueve vel¨¢zquez de su colecci¨®n se exhiben habitualmente junto a obras de El Greco, Murillo, Zurbar¨¢n y otros artistas de la Espa?a del siglo XVII, complementa la antol¨®gica del maestro sevillano. Los huecos se han rellenado con seis lienzos que se creyeron originales de Vel¨¢zquez y que ahora se identifican con su taller. Entre ellos, un retrato de don Adri¨¢n Pulido Pareja que la pinacoteca londinense adquiri¨® en 1890 y que se atribuye a Mart¨ªnez del Mazo desde 1916. "La galer¨ªa pag¨® 50.000 libras, el precio m¨¢s elevado en su d¨ªa, creyendo que era un original", explica Dawson Carr.
"Con sus 18 originales de Vel¨¢zquez", a?ade el comisario, "el Reino Unido tiene la m¨¢s importante representaci¨®n del artista fuera de Madrid. Su obra no se conoci¨® en este pa¨ªs hasta mucho despu¨¦s de su muerte. Creyeron que s¨ª la conoc¨ªan, pues el embajador ingl¨¦s encarg¨® tres retratos de Vel¨¢zquez de la monarqu¨ªa espa?ola. A¨²n se conservan en la colecci¨®n real brit¨¢nica, pero son trabajos de su taller".
Carr relaciona la confusi¨®n en torno a la autor¨ªa de obras del XVII en "la idea moderna de que el genio art¨ªstico es el generador individual de un arte maravilloso". "La distinci¨®n entre maestro y taller era mucho menor en el XVII. Vel¨¢zquez es ¨²nico, original y particular, pero tambi¨¦n es obvio que algunos cuadros debieron ser producto de un esfuerzo colectivo".
Babelia
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