La mejor victoria

La decimoquinta victoria del Madrid en la liga fue la mejor. Por el qu¨¦, pues ganar en Vitoria al Tau ante un p¨²blico tan encendido no es asunto menor, y por el c¨®mo, pues el ejercicio de los blancos fue extraordinario. Mand¨®, templ¨® y remat¨® como un equipo experto en este tipo de partidos tan complicados, asignatura sobre la cual no hab¨ªa grandes se?ales hasta ahora por cuestiones de calendario. S¨ª, el Madrid encaden¨® 13 victorias al inicio de temporada, asombr¨® por el cambio experimentado con respecto a temporadas anteriores, pero faltaba la prueba del algod¨®n. Un encuentro como ¨¦ste son palabras mayores y define el temple y las posibilidades de un colectivo. La respuesta del Madrid fue impecable. Domin¨® siempre, m¨¢s all¨¢ de que el marcador no mostrase nunca diferencias llamativas, pero con un detalle capital que habla de la solidez de los madridistas. Cada vez que el Tau, a base de endurecer el partido hasta abroncarlo, se pon¨ªa a tiro de remontada, el Madrid sacaba de la manga dos o tres acciones que volv¨ªan a poner tierra por medio. Tama?o acierto en esos momentos donde las din¨¢micas pueden cambiar de direcci¨®n termin¨® por desquiciar al Tau, que se vio presa de una ansiedad creciente.

En un partido donde los aleros fueron determinantes, las diferencias entre el comportamiento de Bullock y Smith por un lado y Erdogan y Rakocevic por otro lo resume perfectamente. Bullock estuvo sencillamente maravilloso, centrado, tirando cuando pod¨ªa o deb¨ªa y manteniendo ese temple que parece que nada puede perturbarle. Smith es otra cosa. No tiene la cabeza tan buen amueblada, lo que le hace cometer m¨¢s imprecisiones de las necesarias, sobre todo en la elecci¨®n de sus tiros, pero lo compens¨® de sobra con sus puntos, rebotes, robos y actividad defensiva. Adem¨¢s, ambos fueron perfectamente dirigidos por un inteligente Tunceri. Erdogan y Rakocevic, en cambio, vivieron al borde de un ataque de nervios. Son jugadores que necesitan puntos para sentirse bien. Desde el principio y ante las dificultades que les pusieron gente como Tomas, se les vi¨® apresurados, y cuando el partido lleg¨® a su definici¨®n, sus pulsaciones no eran las id¨®neas.

El Madrid entr¨® en el encuentro con pie muy firme. Poco a poco fue tomando distancia gracias a que sus tiradores estaban enchufados y a su potencia reboteadora ofensiva. Bien atados los hombres exteriores del Tau, s¨®lo faltaba comprobar c¨®mo se desarrollaba el enfrentamiento personal m¨¢s encarnizado de la liga. El que llevan protagonizando desde hace varias temporadas Felipe Reyes y Scola. Nadie complica la vida al argentino tanto como Felipe, y aunque dej¨® detalles de gran jugador, Scola nunca fue decisivo. Una vez que comenz¨® la exhibici¨®n de punter¨ªa de Bullock y Smith, el Madrid di¨® el primer aviso (21-30, minuto 4 del segundo cuarto). Viendo que por ese camino le iban mal las cosas, el Tau busc¨® otro tipo de ritmo, mucho m¨¢s trabado y peleado. Le vino muy bien este cambio de marcha y aprovech¨® la ausencia de Felipe por un golpe en el cuello para igualar el debate tres minutos despu¨¦s (35-35).

Pero el Tau se olvid¨® de su mejor t¨¢ctica al inicio del tercer cuarto, dej¨® un poco suelto al Madrid y lo pag¨® (38-51). Un par de follones m¨¢s, con la consiguiente elevaci¨®n de temperatura ambiental sumado a lo poco bueno que hizo Rakocevic y el partido segu¨ªa vivo (63-67, final del tercer cuarto). Con el marcador metido en una monta?a rusa, Bullock termin¨® con el debate con un triple estratosf¨¦rico que termin¨® con la resistencia vitoriana (80-86, minuto y medio para el final). No pod¨ªa ser otro.

En definitiva, gran victoria del Madrid, una de ¨¦sas que dan prestigio. Adem¨¢s, confirma que los blancos han recuperado su valor y autoestima y se encuentran perfectamente capacitados para disputar con quien haga falta los t¨ªtulos de esta temporada.