Ventanas cerradas
Una empresa de carpinter¨ªa met¨¢lica de Utrera despide a sus 30 trabajadores discapacitados
Los trabajadores de M¨¹nchenn Sistemas constru¨ªan ventanas de aluminio que se vend¨ªan dentro y fuera del pa¨ªs. Pero las suyas, las ventanas de su nave en Utrera (Sevilla), no dejaban ver lo que ocurr¨ªa en su interior. 30 de sus 38 empleados, todos ellos con alguna discapacidad, fueron despedidos el pasado mes de julio. Ellos denuncian que fue un cierre patronal encubierto. Sus propietarios se han declarado insolventes. Todav¨ªa no han cobrado la indemnizaci¨®n a pesar de que la justicia ha dictado que aquella decisi¨®n fue improcedente.
Con aquel despido, Sergio Olmedo, de 27 a?os, perdi¨® la esperanza de que pronto podr¨ªa independizarse e ir a vivir con su novia. Como sus compa?eros, ¨¦l encontr¨® en M¨¹nchenn la oportunidad que le birlaban otras empresas cuando descubr¨ªan que era sordomudo. En 2001 realiz¨® un curso de formaci¨®n y entr¨® a formar parte de la compa?¨ªa cuando todav¨ªa ten¨ªa una nave peque?a en Alcal¨¢ de Guada¨ªra. As¨ª empez¨® a construir ventanas.
Los ex empleados afirman que no se pod¨ªan quejar porque les desped¨ªan
La empresa argumenta que se le deben 15 millones de euros en subvenciones
Eran los buenos tiempos. Su propietario, Jos¨¦ Blas Soria, destacaba su labor para integrar a trabajadores discapacitados a los que consideraba en p¨²blico igualmente v¨¢lidos para sacar adelante sus proyectos de ventanas met¨¢licas electrosoldadas. Comprometi¨® 30 millones de euros para una nave en la carretera que une Utrera y Los Palacios, de 24.000 metros cuadrados y con capacidad para producir 2.000 ventanas diarias. Lleg¨® a tener un centenar de trabajadores.
Un a?o despu¨¦s de instalarse en la nave de Utrera comenzaron los problemas. Sergio Olmedo y el resto de sus compa?eros relatan que comenzaron a recibir encargos que no les correspond¨ªan. Al ser uno de los pocos con carnet de conducir, Sergio tuvo que coger el cami¨®n de la empresa para llevar las ventanas a los clientes, a pesar de que, al ser un Centro Especial de Empleo, sus empleados no deb¨ªan salir de la nave. "No nos pod¨ªamos quejar porque te amenazaban con echarte", afirma Antonio Martag¨®n, otro de los ex operarios. Tambi¨¦n denuncian coacciones en las elecciones sindicales y castigos desmesurados por ausencias justificadas. Israel Moya, tambi¨¦n sordomudo, fue despedido un mes sin sueldo por no acudir a la empresa un d¨ªa de puente.
Con el tiempo, la empresa dej¨® de funcionar con ¨¦xito. "Est¨¢bamos trabajando y ven¨ªan a desmontarnos la maquinaria porque la acababan de vender", recuerda Miguel Moreno, otro empleado. "Nadie nos aclaraba nada", a?ade. Las dudas se despejaron el pasado 10 de julio. Los reunieron a todos y el jefe de personal les anunci¨® una regulaci¨®n de empleo que, en realidad, supon¨ªa el despido de todos, salvo ocho trabajadores de oficina. Ese anuncio se realiz¨® sin int¨¦rpretes para los sordomudos. Muchos tuvieron que llamar a sus padres ante el desconcierto.
La empresa argumenta que no pod¨ªa sostener la plantilla porque la Junta de Andaluc¨ªa le deb¨ªa 15 millones de euros en subvenciones, una cifra que el Gobierno auton¨®mico no comparte.
Algunos empleados firmaron un documento que les permiti¨® cobrar parte de sus ¨²ltimos sueldos. Otros se negaron y no les pagaron. Seis meses despu¨¦s siguen sin recibir un euro, a pesar de que algunos contactaron con abogados, la mayor¨ªa asesorados por Comisiones Obreras. "Hemos ganado todos los juicios. Son despidos improcedentes pero la empresa se ha declarado insolvente. Ahora hay que esperar a que llegue el dinero del Fondo de Garant¨ªa Social", relata el portavoz del sindicato, Francisco Carrasco.
La gran mayor¨ªa de trabajadores despedidos sigue sin encontrar un empleo. Hay sordomudos, amputados, inv¨¢lidos y disminuidos ps¨ªquicos. La oportunidad que les brind¨® M¨¹nchenn Sistemas no la hallan en otras empresas. A Antonio P¨¦rez le falta una pierna y tambi¨¦n la esperanza de encontrar otro empleo. "No es que cobr¨¢ramos mucho ni nos trataban muy bien pero, al menos, est¨¢bamos cotizando. ?D¨®nde voy a encontrar eso ahora?", se pregunta.
Los empleados est¨¢n visiblemente indignados. Quieren una soluci¨®n que no han encontrado ni en las fotograf¨ªas que los pol¨ªticos de Utrera se han hecho con ellos ni en el silencio administrativo de la Junta.
La empresa, que lleg¨® a construir otra nave al otro lado de la carretera, est¨¢ cerrada y hasta este fin de semana ocultaba su nombre con unos cartones. Los trabajadores los arrancaron el s¨¢bado. Para que se lea bien. Para que se sepa lo que pasaba tras las ventanas de M¨¹nchenn.
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