La recta final
El discurso del PP valenciano ha pasado del estruendo a la epilepsia. Es normal que el tono pol¨ªtico suba a medida que se acerca la convocatoria electoral. Incluso que se encabrite en la recta final. Sin embargo, resulta asombroso que un partido en el poder y con todas las encuestas a favor haya mantenido un estilo irritado gran parte de la legislatura, hasta desembocar en la desesperaci¨®n victimista representada por varios miembros del Consell en la ¨²ltima semana. Tras cuatro a?os en el Palau de la Generalitat, el discurso electoral del gobierno de Francisco Camps se reduce incongruentemente a una frase: "Zapatero es malo". No defiende ni un solo logro, ni siquiera la reforma del Estatut, que apenas ha quedado relegada al reducto bochinchero del jefe del grupo parlamentario. Todo el esfuerzo del presidente y sus principales hombres se centra en un apocalipsis ex¨®geno que, como tal, rescinde todo valor al hecho auton¨®mico y lo subsume en la paranoia gen¨¦rica que vive su partido en Madrid, renunciando incluso a los m¨¦ritos que pudiera tener su gesti¨®n en una de las comunidades m¨¢s din¨¢micas de Espa?a. En la recta final, Camps ha perdido su propia perspectiva. Aunque el presidente, m¨¢s all¨¢ del hecho ovino y la obediencia ciega al pastor, tambi¨¦n puede que tenga poderosas razones para tener el arco cigom¨¢tico muy tenso y la boca al rojo vivo. Si bien los sondeos le son favorables, en buena medida son el reflejo de un electorado muy movilizado en las v¨ªsperas, pero cuya presencia electoral puede quedar rebajada en los resultados ante la reagrupaci¨®n del adversario disperso. Adem¨¢s, siendo cierto que Camps ha ganado el pulso org¨¢nico contra Eduardo Zaplana, la confecci¨®n de las listas municipales le ha abierto un sinn¨²mero de frentes internos cuyas consecuencias pueden tener efectos electorales sustantivos. Los casos de Gandia, Sueca u Ontinyent, en los que planean la escisi¨®n y la lista alternativa, son la punta del bloque de hielo que surca su proceloso oc¨¦ano psicol¨®gico. Ese disgregante suma y sigue, unido a los derrames que le infieran las opciones regionalistas y los desgastes producidos por acciones de su gobierno (o heredadas de los anteriores) como la masacre del metro, la extenuaci¨®n urban¨ªstica o la larga lista de asuntos que maneja la fiscal¨ªa, tambi¨¦n espolea su desaz¨®n, que es la que dicta el desdichado rumbo de sus ¨²ltimos meses de gobierno.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.