Mayo descubre el mestizaje
El corredor se presenta al frente de la multinacional del Saunier Duval
"La mezcla da m¨¢s riqueza". Es el primer descubrimiento de Iban Mayo, que ha pasado este invierno de ser el capit¨¢n de un equipo, el Euskaltel -verdadera selecci¨®n de Euskadi en la que lo m¨¢s ex¨®tico es un ciclista vasco, Unai Etxebarria, que corre con la bandera de Venezuela en el dorsal, y uno asturiano, Samuel S¨¢nchez, que se ha hecho ciclista en el Pa¨ªs Vasco-, a otro, el Saunier Duval, patrocinio franc¨¦s, m¨¢nager suizo, en el que junto a ¨¦l hay otros 16 ciclistas espa?oles, cinco italianos, un lituano, un suizo, un polaco, un escoc¨¦s, un franc¨¦s, un brasile?o y un holand¨¦s. "Es bonito esto. Conoces otras culturas, otros idiomas, otras formas de ver la vida. Hablas ingl¨¦s...", dice Mayo. A su espalda, los ruidos de la instalaci¨®n de un escenario junto a la piscina para la presentaci¨®n del equipo conglomerado.
"En mi nuevo equipo hay italianos, suizos, polacos, franceses... Es bonito conocer otras culturas"
Mediada la pasada temporada, Iban Mayo, de 29 a?os, el h¨¦roe de Alpe d'Huez 2003, el mismo que puso de rodillas a Armstrong en el mont Ventoux en 2004, lleg¨® a la conclusi¨®n de que gran parte de la raz¨®n de que no diera ni una estaba en el ambiente que le rodeaba, de que necesitaba cambiar para volver a ser el mismo. "Necesitaba tranquilidad; que no estuvieran los jefes del equipo tan encima de m¨ª, que me dejaran m¨¢s tranquilo", dice; "el equipo era el de casa y para los medios de casa todo lo que hac¨ªa era noticia. Y, cuando no salen las cosas, lo que ve¨ªas antes como bueno no es tan bueno y lo malo es peor. Me hac¨ªa falta un cambio de todo: de compa?eros, de directores..., una nueva motivaci¨®n".
Para otra gente, para su nuevo director, Josean Matxin, por ejemplo, aparte del nuevo aire que respira, lo que m¨¢s necesitaba Iban Mayo, el escalador at¨®mico, era una cura desintoxicante o poner los pies en el suelo.
Mayo alcanz¨® las estrellas en el Alpe d'Huez de 2003 y desde entonces sue?a con volver a repetir el n¨²mero. "La sensaci¨®n que alcanc¨¦ en el Alpe d'Huez no la puedes tener en ning¨²n otro lado. Es el summum, algo que me empe?¨¦ en volver a sentir", dice Mayo, tranquilo en un hotel de la Costa del Sol, un hecho que le permite decir a todo el mundo que su padre es malague?o y que tiene una encantadora familia en esa provincia. "Y esa necesidad", explica, "me provocaba no tanto ansiedad exactamente, sino frustraci¨®n. Cuando me sal¨ªa mal el intento, quer¨ªa volver a repetir, volver a andar bien a toda costa, y no ve¨ªa m¨¢s all¨¢. Al final, se convirti¨® en una aut¨¦ntica obsesi¨®n".
Por eso, Matxin, que se ha convertido en especialista en ciclistas renacidos -el castigado Millar, el marginado Simoni, entre otros, han rehecho sus carreras bajo la batuta del animoso bilba¨ªno-, le ha preparado un programa de descarga. Un programa cargado de compromisos, como el Giro, antes de llegar al Tour, para que no piense s¨®lo en el Tour. "Ahora", dice Matxin, "Iban debe preocuparse s¨®lo de entrenarse, de vigilar la alimentaci¨®n, de perder unos kilos, de cuidarse, de olvidarse del Tour hasta julio". Y Mayo lo agradece. "Hombre, ya s¨¦ que en enero todo se ve bien", dice, "pero Matxin siempre mira lo positivo, el ¨¢nimo, el buen humor. No hace m¨¢s que repetirme que lo importante es que me divierta, que lo pase bien".
En el Euskaltel, en el equipo en el que Mayo se hizo grande, ya apunta su heredero, Igor Anton, un vizca¨ªno que ya gan¨® en la Vuelta la etapa del Calar Alto. "Es joven y hay que darle tiempo, aunque, s¨ª, quiz¨¢s al irme le he dejado un poco con la responsabilidad, cara al viento", dice Mayo; "pero ya tienen la experiencia de lo que ha pasado conmigo. Espero que no cometan el mismo error con ¨¦l".
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