"La ¨²nica soluci¨®n a la violencia es que EE UU se retire"
Se siente acosado y se esconde. No duerme nunca m¨¢s de una noche en la misma cama. Alguno de sus hombres de m¨¢s confianza ya le ha dado la espalda. Hasta ha enviado a su familia a lugar seguro. M¨²qtada al S¨¢der siente que el fin est¨¢ cerca. Demasiados enemigos, demasiados infiltrados entre los suyos. Sin embargo, no est¨¢ enfadado tanto con Nuri al Maliki, el primer ministro iraqu¨ª, a quien considera poco menos que un t¨ªtere, como con Ayad Alaui, el ex primer ministro por el que los norteamericanos nunca han dejado de apostar. ?l ser¨ªa el verdadero art¨ªfice de la operaci¨®n para eliminar a S¨¢der y su ej¨¦rcito del Mahdi.
Pregunta. ?C¨®mo es que Maliki, en cuyo Gobierno usted ten¨ªa hasta hace poco seis ministros, ha llegado de repente a la conclusi¨®n de que son las milicias religiosas, y sobre todo la suya, el verdadero problema que hay que resolver?
"He enviado a mi familia a un lugar seguro. He hecho incluso testamento y me muevo continuamente para que no se sepa d¨®nde estoy"
"Es una tonter¨ªa lo de que presenci¨¦ la ejecuci¨®n de Sadam Husein. Si hubiera estado all¨ª, me habr¨ªan matado tambi¨¦n"
"Hay un ej¨¦rcito en la sombra, del que nunca se habla, que est¨¢ siendo adiestrado en secreto en el desierto jordano por los norteamericanos"
Respuesta. Nunca he confiado en ¨¦l. Nos encontramos en un par de ocasiones solamente. En la ¨²ltima me dijo: "Sois la espina dorsal del pa¨ªs", y luego me confes¨® que estaba "obligado" a combatirnos.
P. El hecho es que se plantean utilizar la mano dura contra su gente.
R. Ya se est¨¢ utilizando. Ayer por la noche [por el jueves] arrestaron a 400 de los m¨ªos. No s¨®lo quieren destruirnos a nosotros, sino tambi¨¦n al islam. De momento, no opondremos resistencia.
P. ?Quiere decir que entregar¨¢n las armas?
R. Durante el muharram [el mes sagrado en el que se rememora el martirio de Husein, nieto de Mahoma y tercer califa de los chi¨ªes], el Cor¨¢n nos proh¨ªbe matar. ?Que nos maten! Para un verdadero creyente no hay momento mejor para morir: el Para¨ªso est¨¢ asegurado. Pero Dios es generoso: no moriremos todos. Volveremos a hablar de esto despu¨¦s del muharram.
P. Hay quien afirma que el ej¨¦rcito y la polic¨ªa est¨¢n infiltrados por sus hombres y que los marines solos nunca lograr¨¢n desarmarlos.
R. Todo lo contrario. Nuestra milicia est¨¢ plagada de esp¨ªas, y esto no es raro porque en un ej¨¦rcito popular no es dif¨ªcil infiltrarse. Esta gente act¨²a como milicianos nuestros y lo que hace es desacreditar al ej¨¦rcito del Mahdi. Al menos hay cuatro ej¨¦rcitos preparados para lanzarse contra nosotros. Uno en la sombra, del que nunca se habla, que est¨¢ siendo adiestrado en secreto en el desierto jordano por los norteamericanos. Luego est¨¢ el ej¨¦rcito privado de Alaui, el infiel que pronto suceder¨¢ a Maliki, que se est¨¢ preparando en el antiguo aeropuerto militar de Al Muthanna. Adem¨¢s, est¨¢n los peshmerga kurdos y, finalmente, las tropas del Ej¨¦rcito de EE UU.
P. Si es cierto lo que dice, no tiene esperanza alguna de resistir.
R. Nosotros tambi¨¦n somos muchos. Representamos la mayor¨ªa del pa¨ªs. La que no quiere que Irak se convierta, como so?aba Alaui, en un Estado laico, esclavo de las potencias occidentales.
P. Desde hace una semana est¨¢ oficialmente en el punto de mira. El Gobierno afirma que las milicias religiosas ser¨ªan m¨¢s d¨¦biles sin sus l¨ªderes.
R. Me doy cuenta de ello. Por esta raz¨®n he enviado a mi familia a un lugar seguro. He hecho incluso testamento y me muevo continuamente intentando que pocos sepan exactamente d¨®nde me encuentro. De todas formas, si tuviera que morir, el ej¨¦rcito del Mahdi seguir¨ªa existiendo. Se puede matar a los hombres, pero no la fe y las ideas.
P. Se ha dicho que presenci¨® la ejecuci¨®n de Sadam. ?Es cierto?
R. Es una tonter¨ªa. Si hubiera estado all¨ª me habr¨ªan matado tambi¨¦n. En cuanto a Sadam, puedo asegurar que no he llorado por un hombre que masacr¨® a mi familia y a decenas de miles de los m¨ªos. Yo lo habr¨ªa ajusticiado en una plaza p¨²blica, para que todo el mundo viera.
P. Si usted no estuvo all¨ª, ?niega que en aquella sala de ejecuci¨®n estuviera alguno de los suyos?
R. No eran mis hombres. Era gente pagada para desacreditarme. Para hacerme aparecer como el verdadero responsable de aquella ejecuci¨®n. La prueba es que si se escucha la grabaci¨®n, cuando recitan mi plegaria omiten pasajes fundamentales. Una cosa que ni un ni?o de Ciudad S¨¢der habr¨ªa hecho. El objetivo era hacer pasar a M¨²qtada por el verdadero enemigo de los sun¨ªes. Y lo han logrado. Hace tiempo me recibieron en Arabia Saud¨ª con todos los honores. Pero justo despu¨¦s de aquella farsa al pie del pat¨ªbulo, mi portavoz, Al Zarqaui, que estaba de peregrinaci¨®n en La Meca, fue detenido. Una forma demasiado expl¨ªcita de hacerme entender que ya no estaba en la lista de los amigos.
P. De todas formas, la guerra entre chi¨ªes y sun¨ªes contin¨²a.
R. Es verdad que somos todos musulmanes e hijos del mismo pa¨ªs, pero los sun¨ªes deben alejarse de los seguidores de Sadam, de los grupos radicales, de los hombres de Bin Laden, adem¨¢s de reiterar su oposici¨®n a los estadounidenses.
P. ?Es posible que s¨®lo se vea sangre en el futuro de Irak?
R. Si el futuro es un pa¨ªs dividido en tres, no me parece que haya m¨¢s alternativas. Es lo que quiere Bush para controlarnos mejor. Seguramente no es lo que desean los iraqu¨ªes. En mi opini¨®n, s¨®lo hay una posibilidad de que se llegue a una soluci¨®n: la retirada inmediata de EE UU de Irak.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.