Un fallo esclarecedor
El Tribunal Supremo ha dictado sentencia por la que considera que las organizaciones juveniles del entorno abertzale Jarrai, Haika y Segi no son simples asociaciones il¨ªcitas, seg¨²n estableci¨® la Audiencia Nacional en 2005, sino grupos terroristas. El Alto Tribunal aumenta a seis a?os de c¨¢rcel las condenas de entre dos a?os y medio y tres a?os y medio impuestas en primera instancia. La Audiencia Nacional ha ordenado detener a los 23 encausados.
La decisi¨®n del Supremo, que estrecha y endurece el cerco al entorno de ETA coincidiendo con el regreso de la violencia terrorista, confirma por primera vez que el conglomerado de la banda se despliega en diversos frentes interrelacionados. La posici¨®n doctrinal mantenida por la mayor¨ªa de la Sala de lo Penal (tres votos a favor por dos en contra) implica que el sobreprecio de castigo aplicado a los actos terroristas recaer¨¢ no s¨®lo a los que empu?an pistolas o colocan bombas, sino a quienes participan en actos de vandalismo callejero. Los jueces parecen indicar que el terrorismo es un fen¨®meno complejo que se define por m¨¢s cosas que la sola utilizaci¨®n de las armas en un sentido estricto.
La sentencia se produjo al d¨ªa siguiente de una reuni¨®n entre el presidente Zapatero y el lehendakari Ibarretxe. El encuentro hay que interpretarlo como un gesto de normalidad institucional tras el fin de la tregua de ETA y, por esta raz¨®n, carece de sentido el intento de descalificarlo y, menos a¨²n, el de contraponerlo a la sentencia del Supremo, como ha hecho el PP. Al igual que en los d¨ªas posteriores a la declaraci¨®n del alto el fuego, los responsables del Ejecutivo central y auton¨®mico estaban obligados a intercambiar informaciones y an¨¢lisis tras el atentado de Barajas, incluso conociendo la distancia entre sus respectivas posiciones.
Pero precisamente porque ten¨ªa que tratarse de una reuni¨®n normal entre responsables institucionales, no se entiende que Zapatero quisiera colocar la reuni¨®n bajo el signo de la discreci¨®n, algo que s¨®lo sirve para acrecentar la desconfianza. En estos momentos de ruptura del consenso antiterrorista es preciso no dar la impresi¨®n de que se act¨²a a espaldas de nadie, y menos a¨²n contra nadie, por m¨¢s que el PP parezca irresponsablemente lanzado a perpetuar la crispaci¨®n vali¨¦ndose de la lucha contra el terror. No parece en ese sentido muy afortunado el pacto del PSOE con los dem¨¢s grupos pol¨ªticos para dificultar la discusi¨®n de las cinco propuestas no de ley que los populares quieren presentar en el Congreso.
Las t¨ªmidas objeciones de la direcci¨®n de Batasuna al atentado de Barajas no deber¨ªan ser suficientes para que renazcan optimismos inveterados: su potencial m¨¢s importante no es, por el momento, el de anticipar una escisi¨®n entre los terroristas y su entorno, sino el de ahondar la divisi¨®n entre los dem¨®cratas, ya demasiado profunda. La ausencia del Partido Comunista de las Tierras Vascas en el Parlamento de Vitoria, evitando as¨ª pronunciarse sobre la condena a ETA que se debati¨® ayer, demuestra los l¨ªmites a los que se enfrenta el entorno pol¨ªtico de los violentos.
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