Varapalos al urbanismo
Lo escribi¨® Voltaire hace unos 250 a?os: "Cuando vayas a tomar una decisi¨®n hazlo pensando que Europa te mira". Se anticip¨® mucho al proceso de integraci¨®n en curso, pero lo presinti¨® de tal manera que, a pesar de las lagunas y los desmayos del proyecto, su consejo resulta cada d¨ªa m¨¢s efectivo y ya es casi imposible que los Estados que lo componen puedan hurtarse a la supervisi¨®n y tutela de las autoridades comunitarias en muchas parcelas de su soberan¨ªa. Lo cual, adem¨¢s de un destino ya indefectible, constituye a menudo una garant¨ªa de racionalidad y de justicia. Tal como viene ocurriendo, en lo que nos ata?e, con los expedientes y reprimendas de los parlamentarios europeos al urbanismo valenciano.
No evocaremos aqu¨ª, por tan glosados en otras ocasiones, los procedimientos de infracci¨®n abiertos contra las leyes urban¨ªsticas valencianas (LRUV y LUV), as¨ª como las dos visitas efectuadas a estas tierras por grupos de eurodiputados para verificar las infracciones cometidas y el fundamento de las denuncias cursadas. Una intervenci¨®n esperanzadora para los damnificados reales y potenciales de los m¨¦todos legales vigentes para liberar o despojar -seg¨²n como se mire- la propiedad, pero tambi¨¦n una intervenci¨®n mortificante para los gobernantes valencianos que se ven abocados ante el Tribunal de Justicia Europeo.
Lo novedoso es que ahora se anuncia para febrero una tercera gira inspectora debido a los presuntos incumplimientos de las directivas sobre el agua, el h¨¢bitat y el medio ambiente en el Pa¨ªs Valenciano. O sea que, simb¨®licamente, el Gobierno de la Generalitat no va a levantar sus posaderas del banquillo, lo que sin duda le aleccionar¨¢ para gestionar el territorio con m¨¢s y mejor sinton¨ªa con las directrices de Bruselas, o meramente con el sentido com¨²n. El hecho de que otras regiones espa?olas est¨¦n sujetas a similares escrutinios s¨®lo puede consolar a los necios y ratificar en suma lo mucho que se ha soslayado por estos y otros pagos el citado aleccionamiento del singular ilustrado.
Por otra parte, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha resuelto que no se puede aprobar un proyecto urban¨ªstico que no tenga garantizado el suministro de agua. Una prevenci¨®n chocante de puro elemental, pero no irrelevante, pues puede afectar a numerosos planes urban¨ªsticos y ha suscitado un problema interpretativo de cuyo desenlace depende que la ¨²ltima palabra sobre el asunto -suficiencia de los recursos h¨ªdricos para urbanizar- la tenga el Gobierno auton¨®mico, o el Estado mediante las confederaciones hidrogr¨¢ficas. Tanto el subdelegado del Gobierno, Luis Felipe Mart¨ªnez, como el consejero de Territorio, Esteban Gonz¨¢lez Pons, creen que la pelota ha ca¨ªdo de su respectivo lado. A la postre se trata de establecer si los dict¨¢menes de los aludidos organismos hidrogr¨¢ficos son vinculantes o meramente preceptivos. Est¨¢ en juego la constitucionalidad de la ley valenciana en vigor de ordenaci¨®n del territorio (LOT).
En otros tiempos, y no lejanos, la mayor¨ªa de los ciudadanos, henchidos de tan entusiasta como vagoroso esp¨ªritu autonomista, hubiera considerado estos episodios como una ominosa fiscalizaci¨®n y merma de nuestras competencias pol¨ªticas. Hoy, y despu¨¦s de los estropicios cometidos en el cap¨ªtulo urban¨ªstico y medioambiental, podr¨ªamos asegurar que, la par con el descr¨¦dito de las autoridades locales y comunitarias, se ha robustecido la confianza en la mediaci¨®n de terceros, ya sea por vocaci¨®n europea, en el caso de la apelaci¨®n a Bruselas, ya por necesidad de un poder -como la Administraci¨®n central- m¨¢s lejano y ajeno a la corrupci¨®n local o a la laxitud de los gestores territoriales. Toda una descapitalizaci¨®n del llamado autogobierno o conciencia del mismo.
Cuando el PP valenciano haga balance de su gesti¨®n, lo que sin duda ser¨¢ una salmodia euf¨®rica en estos pr¨®ximos meses electorales, no deber¨ªa soslayar lo que ha sido m¨¦rito suyo: banalizar la autonom¨ªa y abrir la veda para entrar a saco en ella como se ha entrado con los llamados desarrollos urban¨ªsticos, con agua, sin ella e incluso sin territorio, como en los casos en que se especula con la mera virtualidad. Esperemos que Europa no deje de mirarnos.
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