Cada oveja con su pareja
Las monta?as de Oreg¨®n tienen un universo especial en lo que se refiere al mundo ovino. Los cient¨ªficos ya est¨¢n estudiando esas particularidades.
DESDE QUE EL C?MICO Paco Le¨®n dijera aquello de: "En Estrenos de Cartelera les presentamos Brokeback Mountain, que vendr¨ªa a traducirse como Maric¨®n de Monta?a", me di cuenta de que las grandes traducciones no dependen de la literalidad sino de la capacidad del traductor para hacerse atractivo en otro idioma. Esa traducci¨®n de Paco est¨¢ para m¨ª a la altura de la traducci¨®n que hiciera Pedro Salinas de Proust, esa traducci¨®n de Paco ha de marcar un ant¨¦s y un despu¨¦s. A m¨ª se me grab¨® en el coraz¨®n (que es donde llevan los anglosajones la memoria) y a d¨ªa de hoy cuando veo un cartel de la pel¨ªcula o el libro y leo, Brokeback Mountain se me borra el original y se me viene a la mente el t¨ªtulo en espa?ol, Maric¨®n de Monta?a. Antes de hacer este art¨ªculo he consultado con unos veinte traductores en activo, algunos de Naciones Unidas, otros de la Comisi¨®n Europea (me gusta documentarme antes de escribir estos art¨ªculos) y los he encontrado francamente divididos: unos pensaban que si bien no cab¨ªa duda de que era una traducci¨®n inolvidable, tal vez pecaba de atender m¨¢s al contenido de la historia que al t¨ªtulo real, dado que Brokeback es el nombre de unas monta?as; otros, en cambio, concretamente el 10% (un 10% marcadamente gay) estaban encantados, al pan pan y al vino, vino. A qui¨¦n co?o le importan las monta?as, la gracia est¨¢ en sus habitantes, en este caso los ya m¨ªticos Jake Gyllenhaall y Heath Ledger, que tienen en su haber una haza?a significativa: son los primeros actores que habiendo interpretado a dos homosexuales han acabado, vestidos de cowboy, clavados con chinchetas en las habitaciones de las ni?as, animando sue?os er¨®ticos. Mi teor¨ªa es que las ni?as y no tan ni?as los ve¨ªamos amarse como dos tiarrones y eso pone. Todo esto viene a cuento porque he le¨ªdo varias estudios que se est¨¢n haciendo en lo que viene a ser la zona de las monta?as de Oreg¨®n, que son, por lo que leo, la Chueca del mundo rupestre. Hasta all¨ª han ido los cient¨ªficos para estudiar el universo de la oveja. ?Qu¨¦ han encontrado? Que en la oveja se repite casi el mundo porcentaje gay que en el mundo de los humanos. Un 8% del reba?o. Eso ya lo sab¨ªan los ovejeros antes que los cient¨ªficos. Los ovejeros hab¨ªan notado que un tanto por ciento de machos en vez de montar a las hembras prefieren rozarse con otros machos o directamente penetrarlos; lo de las hembras es m¨¢s complicado, un porcentaje de ovejillas reh¨²yen a los machos pero deciden quedarse quietas, melanc¨®licas, tal vez so?ando con esa relaci¨®n l¨¦sbica a la que no saben darle forma. Tal cual. El caso es que los cient¨ªficos de las monta?as de Oreg¨®n que sab¨ªan que en el cerebro gay el hipot¨¢lamo tiene una dimensi¨®n distinta que en el cerebro heterosexual, decidieron averiguar en qu¨¦ momento de la vida de las ovejillas se produce esa diferencia. Y qu¨¦ descubrieron, aqu¨ª viene lo gordo: que es en los tres primeros meses de gestaci¨®n cuando el feto animal genera diferencias sexuales. A todo esto los ovejeros de Oreg¨®n que no tienen coraz¨®n y s¨®lo buscan el rendimiento m¨¢ximo de sus reba?os piensan que con las ovejas gays pierden dinero, porque no se reproducen y, dado que la concupiscencia es la madre de la ciencia, los cient¨ªficos empezaron a toquetear en el cerebro de los fetos para cambiarles durante la gestaci¨®n el hipot¨¢lamo de las narices. A todo esto, Martina Navratilova, mi hero¨ªna, ganadora nueve veces en Wimbledon y a la que yo dediqu¨¦ la ¨²nica letra de rock que he escrito en mi vida y cuyo estribillo dec¨ªa as¨ª: "Quiero ser bollera/ quiero ser tenista/ hacer lo que yo quiera/ en la cama/ y en la pista", ha declarado, a cuento de las rumiantes de Oreg¨®n, que las ovejas tambi¨¦n tienen derecho a disfrutar de su sexualidad. S¨ª, r¨ªanse, pero Martina tiene sus motivos: estos descubrimientos de la homosexualidad ovejil son de los que alertan a todo el mundo. Por un lado, est¨¢n los ultraconservadores americanos, que siguen columpi¨¢ndose en la certeza de que el mariconismo es un vicio que se puede curar con cierta medicaci¨®n y ayuda psicol¨®gica, y por supuesto no est¨¢n dispuestos a aceptar que es una condici¨®n con la que se nace, porque si se admite que el homosexual lo es de nacimiento habr¨ªan de admitirle los mismos derechos que a otros colectivos, y eso s¨ª que no, prefieren vivir en su mundo de creencias sin fundamento. Esto no es ninguna tonter¨ªa, las estad¨ªsticas dicen que la gente que cree que con la homosexualidad se nace es m¨¢s proclive a ser comprensiva con los derechos de los gays que los que creen que es una elecci¨®n a posteriori. Reconozc¨¢moslo: hoy estoy estupenda, repartiendo datos, estad¨ªsticas, documentaci¨®n exhaustiva. Definitivamente, me salgo. Por otro lado, est¨¢n aquellos colectivos gays, en los cuales habr¨ªamos de incluir el disgusto de mi diosa inspiradora, la Navratilova, que temen que de igual manera que ya se empiezan a encargar en algunos hospitales americanos embriones a la carta, los padres tenga la posibilidad en un futuro de solicitar que se le practique al feto la misma intervenci¨®n que a la ovejas de Oreg¨®n a fin de que la criatura salga hetero y as¨ª poco a poco hacer desaparecer a los gays de la faz de la tierra. Por su parte, los cient¨ªficos de las ovejas de Oreg¨®n dicen que las cuestiones morales no deben paralizar la investigaci¨®n. Lo confieso, hasta hace poco, v¨ªctima de prejuicios sin fundamento, pensaba que el cachondeo estaba circunscrito a las zonas urbanas, a las Chuecas de turno. Pero una cambia, viendo lo que es la monta?a en estos momentos. Dan ganas de decir eso de si la monta?a no viene a una, ?no tendr¨¢ una que ir a la monta?a?
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