ETA exigi¨® al Gobierno compromisos pol¨ªticos en una reuni¨®n en julio
La banda antepuso en el primer encuentro la creaci¨®n de la mesa de partidos al acercamiento de presos
Representantes del Gobierno y de ETA mantuvieron su primera reuni¨®n secreta en julio de 2006, pocos d¨ªas despu¨¦s de que el jefe del Ejecutivo autorizara, el 29 de junio, el inicio de contactos con la banda para intentar un fin dialogado de la violencia etarra. En ese encuentro, organizado por el Centro de Di¨¢logo Henri Dunant, con sede en Suiza, los representantes de los terroristas reclamaron que se produjeran avances, en primer lugar, en las conversaciones para constituir una mesa de partidos vascos, en vez de negociar cuanto antes mejoras para los presos etarras. Un planteamiento que no alter¨® las bases del proceso -ausencia de violencia y respeto a la legalidad- pero trastoc¨® el plan del Gobierno.
El Gobierno contaba con acercar presos si el di¨¢logo avanzaba en el verano de 2006
Las bases de Batasuna impusieron a sus l¨ªderes el rechazo a cumplir la Ley de Partidos
Desde julio, ETA fue a un proceso soberanista, y el Gobierno, a otro de fin de la violencia
Enviados del Gobierno y de la banda terrorista ETA mantuvieron en julio pasado una reuni¨®n concertada, en un pa¨ªs europeo, por el Centro de Di¨¢logo Henri Dunant, con sede en Ginebra (Suiza). En ella, se alteraron las previsiones del Gobierno de aprovechar el verano para avanzar con ETA en el fin de la violencia a cambio de medidas penitenciarias favorables para sus presos. ETA decidi¨® postergarlas y primar la constituci¨®n de la mesa pol¨ªtica, seg¨²n fuentes pr¨®ximas al proceso. La reuni¨®n se celebr¨® pocos d¨ªas despu¨¦s de que el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, autorizara, el 29 de junio, la apertura de contactos entre el Ejecutivo y ETA.
La decisi¨®n de ETA no alteraba las bases del proceso -ausencia de violencia y legalidad-, pero s¨ª sus prioridades. El fin dialogado del terrorismo se basaba en dos carriles: una mesa t¨¦cnica, formada por el Gobierno y ETA para abordar el futuro de los presos y el fin de la violencia; y otra pol¨ªtica, en la que los partidos vascos acordar¨ªan el futuro.
Las bases del alto el fuego, fijadas entre enviados del PSE y de ETA en las reuniones de Ginebra (Suiza) y Oslo (Noruega), en julio y noviembre de 2005 respectivamente, contemplaban las dos mesas, pero s¨®lo desarrollaron la t¨¦cnica. ETA asumi¨® que la mesa pol¨ªtica, su calendario, su composici¨®n y sus contenidos eran competencia exclusiva de los partidos vascos. La banda asum¨ªa delegar en Batasuna los asuntos pol¨ªticos.
El marco pol¨ªtico en que se mov¨ªa el proceso lo recogi¨® la declaraci¨®n institucional del presidente del 29 de junio. En ella Zapatero dijo que "el Gobierno respetar¨¢ las decisiones que los ciudadanos vascos adopten libremente, respetando las normas y procedimientos legales, los m¨¦todos democr¨¢ticos, los derechos y libertades de los ciudadanos y en ausencia de todo tipo de violencia y de coacci¨®n". Pero tambi¨¦n dijo que el Gobierno no pagar¨ªa precio pol¨ªtico por la paz y que mantendr¨ªa vigente la Ley de Partidos. Los dirigentes de Batasuna aplaudieron con ¨¦nfasis la declaraci¨®n de Zapatero la tarde del 29 de junio.
ETA, tres meses antes, en su anuncio de alto el fuego permanente, no hab¨ªa reivindicado ni el derecho a la autodeterminaci¨®n ni Navarra. Se limit¨® a se?alar que "la decisi¨®n que los ciudadanos vascos adoptemos en el futuro debe ser respetada". Todo se ajustaba a las bases del proceso que los interlocutores acordaron antes del alto el fuego.
El Gobierno se hab¨ªa fijado un calendario para el proceso que empezaba con la declaraci¨®n del presidente, el 29 de junio, y segu¨ªa en verano con las conversaciones entre el Ejecutivo y ETA. El Gobierno contaba con que las negociaciones del verano servir¨ªan para iniciar acercamientos de presos de ETA a las c¨¢rceles vascas y aumentar el compromiso de la banda con el fin de la violencia. Desde meses atr¨¢s, Instituciones Penitenciarias contaba con un plan muy preciso.
Zapatero desvel¨® su calendario, en su declaraci¨®n del 29 de junio, al anunciar que a fines de septiembre el ministro del Interior informar¨ªa a los partidos de las conversaciones con ETA, lo que la banda aprovech¨® para presionar. El calendario contaba, tambi¨¦n, con que a fin del verano Batasuna ser¨ªa legal con la Ley de Partidos. Y, en oto?o, con la izquierda abertzale legal, se constituir¨ªa la mesa de partidos, con un calendario indefinido.
En las conversaciones previas al alto el fuego del PSE y ETA la representaci¨®n socialista defendi¨® mantener la Ley de Partidos y contempl¨® la posibilidad de que Batasuna pudiera funcionar "de hecho". Tambi¨¦n previ¨® que si ETA cumpl¨ªa su compromiso de alto el fuego, la actuaci¨®n policial se relajar¨ªa. No sucedi¨® ni lo uno ni lo otro.
La reuni¨®n que celebran, en julio, l¨ªderes del PSE y de Batasuna, que supone el reconocimiento de los interlocutores del partido ilegal, tiene como objetivo animar a la izquierda abertzale a legalizarse.
Pero los planes del Gobierno se ven alterados en su reuni¨®n de julio con ETA, que rechaza iniciar conversaciones para acercar presos y avanzar en el fin de la violencia, temas sobre los que exist¨ªa un plan preciso. ETA prima la constituci¨®n de la mesa pol¨ªtica con participaci¨®n de Batasuna, en la que todo est¨¢ por hacer.
ETA lo deja claro en el comunicado que publica el 17 de agosto. En ¨¦l, se?ala, por vez primera, que el proceso "est¨¢ inmerso en una evidente crisis", cuyo origen sit¨²a en "la actitud mezquina de los partidos pol¨ªticos que no han tomado decisiones profundas en el camino de reconocer a Euskal Herria un marco democr¨¢tico". E incluso responsabiliza de "este bloqueo" al PSOE y PNV, que "pretenden construir un proceso a la medida de sus intereses y necesidades".
ETA afirma que su prioridad es la mesa pol¨ªtica. Sobre los presos, se limita a hacer una referencia ret¨®rica sobre las "medidas de excepci¨®n que se est¨¢n adoptando" contra ellos.
El calendario del Gobierno se trastoca, tambi¨¦n, con la legalizaci¨®n de Batasuna. Los intentos de sus l¨ªderes, en verano, de convencer a sus bases para dar con una f¨®rmula que permita su legalizaci¨®n por la Ley de Partidos son bald¨ªos. Las bases de Batasuna se imponen con el argumento de que cumplir la Ley de Partidos no garantiza su legalidad. Se amparan en que la v¨ªa penal, que ha utilizado el juez Fernando Grande-Marlaska, prorrogada por dos a?os en un auto de enero de 2006, est¨¢ impidiendo su actividad y la de sus l¨ªderes que, incluso, son encarcelados. Batasuna concluye que "Zapatero no controla el Estado".
El oto?o llega con Batasuna en la ilegalidad, sin ning¨²n movimiento de presos ni avances en el fin de la violencia. Al contrario, coincidiendo con el comunicado de ETA, en agosto, renace la violencia, con la kale borroka, paralizada desde marzo, y que crecer¨¢ hasta romper el proceso en diciembre.
El Gobierno, pese a cambiar el calendario y observar el aumento de la violencia, decide seguir. En septiembre, PNV, PSE y la ilegalizada Batasuna mantienen contactos discretos para avanzar en la constituci¨®n de la mesa de partidos. Las conversaciones encallan en noviembre. Batasuna pretende cerrar un acuerdo previo a la constituci¨®n de la mesa sobre el derecho a decidir y Navarra. En este caso quiere aprobar un ¨®rgano com¨²n de Navarra y Euskadi, con capacidad legislativa. El Partido Nacionalista Vasco y el PSE se plantan.
Con el proceso encallado y con ETA manteniendo sus brotes de violencia -el robo de pistolas en Francia, a fines de octubre, marca su mayor tensi¨®n-, se celebra el ¨²ltimo encuentro entre enviados del Gobierno y la banda, a mediados de diciembre.
ETA, en la reuni¨®n, hace un planteamiento pol¨ªtico global -con Navarra y el derecho a decidir- que la delegaci¨®n gubernamental rechaza. ETA ya no s¨®lo ha alterado el calendario, sino que tutela pol¨ªticamente a Batasuna. Pero se compromete a seguir el proceso. A las dos semanas lo rompe con los dos muertos de Barajas.
El comunicado reivindicativo del atentado, en el que dice que no pretend¨ªa causar v¨ªctimas, aclara lo sucedido en la reuni¨®n de diciembre: "En lugar de acordar las bases de un nuevo marco pol¨ªtico que traiga la superaci¨®n del conflicto y que reconozca los derechos de Euskal Herria, [el Gobierno] ha establecido como tope del proceso los l¨ªmites de la Constituci¨®n espa?ola y de la legalidad".
Aunque el proceso termin¨® el 30 de diciembre, su deterioro se inici¨® en julio, con el cambio del calendario por ETA. ?Por qu¨¦ ETA lo alter¨®? ?Por qu¨¦ no asumi¨® su compromiso de ceder la pol¨ªtica a Batasuna, acordado en las conversaciones previas?
El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, dio su versi¨®n de la crisis del proceso, un mes antes de romperse: "[La crisis] obedece a la resistencia de ETA a abandonar su viejo papel de garante o tutor de los acuerdos pol¨ªticos entre partidos en Euskadi y, en el fondo, a un v¨¦rtigo y miedo a hacer pol¨ªtica por la izquierda radical sin el tutelaje de las armas".
Imaz interpretaba, en este sentido, que "la percepci¨®n de sectores de Batasuna, tras el alto el fuego, ha sido de una debilidad social y pol¨ªtica mayor que la prevista", pues "la capacidad de movilizaci¨®n que mostr¨® en el alto el fuego de 1998 queda muy lejos". Y la constataci¨®n de su soledad en las reuniones de partidos, en las que no pudo imponer sus planes soberanistas al no apoyarle el PNV.
Pero Imaz, igual que Zapatero, confiaba, pese a todo, en un final feliz del proceso. Un mes antes de su ruptura, dec¨ªa: "Los elementos que han contribuido a dibujar y vislumbrar el fin de la violencia en Euskadi siguen ah¨ª. Los cambios profundos en el contexto internacional, en la sociedad vasca, en su concienciaci¨®n y movilizaci¨®n en torno a las v¨ªctimas -que han achicado el espacio violento- son reales y el cambio y la voluntad de hacer pol¨ªtica en muchos sectores de la izquierda radical que durante a?os ha dado cobertura pol¨ªtica a la violencia est¨¢ vigente. Y los tres a?os y medio sin asesinatos tampoco es un dato balad¨ª".
Todo ello salt¨® por los aires con el atentado del 30 de diciembre en Barajas. Y m¨¢s all¨¢ de algunas supuestas explicaciones posteriores de la banda (afirmando que no quer¨ªa romper), el hecho es que desde julio apost¨® por un proceso de avance en la soberan¨ªa mientras el Gobierno quiso un proceso de fin de la violencia, en el que la izquierda abertzale, con su presencia pol¨ªtica, sustituyese a ETA. Fueron dos visiones distintas del mismo proceso.
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