El PNV pide extremar la presi¨®n policial frente a ETA
El atentado de Barajas del pasado 30 de diciembre que puso fin al proceso para el fin dialogado de la violencia en Euskadi ha elevado el nivel de exigencia de PSE y PNV respecto de la izquierda abertzale. Ambas formaciones ya no se conforman con pasos intermedios ni meras reflexiones en voz alta del estilo "con bombas no hay proceso". El cambio de actitud es m¨¢s significativo entre los nacionalistas, que ahora reclaman mano dura en el terreno policial y judicial contra el entorno de ETA.
Mientras una Batasuna noqueada sale del shock y se prepara para "reflexionar", socialistas y peneuvistas no se han cruzado de brazos. Y va tomando forma una respuesta unitaria, sostenida en un diagn¨®stico compartido sobre los pasos a seguir para evitar frentismos como los vividos tras el fracaso de la tregua de 1998, al tiempo que se aparcan los desencuentros. "Una actitud de claridad frente a ETA que pasa por extremar la presi¨®n policial y judicial contra los terroristas y que la izquierda abertzale no campe a sus anchas", se?alan en el PNV. Desde el partido que preside Josu Jon Imaz se sostiene gr¨¢ficamente que es el "momento de ense?ar los dientes" a ese mundo.
Patxi L¨®pez (PSE) pide a los populares que no da?en la fuerza del Estado de derecho con "pol¨ªticas irresponsables"
Los peneuvistas han comprobado la "clara tutela" ejercida por ETA sobre Batasuna
Los nacionalistas defienden "ense?ar los dientes a Batasuna para que no campe a sus anchas" El PSE corta el di¨¢logo con Batasuna hasta que no le pida a la banda que se disuelva
Por eso el PNV valora especialmente la reuni¨®n celebrada en Madrid el pasado 11 de enero entre los m¨¢ximos responsables de Interior de los gobiernos vasco y central. Un encuentro donde el consejero Javier Balza traslad¨® un an¨¢lisis muy crudo de los posibles pasos inmediatos de los terroristas basado en la informaci¨®n que arroja la desarticulaci¨®n parcial del comando Vizcaya. La amenaza vertida por ETA en su ¨²ltimo comunicado de "responder" en funci¨®n de las "agresiones" a la izquierda abertzale se interpreta como anticipo de posibles atentados selectivos de respuesta, seg¨²n fuentes policiales.
Patxi L¨®pez, el l¨ªder del PSE, considera conveniente desplegar un cord¨®n sanitario frente a Batasuna mientras no le diga a ETA "hasta aqu¨ª hemos llegado" y le exija su disoluci¨®n. Y, a la vez, reclama "reafirmar la fuerza del Estado de derecho y no de ponerlo en crisis por pol¨ªticas partidistas irresponsables". Un mensaje cuyo destinatario, el PP vasco, es la ¨²nica formaci¨®n que en Euskadi no necesita resituarse. Simplemente, mantener su discurso inmisericorde contra los socialistas y el lehendakari. Un d¨ªa exigiendo a Zapatero que inste la ilegalizaci¨®n de EHAK a trav¨¦s de una proposici¨®n no de ley -pendiente a¨²n de discusi¨®n- o como el viernes pasado en la C¨¢mara vasca, en una sesi¨®n que evidenci¨® que tampoco le ser¨¢ f¨¢cil valerse del Parlamento para sus intereses "partidistas". De mantenerse esa respuesta conjunta del tripartito (PNV, EA y EB), socialistas y Aralar, el PP ver¨ªa su estrategia de desgaste tocada.
Pero la complicidad Imaz-L¨®pez no supone un giro de 180 grados del PNV en las materias de desencuentro con los socialistas, como la Ley de Partidos o la pol¨ªtica penitenciaria. Simplemente, ¨¦stas no ser¨¢n condiciones para tejer el colch¨®n pol¨ªtico frente a ETA al que aspira Zapatero. Tampoco implica para el PSE una renuncia a ser alternativa al nacionalismo en ayuntamientos y diputaciones a cuatro meses de los comicios.
"Zapatero sabe que el Pacto Antiterrorista es inviable, que tendr¨¢ que ir a la reuni¨®n de la comisi¨®n de seguimiento a escuchar el chorreo del PP, pero que la unidad la debe construir sobre nuevos consensos y complicidades", asegura Josu Erkoreka, el hombre de Imaz en el Congreso y uno de los interlocutores del ministro Rubalcaba para afianzar la mayor¨ªa parlamentaria que hizo posible en mayo de 2005 explorar el final dialogado de la violencia.
Si quien decidi¨® colocar la furgoneta bomba en la T-4 pensaba en meter as¨ª m¨¢s presi¨®n a la olla para forzar la mesa de partidos recreando el caso irland¨¦s, adem¨¢s de sepultar el proceso de paz, ha logrado el efecto contrario. Los l¨ªderes del PNV y del PSE, Josu Jon Imaz y Patxi L¨®pez, respectivamente, que mantuvieron un encuentro a principios de la semana pasada, han echado la persiana del di¨¢logo pol¨ªtico con Batasuna tal y como funcion¨® hasta el 30-D. Durante las ¨²ltimas reuniones celebradas en diciembre entre PNV y la formaci¨®n ilegalizada, pocos d¨ªas antes del encuentro entre emisarios del Gobierno y de ETA, los peneuvistas constataron la "clara tutela" ejercida por ETA sobre Batasuna. La izquierda abertzale se enfrenta, una vez m¨¢s, a la gran decisi¨®n. No es la primera vez que en ETA y Batasuna la lucha armada es motivo de debate. "La cuesti¨®n es si las cr¨ªticas llegan a la direcci¨®n de ETA. Porque si no, puede volver a hacerse realidad aquella m¨¢xima mao¨ªsta de que las contradicciones que provoca la lucha armada se superan con m¨¢s lucha armada", explica un buen conocedor de la vida interna de Batasuna. Y en ETA ya se ha producido un relevo generacional, donde los nuevos activistas llegan con un bagaje pol¨ªtico pr¨¢cticamente inexistente, pero con un discurso "mitificado de la agon¨ªa de la patria y del territorio invadido", destaca un observador. Esa generaci¨®n puede haber tomado las riendas de una nueva ETA mientras su brazo pol¨ªtico se sit¨²a al borde del abismo, reflexionando.
El 'factor Ibarretxe'
La vuelta a la primera l¨ªnea pol¨ªtica del lehendakari -desempolvando en su discurso de fin de a?o el plan Ibarretxe, y su convocatoria unilateral de la manifestaci¨®n Por la paz y el di¨¢logo, que a punto estuvo de malograr la marcha de repulsa al atentado- obliga al PNV a hilar muy fino con quien salv¨® al partido en las elecciones auton¨®micas de 2001.
El l¨ªder peneuvista, Josu Jon Imaz, tuvo que emplearse a fondo de la mano del PSE para reconducir el entuerto de un lema inicial que abr¨ªa la puerta a la participaci¨®n de Batasuna en la marcha de Bilbao. Pero para entonces, Ibarretxe llevaba tiempo trabajando en su idea de convertir en protagonista a la sociedad vasca. Antes del atentado, para "blindar" el proceso. Tras el 30-D, como aldabonazo a la clase pol¨ªtica para que consiga "la paz y acuerdos pol¨ªticos" que deber¨¢n ser refrendados luego por los ciudadanos.
"No es un animal pol¨ªtico que sabe adaptarse a las nuevas coyunturas. Lleg¨® como el gran gestor, pero se ha convertido en un presidente de ideas fijas", se?alan fuentes nacionalistas. No es que la actual direcci¨®n del PNV crea que Ibarretxe est¨¢ "amortizado", como interesadamente ha sugerido esta semana Xabier Arzalluz. De hecho, Imaz pretende liderar dentro y fuera de su partido el arrope a la m¨¢xima autoridad institucional vasca en su encausamiento por el alto tribunal vasco por su reuni¨®n con Batasuna.
Ibarretxe, lehendakari gracias a dos votos de EHAK, vuelve a entrar en escena con la carta del di¨¢logo en la mano. Lo que el PNV pretende evitar es que se cuele como un elefante en una cacharrer¨ªa. No hay que olvidar que el presidente vasco ya amag¨® un mes antes del alto el fuego con tomar la iniciativa pol¨ªtica si antes del verano ETA y el Gobierno no daban pasos para la paz. La llegada del alto el fuego permanente le recluy¨® en Ajuria Enea. Pero a Ibarretxe, como ¨¦l mismo repite hasta el hast¨ªo, no le quita nadie la esperanza, el "mejor aliado para conseguir la paz", asegura. Tras la manifestaci¨®n de Bilbao, el jefe del gobierno vasco interpret¨® que la multitud demandaba a los pol¨ªticos soluciones. Y anunci¨® que retomar¨¢ la iniciativa pol¨ªtica.
Josu Jon Imaz es consciente del factor Ibarretxe, un elemento de manejo complicado y con derivada en la guerra interna que se librar¨¢ en el PNV a partir del pr¨®ximo mes de septiembre. El presidente Zapatero, tambi¨¦n. De ah¨ª la reuni¨®n de esta semana.
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