Hillary y Obama
Las pr¨®ximas elecciones presidenciales en Estados Unidos prev¨¦n ser unas de las m¨¢s excitantes de su historia a la luz de la decisi¨®n, casi definitiva, de que por primera vez una ex primera dama -Hillary Rodham Clinton- y un afroamericano -Barack Obama- aspiran a la Casa Blanca por el bando dem¨®crata. La senadora por Nueva York anunci¨® ayer la creaci¨®n de un comit¨¦ exploratorio para empezar a recabar fondos y personal d¨ªas despu¨¦s de que su colega por Illinois hiciera lo mismo. Ambos poseen te¨®ricamente capacidad para desempe?ar el cargo, pero necesitar¨¢n mucho esfuerzo para disipar el odio entre el electorado conservador hacia la esposa de Bill Clinton y los recelos en capas de la propia minor¨ªa negra con Obama por su presunta tibieza en defender las causas sociales.
Aun cuando queda todav¨ªa mucho trecho hasta las elecciones de noviembre de 2008, cada vez parece m¨¢s evidente que los dem¨®cratas tienen en esta ocasi¨®n grandes probabilidades de reconquistar la presidencia tras un periodo de ocho a?os republicano y la sensaci¨®n general de que la revoluci¨®n conservadora ha muerto. La doble mayor¨ªa lograda en la C¨¢mara y el Senado por el partido de Clinton en los comicios legislativos del pasado noviembre parecen atestiguarlo. Existe como un deseo general de cambiar de tim¨®n, sobre todo tras la convicci¨®n de que la ocupaci¨®n militar de Irak ha resultado ser un fracaso. "He comprobado cu¨¢n hambrientos estamos todos de otro tipo de pol¨ªtica", ha afirmado Obama.
A diferencia de Hillary Clinton, el joven senador por Illinois se mostr¨® muy cr¨ªtico con la intervenci¨®n norteamericana. Tuvo la ventaja de no tener que votarla pues lleg¨® al Senado en noviembre de 2004. Hillary la respald¨®, aunque es verdad que, al igual que otros de sus colegas como John Kerry o el ex senador John Edwards (¨¦ste ya ha anunciado que se presentar¨¢ de nuevo a las primarias del partido), cambi¨® luego.
Nadie discute la preparaci¨®n de Hillary. Tiene bastante m¨¢s experiencia que Obama e incluso m¨¢s que Edwards gracias a su primera etapa de colaboraci¨®n durante la presidencia de su esposo en asuntos sociales. Sin embargo, su plan para emprender la reforma sanitaria fue archivada ante las fuertes resistencias que suscit¨®. Se ha granjeado desde entonces las iras de los sectores m¨¢s conservadores, pero tambi¨¦n otros progresistas la tildan de ser demasiado ambigua. En cualquier caso, a d¨ªa de hoy Hillary aventaja en las encuestas tanto a Edwards como Obama. Pero la carrera hacia la Casa Blanca no ha hecho sino empezar.
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