Antes de Madeleine

Madeleine Z., la mujer de 69 a?os que el d¨ªa 12 se suicid¨® en su casa de Alicante, es el ¨²ltimo caso conocido de una lista de enfermos terminales que han planteado el mismo debate: su voluntad de decidir su fin con dignidad. Ram¨®n Sampedro y Jorge Le¨®n, en Espa?a; Vincent Humbert, en Francia; Piergiorgio Welby, en Italia, y Josiane Chevrier, en Suiza, agitaron la sociedad con su decisi¨®n de ser ellos quienes fijaran el momento y la forma de su adi¨®s.

Todos ellos compartieron la determinaci¨®n de Madeleine, una mujer con una vida llena de experiencias, desde su huida de un tren nazi hasta los felices a?os en los que regent¨® un restaurante franc¨¦s en Alicante, o su ¨¦poca de bohemia en Par¨ªs. Con un pasado pleno, Madeleine quer¨ªa tener el control sobre su futuro, y no acabar inv¨¢lida como consecuencia de la esclerosis lateral amiotr¨®fica (ELA) que padec¨ªa desde 2001. Esta enfermedad debilita m¨²sculo a m¨²sculos hasta que fallan aquellos que mueven los pulmones y el paciente se asfixia o se encadena a un respirador artificial.

Ni Madeleine ni sus antecesores lo tuvieron f¨¢cil. En Europa, s¨®lo dos pa¨ªses -Holanda y B¨¦lgica- han despenalizado la eutanasia. El suicidio asistido s¨®lo se permite, adem¨¢s, en Suiza. A este pa¨ªs acuden enfermos de todo el mundo para dirigir sus ¨²ltimos momentos.

Chevrier cont¨® con el apoyo de la organizaci¨®n suiza Exit para su suicidio. Welby, en Italia, consigui¨® que un m¨¦dico le retirara el respirador. El m¨¦dico y la madre de Humbert fueron procesados en Francia. En Espa?a, Sampedro y Le¨®n urdieron artima?as para que la justicia no persiguiera a quienes les ayudaron.

Madeleine no quiso complicarle la vida a nadie. Con la compa?¨ªa de una amiga y dos voluntarios de la asociaci¨®n Derecho a una Muerte Digna, y tras ponerse unas gotas de su perfume favorito, tom¨® un helado con los f¨¢rmacos indicados.