Desalojados por una vieja deuda del asilo
17 ancianos deben abandonar por orden judicial la residencia de Pozuelo de Alarc¨®n donde viven porque el inmueble fue subastado y vendido a un empresario
Teo est¨¢ muy preocupado por Carmen. Teme que deje de comer si les echan del asilo y les separan. La anciana, que lleva m¨¢s de cuatro a?os en la residencia, s¨®lo accede a abrir la boca si es ¨¦l quien le da la comida. Con 66 a?os, Teo es uno de los internos m¨¢s j¨®venes, mientras que el mayor de los 17 ancianos que viven en la residencia geri¨¢trica Margarete de Pozuelo de Alarc¨®n est¨¢ a punto de cumplir 95.
Casi todos han pasado ya los 80 y se desplazan en silla de ruedas. Cinco necesitan atenci¨®n constante y no pueden valerse por s¨ª mismos sin la ayuda de las cuidadoras. Pero desde hoy tendr¨¢n que salir de all¨ª, y hacerlo antes de tres d¨ªas, por una vieja deuda de la direcci¨®n que concluye con una orden de desalojo.
Algunas familias a¨²n desconocen el centro que les ha asignado la Comunidad de Madrid
"No quiero irme, no estar¨¦ mejor en ning¨²n otro sitio", explica uno de los residentes
Teo, que se mueve en una silla de ruedas por una operaci¨®n de hernia mal resuelta hace 30 a?os, ayuda a las cuidadoras a poner y quitar la mesa, hace chapuzas en el jard¨ªn y se encarga de Carmen, entre otras ocupaciones. "Ella no querr¨¢ comer nada y seguro que tendr¨¢n que alimentarla con sonda si yo no estoy a su lado", explicaba ayer el hombre con un nudo en la garganta.
"No quiero irme, aqu¨ª siempre tengo algo que hacer, no creo que est¨¦ mejor en otro sitio", a?adi¨® a los pies de su cama. En la planta baja, los dem¨¢s ancianos pasaban ayer la tarde mirando la tele en el sal¨®n mientras algunos de los familiares discut¨ªan en uno de los despachos para encontrar una soluci¨®n.
El edificio de tres plantas con patio y jard¨ªn, situado en el n¨²mero cinco de la calle de Juan D¨ªaz Mula, debe quedarse vac¨ªo antes del mi¨¦rcoles por orden judicial, aunque la mayor¨ªa de los familiares y los ancianos no conocen a¨²n el lugar exacto donde ser¨¢n trasladados.
"Nos avisaron hace unos d¨ªas de que saldr¨ªan de aqu¨ª, se los empiezan a llevar ma?ana [por hoy] y ni siquiera nos han aclarado d¨®nde", explicaba indignada Julia, la sobrina de Teo.
Su t¨ªo es uno de los seis ancianos cuyo traslado est¨¢ previsto esta ma?ana. Son los que han tenido peor suerte, porque ser¨¢n trasladados a una residencia temporal de la Comunidad de Madrid, donde pueden permanecer un m¨¢ximo de tres meses. Pasado ese periodo, cada familia tendr¨¢ que buscar por su cuenta para encontrarles una nueva plaza geri¨¢trica.
"Mi madre lleva m¨¢s de 40 a?os dedicada a este centro, s¨®lo pedimos que les busquen un buen acomodo a todos, que se hagan cargo de ellos y atiendan a sus necesidades", explica Paloma Oteo, la hija de la directora, Luisa, que lleva toda la ma?ana lament¨¢ndose, sin parar de fumar. Paloma naci¨® en ese edificio hace 35 a?os. Desde entonces, tambi¨¦n ha sido su casa.
Las familias de los seis ancianos destinados a una residencia temporal denunciaron ayer en la comisar¨ªa de Pozuelo a los servicios sociales municipales, porque consideran que no les facilitaron toda la informaci¨®n y se sienten enga?ados.
"A m¨ª me llamaron pidi¨¦ndome que firmara el consentimiento y me aseguraron que el resto lo hab¨ªa hecho ya, pero era mentira", explica Fidel, hijo de otra interna.
Mar¨ªa, que tiene en el geri¨¢trico a su esposo, estaba muy nerviosa. "Me pidieron que lo firmara en blanco, sin rellenar nada, y me amenazaron con plantar a mi marido en la puerta de mi casa si no lo hac¨ªa", asegura.
El documento en el que se niegan a poner sus nombres les compromete a dejar la plaza de la nueva residencia libre "en la fecha de finalizaci¨®n del periodo concedido" por la Consejer¨ªa de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid. Tambi¨¦n a facilitar la medicaci¨®n que necesiten los ancianos y acompa?arlos al hospital cada vez que sea necesario.
Una portavoz de la Consejer¨ªa explic¨® ayer que el desalojo de Pozuelo es un asunto "estrictamente privado" que deben resolver entre la direcci¨®n del centro y el nuevo propietario del inmueble. Para no dejar a los ancianos en la calle, los servicios sociales regionales se han hecho cargo de la distribuci¨®n de los residentes entre centros permanentes y temporales. El reparto se realiza en funci¨®n de un baremo que analiza aspectos como la renta familiar, entre otros. La portavoz aclara que el hecho de que algunos desconozcan el destino al que van es porque a¨²n se les est¨¢ buscando acomodo.
La historia que est¨¢ a punto de concluir con un desalojo comenz¨® con una deuda hipotecaria de 2.400 euros que la directora del Margarete no pudo pagar en 1986 a Ibercaja, la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Arag¨®n y Rioja. Se inici¨® un juicio en Zaragoza y el inmueble sali¨® a subasta p¨²blica. La Caja de Zaragoza se hizo con el terreno por 216.364 euros. En 1999, el juzgado decret¨® que el edificio ten¨ªa que pasar a manos del banco que lo hab¨ªa adquirido. Las gestoras de la residencia presentaron diversos escritos que fueron desestimados y en abril de 2004 se orden¨® por primera vez el desalojo del centro geri¨¢trico.
En aquella ocasi¨®n no lleg¨® a producirse el desalojo porque ambas partes acordaron que la directora comprara el edificio. Su hija asegura que lo tasaron en 798.000 euros, que estaban dispuestas a abonar. Pero el acuerdo nunca se cerr¨® y finalmente el inmueble sali¨® a subasta. Ahora pertenece a un empresario que no est¨¢ interesado en el geri¨¢trico, rodeado de modernos chal¨¦s.
"Cuando mi madre se enter¨® de que lo hab¨ªan vendido sin consultarnos, le dio un infarto", recordaba ayer Paloma Oteo. "?Qui¨¦n se preocupa de los ancianos? Lo que buscan las administraciones es quit¨¢rselos de encima cuanto antes, sin preocuparse de c¨®mo les va a afectar todo esto", a?adi¨® molesta.
Julia, la madre de Fidel, tambi¨¦n tendr¨¢ que mudarse ma?ana y ser¨¢ trasladada a un centro temporal despu¨¦s de pasar dos a?os en la residencia. Ella descansa en su habitaci¨®n mientras su hijo explica c¨®mo vive. Tiene que acudir al hospital cada dos d¨ªas para someterse a una di¨¢lisis "que la deja destrozada", seg¨²n Fidel. Esos d¨ªas se levanta a las seis de la ma?ana y una hora m¨¢s tarde la recoge la ambulancia. Su consuelo es que acude con otra anciana del asilo y "juntas se dan fuerza", explica el hijo.
"Esta ma?ana me han pedido que no las separen pero les he dicho que no depende de m¨ª", a?ade. Hace 15 d¨ªas quisieron ingresar a Julia, que pidi¨® que la dejaran en el asilo. "Quiero quedarme en casa", coment¨®. "S¨®lo reclamo que le den una plaza a mi madre en un sitio tan bueno como ¨¦ste, no estoy pidiendo la luna", a?ade Fidel.
Las familias y las cuidadoras met¨ªan ayer las pertenencias de los residentes en sus maletas. Ninguno esperaba enfrentarse a una nueva mudanza a estas alturas. Oteo intent¨® explicar medio enfadada el estado de ¨¢nimo de los ancianos: "Est¨¢n todos desorientados y nerviosos, no saben lo que les va a pasar a partir de ahora, ?c¨®mo te sentir¨ªas si te echaran de tu casa de buenas a primeras a los 80 a?os?".
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