Discriminaci¨®n laboral
Qui¨¦n no recuerda a las sufridas mujeres, la mayor¨ªa de avanzada edad, trabajando de sol a sol en las f¨¢bricas de conservas o salaz¨®n de cualquier pueblo de la r¨ªa de Arousa, donde realizando el mismo trabajo que los hombres percib¨ªan menos de la mitad del salario, adem¨¢s de aguantar la humillaci¨®n y los insultos de los encargados de las f¨¢bricas. Esto ocurr¨ªa en los a?os sesenta y setenta. Hoy d¨ªa contin¨²a sucediendo, despu¨¦s de la Constituci¨®n de 1978 y a pesar de que vivimos en plena sociedad democr¨¢tica y de libertades.
La discriminaci¨®n laboral es tan habitual y real que parece obviarse por parte de los agentes sociales, empresarios y sindicatos, as¨ª como por parte de toda la sociedad. A estas alturas parece normal que una mujer asalariada perciba inferior salario que un hombre, a pesar de desempe?ar la misma categor¨ªa profesional y realizar un mismo trabajo dentro de la misma actividad. ?Por qu¨¦ la mayor¨ªa de las mujeres consienten estas situaciones y no las denuncian? ?Acaso temen perder su puesto de trabajo? Algunas de ellas trabajan m¨¢s de ocho horas y perciben un salario mensual que no llega a los 600 euros. ?Merece la pena vivir esta esclavitud, en pleno siglo XXI? Luego a¨²n tenemos que aguantar a muchos comentaristas pol¨ªticos decir que Galicia va bien. Les ir¨¢ bien a ellos, pues la realidad es otra bien distinta para muchas mujeres y familias humildes de nuestro entorno.
Los poderes p¨²blicos tienen mucho que decir en este asunto. Conocen la realidad que est¨¢n a vivir muchas mujeres, ahora s¨®lo tienen que hacer cumplir la legalidad vigente y defender el acatamiento de un derecho fundamental contemplado en el art¨ªculo 35 de la Constituci¨®n espa?ola, "todos los espa?oles tienen derecho a una remuneraci¨®n suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ning¨²n caso pueda hacerse discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo".
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