La colecci¨®n permanente se transforma
Un 35% de nuevas obras completar¨¢n los 30.000 metros cuadrados adicionales de exposici¨®n
Las se?as de identidad de un museo est¨¢n en su colecci¨®n permanente. No es exagerado afirmar que todo el mundo busca la Gioconda en el Louvre; las obras maestras de Rembrandt en el Rijksmuseum de Amsterdam o lo mejor de Pollock en la Tate de Londres. El Museo Nacional Reina Sof¨ªa de Madrid tiene en el mural Guernica, de Pablo Picasso, su gran reclamo para los visitantes. Pero tiene muchas otras obras que, en conjunto, forman la esencia de lo que fue la vanguardia hist¨®rica, adem¨¢s de otros muchos atractivos que ahora salen de sus fondos. Ana Mart¨ªnez de Aguilar, responsable del museo desde hace poco m¨¢s de dos a?os, ha emprendido la transformaci¨®n de la colecci¨®n permanente. Ser¨¢n 30.000 metros cuadrados de exposici¨®n en los que habr¨¢ un 35% de material nuevo que no se hab¨ªa expuesto. Es un cambio que estar¨¢ definitivamente terminado a finales del 2008, pero cuya esencia puede ser ya contemplada por los visitantes.
El 'Guernica' ocupa un altar en torno al cual giran las obras y artistas del siglo XX
La nueva disposici¨®n de la colecci¨®n permanente se mueve en torno a cuatro ejes que ocupar¨¢n las cuatro plantas principales del edificio central: Estructuras (el espacio), el Canon (las vanguardias), el Signo y el Gesto (la abstracci¨®n ) y el Tiempo (el proceso y todas las ¨²ltimas tendencias).
La primera planta a¨²n no est¨¢ lista, pero ya est¨¢ decidida cu¨¢l ser¨¢ la pieza que la presida: el conjunto escult¨®rico Equal Parallel / Guernica Bengasi, de Richard Serra. Desaparecido de los fondos del museo hace 10 a?os, ha sido reconstruido por el artista. Volver a disfrutar ante las 38 toneladas de acero de este gran genio del minimalismo ser¨¢ sin duda un plato fuerte. Esculturas de Chillida en gran formato enriquecer¨¢n esta sala pensada para mostrar c¨®mo los grandes artistas del siglo XX han trabajado con el hierro. Ana Mart¨ªnez de Aguilar no descarta que en esta planta se incluyan piezas de j¨®venes y ya consagrados como Cristina Iglesias.
La cuarta planta est¨¢ dedicada a las ¨²ltimas tendencias, a la experimentaci¨®n. En ella estar¨¢ todo el arte realizado sobre el soporte de v¨ªdeo e Internet. Est¨¢n las instalaciones m¨¢s relevantes en las que se combinan diferentes formas de expresi¨®n art¨ªstica junto a las nuevas formas de di¨¢logo creativo. La arquitectura, el dise?o industrial y la fotograf¨ªa ir¨¢n creciendo seg¨²n el museo ampl¨ªe sus adquisiciones. Fuera seguir¨¢ quedando la moda que tanta presencia tiene en otros museos europeos y norteamericanos. Tampoco la gastronom¨ªa conseguir¨¢ colarse en esta nueva tarjeta de visita del museo.
Pero mientras se define el contenido de la primera y la cuarta planta y se completa la tercera, los visitantes pueden ya visitar toda la segunda dedicada a las vanguardias hist¨®ricas. Es un completo recorrido por todos los artistas y obras que han sido claves en la modernidad y en el desarrollo del arte surgido en la primera mitad del siglo XX. Pablo Picasso, Juan Gris, Salvador Dal¨ª o Joan Mir¨® han sido determinantes en la articulaci¨®n de todo el arte del siglo pasado. El Guernica de Picasso ocupa un aut¨¦ntico altar en torno al cual giran las obras y artistas del siglo. El mural est¨¢ flanqueado por dos impresionantes esculturas picassianas que, a la vez, eran dos de las piezas favoritas del artista malague?o: La dama oferente (1933) y El hombre del cordero (1943).
Los dibujos preparatorios para este mural, encargo del Gobierno de la Rep¨²blica para el pabell¨®n espa?ol de la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs de 1937, ocupan el espacio pr¨®ximo al que se exhibe el Guernica. Y en paralelo, el museo ha optado por dar especial relevancia a toda la obra que tiene a la mujer como inspiraci¨®n. Por ejemplo, se expone una selecci¨®n de estampas pertenecientes a la serie Suite Vollard (1930-1937). Esta serie se inspira en el taller del artista y en su relaci¨®n con la modelo. Este espacio incluye los retratos que Picasso realiz¨® a algunas de las muchas mujeres que convivieron con ¨¦l: la fot¨®grafa Dora Maar, Mujer sentada en un sill¨®n gris (1939), o Marie Th¨¦r¨ºse Walter, Mujer sentada acodada (1939).
Con la figuraci¨®n se inicia el recorrido por esta segunda planta. El paisaje y la figura femenina son los temas m¨¢s representados por los artistas de finales del XIX hasta las vanguardias hist¨®ricas.En este recorrido hay artistas de la Generaci¨®n del 98, como Regoyos o Zuloaga; pintores catalanes influidos por el posimpresionismo, como Mir o Rusi?ol, o paisajes que ya recogen la geometrizaci¨®n del espacio como Benjam¨ªn Palencia, V¨¢zquez D¨ªaz o Salvador Dal¨ª. La sala anexa cierra el fin de siglo con Bonnard, Anglada Camarasa, Nonell o Zuloaga.
La escultura de esta etapa puede que constituya el espacio m¨¢s espectacular junto a la sala del Guernica. Esculturas de Julio Gonz¨¢lez, Pablo Gargallo, Julio Antonio Mateo Inurria, Mateo Hern¨¢ndez, o Fern¨¢ndez Balbuena.
El dedicado al surrealismo es otro de los espacios m¨¢s enriquecidos en la nueva colecci¨®n del museo. Dal¨ª es la estrella. El lenguaje daliniano est¨¢ totalmente impregnado del manifiesto surrealista presentado por Breton en 1924. Dal¨ª pinta sobre la descomposici¨®n de la materia, Monumento imperial a la mujer ni?a (1929); la simulaci¨®n, El enigma sin fin (1938); sus obsesiones sexuales, El gran masturbador (1929). Estas obras maestras del surrealismo dialogan en el museo con los grandes creadores de este movimiento: Max Ernst, Ren¨¦ Magritte, Yves Tanguy, Andr¨¦ Masson, ?scar Dom¨ªnguez y Roberto Matta, entre otros.
Dos espectaculares esculturas o juegos surrealistas marcan este eje: un maniqu¨ª realizado por ?ngel Ferrant y una versi¨®n reconstruida del Objeto indestructible de Man Ray.
Un paseo por el cine y la fotograf¨ªa surrealista da una idea de la influencia que este movimiento ha tenido a lo largo del tiempo. Dos obras cumbres de la cinematograf¨ªa surrealista: Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930), dirigidas por Luis Bu?uel, con gui¨®n compartido con Dal¨ª, empezar¨¢n a proyectarse a principios de enero en las salas dedicadas a la imagen.
El final de esta segunda planta es una apoteosis de Joan Mir¨®. La donaci¨®n de la familia y los propios fondos del museo han posibilitado que el Reina Sof¨ªa posea la colecci¨®n m¨¢s completa y espl¨¦ndida de Mir¨®. Todas sus etapas y lo mejor de cada una de ellas est¨¢n aqu¨ª presentes. La sala est¨¢ dividida en tres espacios: producciones de Mir¨® de la segunda mitad del siglo XX, su influencia en todos los movimientos de posguerra, como en el grupo catal¨¢n Dau al Set (Tharrats, Joan Pon?, T¨¤pies y Cuixart) y, finalmente, sus trabajos m¨¢s tard¨ªos.
Mientras la colecci¨®n permanente se trasforma, el Reina Sof¨ªa prepara ya sus exposiciones del pr¨®ximo a?o.
En los seis primeros meses de 2007, las exposiciones previstas arrancan con un repaso a las revistas de guerra para luego adentrarse en la obra de Chuck Close, Carmen Laff¨®n, Dar¨ªo Villalba, Alberto Peral, Le Corbusier, Carlos Pazos y Amy Cutler. A la vuelta del verano, abrir¨¢n Paula Rego y Gustavo Torner. En octubre se dedicar¨¢ una gran exposici¨®n al flamenco y las vanguardias, y la gran sorpresa ser¨¢ la exposici¨®n dedicada al gran maestro de la figuraci¨®n Antonio L¨®pez en la que mezclar¨¢ producciones inacabadas con una serie de peque?os bustos escult¨®ricos en los que trabaja actualmente y entre los que se encuentra el de Miguel Delibes.
Babelia
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