Un pasado tenebroso
Un informe de la ombudsman de la polic¨ªa norirlandesa, elaborado a lo largo de tres a?os, ha confirmado lo que todo el mundo sab¨ªa en el Ulster pero nadie hasta ahora se hab¨ªa atrevido a dar carta oficial de naturaleza: que el terrorismo norirland¨¦s fue en ciertos aspectos favorecido, en lugar de combatido, por la polic¨ªa de la provincia brit¨¢nica. Gracias a la colusi¨®n entre agentes de los servicios especiales de la antigua polic¨ªa de la provincia y pistoleros protestantes, ¨¦stos cometieron impunemente a lo largo de los a?os noventa entre 10 y 15 asesinatos pol¨ªticos, am¨¦n de centenares de fechor¨ªas menores. El grado de protecci¨®n de esta red de paramilitares lealistas fue total e institucionalizado, y lleg¨® a incluir la destrucci¨®n de pruebas que pudieran incriminarles.
Durante 30 a?os, Irlanda del Norte ha sido escenario de una brutal guerra sucia sectaria en la que han estado implicados todos sus bandos, aunque la investigaci¨®n ahora conocida extiende una sombra tenebrosa sobre el grado de corrupci¨®n con que el Royal Ulster Constabulary combati¨® el terrorismo del IRA. De entre los innumerables escollos existentes para la definitiva pacificaci¨®n del Ulster, ahora aparentemente encarrilada, el de la aceptaci¨®n de la naturaleza y estructura policial de la provincia brit¨¢nica ha sido probablemente el m¨¢s insalvable para los pol¨ªticos republicanos, que tradicionalmente han visto a la polic¨ªa como una fuerza al servicio de la causa unionista.
El devastador informe, calificado de "s¨ªsmico" por el ministro para Irlanda del Norte, se ha conocido en v¨ªsperas de la conferencia especial del Sinn Fein que debatir¨¢ precisamente el apoyo del partido a las nuevas fuerzas de seguridad, reformadas a fondo durante los ¨²ltimos tiempos. ?sta ser¨¢ la propuesta de Gerry Adams a los suyos el domingo y presumiblemente la que aceptar¨¢n los republicanos. La conformidad del Sinn Fein puede allanar definitivamente el camino para que los unionistas decidan compartir el poder con su inveterado enemigo. En este contexto, la evidencia final de que una parte de la polic¨ªa del Ulster lleg¨® a hacer justamente lo contrario de lo que se esperaba de ella quiz¨¢ tenga un ben¨¦fico efecto sobre el proceso de reconciliaci¨®n. El tortuoso viaje de infinitos desacuerdos y pretensiones inacabables por ambas partes, cat¨®licos y protestantes, depende ahora m¨¢s que nunca de que Gerry Adams, de un lado, e Ian Paisley, del otro, digan definitivamente s¨ª al cambio que les abrir¨ªa la puerta de un hist¨®rico Gobierno conjunto.
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