Torear y 'pueblear'
Todos sabemos lo que es torear, aunque discutamos interminablemente al respecto. Siempre salta una voz en la plaza -la voz de la plaza- que en el remate de una tanda de naturales grita: "?Eso es torear!". Y todos estamos de acuerdo: eso es torear. Se puede hacer de muchos modos. Pero se hace pocas veces. Lo vi hacer en dos tardes sucesivas en la plaza de Duitama, en la provincia colombiana. Sin exageraciones: una dominadora faena de C¨¦sar Rinc¨®n; el buen toreo al natural de Luis Bol¨ªvar, y sus dos estoconazos fulminantes; el valor seco de Antonio Ferrera; la arrogancia de Iv¨¢n Garc¨ªa. Y algunos toros, porque sin toros no es f¨¢cil. Uno bravo de El Encenillo que gan¨® el premio de la corrida-concurso del s¨¢bado 6 de enero, uno noble y bondadoso de Las Ventas de esa misma tarde, y al d¨ªa siguiente otros dos de la misma ganader¨ªa, nobles tambi¨¦n, y sin malas intenciones ni peligro.
El 'puebleo' no es una caracter¨ªstica local, sino una condici¨®n del esp¨ªritu
Pero bastante m¨¢s frecuente es ver pueblear. Sobre todo, como lo indica la palabra, en los pueblos. En Duitama pueblearon a brazo partido todos los toreros alternantes: largas cambiadas de rodillas, y chicuelinas de rodillas, y molinetes de rodillas, y faroles de rodillas, y desplantes de rodillas. Todas las cosas que los toros bondadosos se dejan hacer de rodillas. Y vulgaridades y truculencias de cara al tendido, practicadas sobre todo por Miguel Abell¨¢n, que encegueci¨® al p¨²blico con su repertorio exhibicionista y fue premiado con dos interminables vueltas al ruedo por todas esas cosas, incluido un revolc¨®n sin consecuencias que sufri¨® por su propia culpa, por perderle, estando de rodillas, la cara al toro en un desplante. Repito que los toros no quer¨ªan coger a nadie: pero tampoco estaban dispuestos a permitir que les faltaran al respeto. La tarde de la v¨ªspera hab¨ªa sido premiado de la misma manera Rinc¨®n por su excelente faena de muleta. Pues una de las diferencias que existen entre el toreo y el puebleo es que en el puebleo no se distingue lo bueno de lo malo. En las dos tardes se sumaron seis orejas, un indulto y ya no s¨¦ cu¨¢ntas vueltas triunfales. Explicaba alguien, con ese grave tono sentencioso que adoptan los aficionados a los toros para decir lo obvio:
-Es que Duitama no es Bogot¨¢.
Como si en Bogot¨¢ no se puebleara nunca. O en Madrid. El puebleo no es una caracter¨ªstica local, sino una condici¨®n del esp¨ªritu.
Una condici¨®n que, por otra parte, puede ser muy satisfactoria para ese mismo esp¨ªritu, hastiado de la pretenciosa solemnidad de las plazas llamadas serias. El desencadenamiento estrepitoso de los m¨²sicos con sus trombones y sus trompetas relucientes bajo los altos cielos del mes de enero, la bronca feliz a la presidencia de la plaza cuando, en un rapto de seriedad solemne, niega otra oreja, o un rabo. Y las flores y los sombreros arrojados a la arena, de fieltro o de cuero, de paja o de ca?aflecha: porque la de Duitama es plaza sombrereante, de ganaderos y de caballistas.
Al final de la corrida se alza en el tendido un gran cartel en el que un pol¨ªtico local que aspira a ser elegido gobernador saluda a la afici¨®n. Otra bronca: el puebleo tiene sus l¨ªmites.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.