La fiscal¨ªa pide nueve a?os de c¨¢rcel para un funcionario por abusos sexuales
Andr¨¦s Garc¨ªa, celador mayor en la c¨¢rcel militar de Alcal¨¢ de Henares, fue juzgado el pasado martes por haber abusado presuntamente de tres internos. Seg¨²n la acusaci¨®n, que pide nueve a?os de c¨¢rcel y ocho de inhabilitaci¨®n, el funcionario se insinu¨® y toc¨® los genitales de tres reclusos, entre marzo y mayo de 2004, a cambio de permitirles realizar llamadas telef¨®nicas extraordinarias no autorizadas por la direcci¨®n del centro.
"No me acuerdo de los hechos", manifest¨® Salvador Casado, uno de los tres presos denunciantes. Crist¨®bal Artiles y Heriberto Rodr¨ªguez, los otros dos reos, s¨ª aportaron un relato, aunque muy poco exhaustivo, de lo sucedido. "Un d¨ªa me pidi¨® que le tocara el pene y, al siguiente, me ofreci¨® revistas pornogr¨¢ficas para que me tranquilizara", dijo el primero. El otro asegur¨® que Garc¨ªa le orden¨® tocarle los genitales y que le realizara una felaci¨®n.
Andr¨¦s Garc¨ªa, como celador del centro, se encargaba, entre muchas tareas, del dep¨®sito de los bienes personales de todos los presos. Entre esos objetos se encontraban los tel¨¦fonos m¨®viles de los reos. Al parecer, Garc¨ªa dejaba que los presos accedieran a sus m¨®viles "por motivos humanitarios" de manera excepcional. Nunca, seg¨²n asegur¨®, para obtener favores sexuales en el cuarto donde se guardaban esos tel¨¦fonos. Una dependencia que, por otra parte, carec¨ªa de intimidad, seg¨²n varios testigos. "Heriberto me dijo que su madre estaba muy enferma; al verle tan nervioso acced¨ª a dejarle su m¨®vil", reconoci¨® Garc¨ªa. No era la primera vez que el acusado ten¨ªa este tipo de concesiones. Y aunque no estaba permitido por el director de la c¨¢rcel, ¨¦ste relat¨® ayer que conoc¨ªa la pr¨¢ctica puntual del celador y que "miraba para otro lado", puesto que era beneficioso para la estabilidad de la prisi¨®n.
Un plan para ganar dinero
La defensa de Garc¨ªa sostuvo que los tres reclusos urdieron un plan para obtener alg¨²n tipo de indemnizaci¨®n. Pedro L¨®pez, ex interno en Alcal¨¢ de Henares, declar¨® haber escuchado una conversaci¨®n entre los tres denunciantes y un cuarto preso, apellidado Miravete y con conocimientos de Derecho, en la que "planeaban decir cosas de Andr¨¦s para cobrar una paga. Parte de ella se la ten¨ªan que dar a Miravete". L¨®pez lo cont¨® a las autoridades de la prisi¨®n. E incluso revel¨® a Casado, Artiles y Rodr¨ªguez que les hab¨ªa denunciado. El ¨²ltimo de ellos, cabreado, le propin¨® un cabezazo al tiempo que le llamaba chivato. Adem¨¢s, otro recluso tambi¨¦n declar¨® en favor del acusado: "Artiles me confes¨® que buscaba un medio para salir del ej¨¦rcito y que por eso hab¨ªa montado una historia contra el celador, para obtener una compensaci¨®n econ¨®mica".
Una decena de compa?eros de Garc¨ªa coincidieron, como testigos, en la profesionalidad del acusado. "Cuando alguien act¨²a de buen coraz¨®n, a veces peca de tonto", dijo un celador. Garc¨ªa, en su turno de ¨²ltima palabra, s¨®lo acert¨® a decir, entre sollozos: "S¨¦ que soy inocente. No se me ocurre nada m¨¢s".
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