Llamadas candentes

Ha bastado que se eliminara por ley la controvertida pr¨¢ctica de los redondeos que aplican, entre otras, las compa?¨ªas telef¨®nicas y los servicios de aparcamiento, para que Telef¨®nica decida una subida en las tarifas del tel¨¦fono m¨®vil que, como media, equivale a un aumento del 25% en la conexi¨®n de llamada. Como consecuencia, el precio medio por minuto que pagar¨¢ el consumidor ser¨¢ del 16%. Movistar arguye que algunas de las nuevas tarifas ser¨¢n m¨¢s bajas que las anteriores; pero el hecho es que la nueva tarificaci¨®n le permitir¨¢ compensar sobradamente los ingresos que pierda por la liquidaci¨®n del redondeo.

Es decir, que lo que Movistar dejar¨¢ de obtener por una v¨ªa lo ingresar¨¢ por otra. Si se admite que una empresa no puede o no debe embolsarse dinero por servicios no prestados, Telef¨®nica deber¨ªa haber dado por buena la ley antiredondeo, aplicar una tarificaci¨®n por segundos -hasta ahora cobraba por un primer minuto, se consumiera o no, y por tramos de 30 segundos-, felicitarse por los ingresos redondeados obtenidos hasta ahora y seguir compitiendo en precio y en calidad. Pues no; ha preferido recomponer perentoriamente sus ingresos. Una lectura probable de esta decisi¨®n es que Telef¨®nica considera que su mercado no se resentir¨¢ de una subida de tarifas, quiz¨¢ porque el resto de las compa?¨ªas seguir¨¢n su ejemplo. Un desmentido a la ser¨¢fica interpretaci¨®n de que en el mercado del m¨®vil hay competencia.

El regulador de las telecomunicaciones, Telef¨®nica y el resto de las empresas deber¨ªan ser m¨¢s conscientes de que la calidad del servicio telef¨®nico es manifiestamente mejorable; y sacar las conclusiones adecuadas de esta idea -por ejemplo, aumentando las inversiones- como contrapartida l¨®gica a las subidas de tarifas.