Minimal ¨¢tico
Cinco de los m¨¢s apreciados representantes de lo que se ha llamado minimalismo presentan sus piezas en una galer¨ªa madrile?a. Una tendencia surgida hace casi medio siglo que parece aludir en esta muestra a los c¨¢nones geom¨¦tricos de la cultura griega.
CARL ANDRE, DAN FLAVIN, DONALD JUDD, ROBERT RYMAN, ROBERT MANGOLD
Galer¨ªa Elvira Gonz¨¢lez
General Casta?os, 3. Madrid
Hasta el 28 de enero
Se ha usado y abusado tanto del t¨¦rmino minimalismo, creado en 1965 por Richard Wolheim con la intenci¨®n gen¨¦rica de encuadrar una l¨ªnea art¨ªstica de progresivo despojamiento en el arte del XX, desde Duchamp hasta la abstracci¨®n pospict¨®rica y el pop-art, que no es extra?o que los responsables de esta hermosa y muy refinada exposici¨®n lo hayan obviado, prefiriendo titular la convocatoria con los nombres de cinco de sus m¨¢s conspicuos representantes reunidos en ella, una decisi¨®n, por lo dem¨¢s, valga la paradoja, de lo m¨¢s minimalista. Sea como sea, y al margen de que fuera Wolheim el primero en usar el t¨¦rmino, lo que hoy entendemos por minimalismo se corresponde con la ¨²ltima y m¨¢s radical interpretaci¨®n del formalismo moderno, que alcanz¨®, a trav¨¦s de los artistas aqu¨ª seleccionados y pocos m¨¢s, el grado cero de expresividad y un sentido m¨¢ximo de autorreferencialidad, o, si se quiere, realizar objetos por completo impersonales, de estereometr¨ªa simple y desarrollo matem¨¢tico serial. Aunque el asunto es ciertamente m¨¢s complejo, no diremos al respecto nada m¨¢s que el l¨ªmite del minimalismo fue, en efecto, formalmente infranqueable, por lo que mereci¨® ser considerado una aut¨¦ntica vanguardia terminal.
Con la presente convocatoria ocurre, sin embargo, que nos enfrentamos con el minimalismo en s¨ª y con la obra de unos artistas que siguen siendo sus principales heraldos, casi medio siglo despu¨¦s de su surgimiento hist¨®rico, lo cual supone una perspectiva que en absoluto cabe desaprovechar, sobre todo, porque las piezas seleccionadas en esta muestra datan de las cinco d¨¦cadas que separan los a?os sesenta de la actualidad, pues la cronol¨®gicamente m¨¢s antigua es de Robert Ryman (Nashville, Tennessee, 1930) y est¨¢ fechada entre 1968 y 1987, y la m¨¢s reciente, de Carl Andre (Quincy, Massachusetts, 1935), lo est¨¢ en 2006. Por otra parte, hay que se?alar que durante el aproximado medio siglo transcurrido entremedias no s¨®lo estos artistas no han dejado de trabajar, sino que el minimalismo como fen¨®meno hist¨®rico no ha dejado de exhibirse, con lo que hoy no podemos ya inhibirnos de nuestra visi¨®n actual abandon¨¢ndonos sin m¨¢s a las impresiones y prejuicios de anta?o.
Quiz¨¢ no habr¨ªa hecho las consideraciones precedentes si no me hubiera sentido tan fuertemente impresionado por la contemplaci¨®n de la muestra que ahora se exhibe en la galer¨ªa madrile?a. No me refiero a la excelente calidad de las nueve magn¨ªficas obras reunidas de estos cinco grandes artistas, ni tampoco exactamente a su refinad¨ªsima instalaci¨®n en las tres pulcras, pero peque?as salas de esta galer¨ªa, sino al efecto de rampante clasicismo que producen, desvelando, como yo al menos nunca antes hab¨ªa podido vislumbrar, su ra¨ªz griega, o, deber¨ªa decir mejor, su profundo y determinante aticismo. No se trata s¨®lo de que las obras reflejen los valores formales del canon geom¨¦trico griego, ni que repitan elementos estructurales y simb¨®licos del arte cl¨¢sico, columnas, entablamentos o gradas, sino lo que tan bien supo explicar Cicer¨®n al hablar, en literatura, del estilo "¨¢tico", que defini¨® como el m¨¢s depurado, impersonal, preciso y compacto. Esto es algo que salta a la vista en las piezas tridimensionales de Andre o Donald Judd (Excelsior Spring, Misuri, 1928), as¨ª como en los cuadros de Ryman y Robert Mangold (Nort Tonawark, Nueva York, 1937), pero tambi¨¦n se aplica hasta los neones coloreados de Dan Flavin (Nueva York, 1933), que, en este contexto, evocan la radiante policrom¨ªa perdida de la arquitectura y la escultura griegas.
?Me dejo llevar por una extravagante apreciaci¨®n personal quiz¨¢ por estar yo tambi¨¦n estragado, no s¨®lo por el evidente abuso que se ha hecho del t¨¦rmino minimalismo todos estos a?os, sino tambi¨¦n por el rancio escolasticismo de los que repiten como cacat¨²as las f¨®rmulas aprendidas en los manuales de arte moderno? No lo creo, pero, en todo caso, si quien visite la exposici¨®n, verifica y corrobora mi impresi¨®n, posiblemente podremos prescindir del lastre de algunos prejuicios y, por encima de todo, lograr que el arte haga volar de nuevo nuestro pensamiento con un poco m¨¢s de ambici¨®n.
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