Por una Europa mejor
Ayer, por iniciativa de Espa?a y Luxemburgo, nos reunimos en Madrid los 18 pa¨ªses que hemos ratificado la Constituci¨®n europea. Representamos a dos tercios de los 27 Estados miembros de la Uni¨®n y a m¨¢s de 270 millones de ciudadanos europeos.
Queremos ayudar a la presidencia alemana en la dif¨ªcil y trascendental tarea de encontrar una salida al actual atolladero constitucional. Queremos tambi¨¦n que se oiga nuestra voz en el debate sobre el futuro de Europa, sobre nuestro futuro colectivo. Porque la gran pregunta que debemos responder los europeos no es si la Constituci¨®n europea sigue viva. La pregunta fundamental que debemos responder es: ?Qu¨¦ modelo de Europa queremos para este siglo XXI? O, en otras palabras: ?Qu¨¦ queremos hacer juntos los europeos?
En un mundo cada vez m¨¢s interdependiente, una Europa unida y con capacidad de actuaci¨®n es m¨¢s necesaria que nunca. Nuestros ciudadanos, que no quieren renunciar ni a su modo de vida ni a sus valores, est¨¢n cada vez m¨¢s preocupados por la globalizaci¨®n. Responderemos mejor a los desaf¨ªos y preocupaciones que suscita, si actuamos a nivel europeo en ¨¢mbitos como el empleo, la salud, la lucha contra el terrorismo y la criminalidad, la inmigraci¨®n ilegal, el cambio clim¨¢tico, la precariedad laboral o la seguridad energ¨¦tica, por s¨®lo mencionar unos pocos. Fuera de nuestras fronteras, Estados Unidos, Rusia, China, Jap¨®n, Am¨¦rica Latina, ?frica o Asia, piden que Europa participe activamente en la gesti¨®n de las grandes cuestiones y debates que dividen nuestro planeta.
De un tiempo a esta parte, sin embargo, Europa no ha estado a la altura de estos desaf¨ªos. No ha actuado con toda la decisi¨®n e iniciativa que cabr¨ªa esperar de una potencia pol¨ªtica y econ¨®mica y del mayor espacio de libertades del mundo. Varios factores, unos reales y otros ficticios, han contribuido a sembrar el des¨¢nimo y la apat¨ªa. Al fr¨¢gil crecimiento econ¨®mico se han sumado los miedos a las deslocalizaciones y a la p¨¦rdida de empleos, los temores a una ampliaci¨®n mal explicada y las continuas cr¨ªticas a "Bruselas", considerada responsable de todo lo que aparece como negativo.
Hoy algunos piensan que hay demasiada Europa y piden renacionalizar pol¨ªticas, reducir la legislaci¨®n comunitaria y replegarse sobre las identidades nacionales. Ser¨ªa un retroceso sin futuro. Nosotros por el contrario, creemos que hace falta una Europa mejor, m¨¢s coordinada, m¨¢s eficaz, con m¨¢s pol¨ªticas comunes, como las de inmigraci¨®n o energ¨ªa, problemas que nos afectan a diario y no podemos resolver s¨®lo a nivel nacional.
La Constituci¨®n europea se negoci¨® para reforzar la capacidad de iniciativa de una Uni¨®n m¨¢s numerosa y en un mundo m¨¢s complejo. El texto del tratado define el modelo de Europa que los 18 pa¨ªses que nos reunimos ayer en Madrid creemos debe ser la base para el futuro, un modelo que se puede resumir en cuatro ideas:
1. Una Europa pol¨ªtica y con pol¨ªticas comunes. No podemos resignarnos a que Europa sea tan s¨®lo un gran mercado o una zona de libre comercio. Necesitamos una Europa que sea actor y no mero espectador. Que defienda nuestros valores e intereses. Que proteja a sus ciudadanos d¨¢ndoles m¨¢s seguridad dentro y fuera de sus fronteras. Queremos una Europa pol¨ªtica que hable con una sola voz, con un ministro de Asuntos Exteriores y un servicio exterior com¨²n. Queremos una Europa que disponga de pol¨ªticas comunes. Son las que aportan verdadero "valor a?adido", como es el caso de la pol¨ªtica de cohesi¨®n econ¨®mica y social, la pol¨ªtica de protecci¨®n del medio ambiente, la pol¨ªtica agr¨ªcola, comercial, de competencia, de pesca, de transportes. Pero debemos desarrollar tambi¨¦n nuevas pol¨ªticas en materia de inmigraci¨®n, de cooperaci¨®n policial y judicial, de energ¨ªa y cambio clim¨¢tico, de pol¨ªtica exterior o de defensa.
2. Una Europa de valores y de solidaridad. Son los principios y los valores los que nos unen: el respeto de la dignidad humana y de los derechos humanos, la libertad, la democracia, el Estado de derecho, la igualdad entre mujeres y hombres. Estos valores son la base de nuestra identidad europea. Nuestras sociedades se definen por el pluralismo, la no discriminaci¨®n, la tolerancia, la justicia, la igualdad y la solidaridad, tanto a nivel interno, como a escala internacional, con la pol¨ªtica comercial, las pol¨ªticas de cooperaci¨®n al desarrollo, de defensa de los derechos humanos, de ayuda humanitaria o de prevenci¨®n de conflictos.
3. Una Europa de y con los ciudadanos. Europa debe hacerse m¨¢s pr¨®xima a sus ciudadanos, explicarles mejor el valor a?adido de sus pol¨ªticas. Europa no puede ser sin¨®nimo de burocracia. Al contrario, debe abrir una v¨ªa m¨¢s amplia para la participaci¨®n de todos. Debe basarse en la doble legitimidad de los Estados y de los ciudadanos. La Carta de derechos fundamentales y la iniciativa legislativa popular son buenos ejemplos de los avances que aporta el Tratado constitucional en este ¨¢mbito. Europa se har¨¢ con sus ciudadanos o no se har¨¢.
4. Una Europa m¨¢s eficaz, m¨¢s transparente y m¨¢s democr¨¢tica. Europa ha sido atractiva hasta ahora porque ha sido eficaz. Necesitamos instituciones fuertes y democr¨¢ticas que permitan decidir y llevar a cabo las acciones y pol¨ªticas comunes y desarrollar otras nuevas, respetando el principio de subsidiariedad. Si con 15 Estados miembros ya era dif¨ªcil tomar decisiones por unanimidad, con 27, la unanimidad, tal y como figura en los tratados actuales, es sin¨®nimo de par¨¢lisis. Nuestro objetivo com¨²n es por tanto la ampliaci¨®n del uso de la mayor¨ªa cualificada y tambi¨¦n la simplificaci¨®n de los procedimientos para que la acci¨®n europea sea m¨¢s comprensible para los ciudadanos. Con este objetivo debemos asimismo implicar m¨¢s a nuestros parlamentos nacionales.
Esta es nuestra propuesta, una propuesta abierta al di¨¢logo y la reflexi¨®n con los Estados que por uno u otro motivo no han ratificado el tratado. Queremos as¨ª contribuir al esfuerzo que Alemania va a emprender durante los seis meses de su presidencia. Pasadas las decepciones y los reveses, es hora de que Europa se dote de los medios necesarios para estar a la altura de los desaf¨ªos del futuro.
Alberto Navarro es secretario de Estado para la UE de Espa?a, y Nicolas Schmit es ministro delegado para Asuntos Exteriores y de Inmigraci¨®n de Luxemburgo.
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