Un autoritario lector de Groucho
El alcalde de Alhaur¨ªn el Grande, Juan Mart¨ªn Ser¨®n (PP), imputado por cohecho, es famoso por su rigor y meticulosidad
Pocas veces el adagio de "eres lo que lees" hab¨ªa errado tanto. Sobre la mesilla de noche de Juan Mart¨ªn Ser¨®n, de 48 a?os y pen¨²ltimo alcalde espa?ol imputado por corrupci¨®n, reposa el libro Groucho y yo, la desopilante autobiograf¨ªa del mediano de los hermanos Marx. Una lectura tan c¨®mica y anarquizante contrasta con la imagen de seriedad y rigor que proyecta el regidor del PP entre sus compa?eros de partido y se da directamente de patadas con la arrogancia y el autoritarismo de que le acusa de forma un¨¢nime la oposici¨®n. "Tambi¨¦n me gusta leer a los cl¨¢sicos", se?ala este economista que llama "despacho profesional" a las dependencias que ocupa en el Ayuntamiento, con grandes vistas sobre el valle del Guadalhorce.
El regidor responde al prototipo de "se?or alcalde" que controla todo el Ayuntamiento
Hasta el pasado 18 de enero, Mart¨ªn Ser¨®n, casado con Maria Teresa, una asesora fiscal, y padre de una hija de 17 a?os y un hijo de 15 -"magn¨ªficos estudiantes", afirma orgulloso-, era un alcalde como otro cualquiera, apenas conocido m¨¢s all¨¢ de su pueblo, de 20.000 habitantes. Sin embargo, su detenci¨®n junto a su concejal de Urbanismo, Gregorio Guerra, en la muy simb¨®lica Marbella, tras un mitin de Mariano Rajoy, le catapult¨® a las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos y a todos los telediarios. El hecho de que aderezara su arresto con exabruptos contra el Gobierno de Zapatero y poniendo en duda la independencia de la juez y el fiscal -que le acusan de prevaricaci¨®n y cohecho por supuestamente exigir 100.000 euros a un promotor a cambio de una licencia- no hizo m¨¢s que amplificar el impacto de su detenci¨®n.
"Es una de las personas con m¨¢s imagen de seriedad y honestidad que tiene el partido en M¨¢laga", se?ala una fuente del PP, "por eso la sorpresa de su detenci¨®n por un caso de corrupci¨®n fue may¨²scula". La lista de elogios que le dedica la gente de su partido abruma: "trabajador", "formal", "meticuloso hasta el extremo", "valiente y con ideas claras", son adjetivos constantes en la descripci¨®n que hacen sus compa?eros. En el trato personal, puede resultar "distante" y "gris", aunque cuando est¨¢ en confianza hace gala de un humor "agudo y socarr¨®n".
Cat¨®lico y defensor de las tradiciones de su municipio, Mart¨ªn Ser¨®n, responde al prototipo de "se?or alcalde". "Es un hombre de pueblo, pero no un cateto, y es una persona que controla muy bien todo el ayuntamiento, pero no es un alcalde-cacique", afirman las mismas fuentes populares. Este control lo ejerce, seg¨²n la oposici¨®n, de forma "autoritaria" y "manipuladora". "Nunca nos entrega la documentaci¨®n que le pedimos. Su cr¨ªtica favorita hacia nosotros, que repite constantemente, es que aplicamos la demagogia y que no nos enteramos. A veces recurre al insulto personal y nos llama ineptos o incultos", se?ala un edil del PSOE que no quiere dar su nombre.
Pol¨ªticamente, los conocedores de los entresijos del Partido Popular sit¨²an a Mart¨ªn Ser¨®n en el sector cr¨ªtico al presidente provincial, Joaqu¨ªn Ram¨ªrez -aunque ¨¦ste lo niega- y lo ubican en la ¨®rbita del presidente regional, Javier Arenas, de quien es uno de los alcaldes de confianza.
Mart¨ªn Ser¨®n lleg¨® a la alcald¨ªa de Alhaur¨ªn el Grande en el verano de 2000. Por entonces lideraba el Colectivo Alhaurino Democr¨¢tico (CAD), un partido fundado por ¨¦l tras discrepancias con el PP, y figuraba en el equipo de gobierno local dirigido por el socialista Miguel de la Rosa. Los populares le ofrecieron el sill¨®n de regidor a cambio de su apoyo en una moci¨®n de censura para desbancar a De la Rosa. En las elecciones de 2003, Mart¨ªn Ser¨®n, que ha pasado por todos los partidos del centro derecha desde la UCD, logr¨® como cabeza de lista independiente por el PP el 60,99% de los votos.
El notable apoyo de que goza Mart¨ªn Ser¨®n en el pueblo se dej¨® ver a la hora de reunir los 100.000 euros de fianza que la juez Isabel Mar¨ªa P¨¦rez les impuso a ¨¦l y a Gregorio Guerra, que ha sido su mano derecha desde los tiempos del CAD. Esa noche, numerosos vecinos del pueblo acudieron a dar dinero para librar a los ediles de la c¨¢rcel. Al final, seg¨²n testigos de la cuestaci¨®n, se logr¨® recaudar "bastante m¨¢s" de los 200.000 euros necesarios. "Si el partido le hiciera dimitir, ¨¦l podr¨ªa montar otro partido y volver a ganar", estima una fuente cercana a la direcci¨®n provincial popular.
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