La hermana de Mowgli
La joven que supuestamente pas¨® 18 a?os en la jungla camboyana se enmarca en la mitolog¨ªa de los 'ni?os salvajes'
Al fin, el hombre siempre vuelve al hombre, aunque la selva no lo arroje de su seno". Las palabras de Kaa en El libro de las tierras v¨ªrgenes, de Rudyard Kipling, eran para Mowgli, pero podr¨ªan servir para la joven Rochom P'ngieng, surgida de la selva camboyana para unirse al extra?o y conmovedor grupo de los ni?os salvajes. Como los literarios Mowgli y Tarz¨¢n, como los reales Victor, el ni?o salvaje de Aveyron, o Marie-Angelique Memmie LeBlanc, la ni?a salvaje de Champagne a la que hubo que hacer bajar de un ¨¢rbol tent¨¢ndola con un pescado crudo, Rochom ha aparecido entre sus semejantes con una peripecia extraordinaria a sus espaldas y un dif¨ªcil futuro por delante. La expectaci¨®n que ha despertado su caso evidencia que m¨¢s all¨¢ del inter¨¦s psicol¨®gico y antropol¨®gico, o del simple morbo, nos movemos en el terreno emocional de los mitos. Las historias de los ni?os salvajes contin¨²an pulsando un resorte especial en nosotros, algo que conecta con el oscuro humus de nuestra conciencia donde medran los m¨¢s viejos miedos y florecen los cuentos y las maravillas.
Del fabuloso ni?o gacela se explicaba que era capaz de correr m¨¢s r¨¢pido que un 'jeep'
Se ha llegado a decir que Rochom P'ngieng es "mitad humana, mitad animal"
A la ni?a salvaje de Champagne hubo que hacerla bajar de un ¨¢rbol ofreci¨¦ndole pescado crudo
"Es la hermana de Mowgli", sintetiza el fil¨®sofo Fernando Savater, hombre sensible a la fuerza mitopo¨¦tica de la historia de Rochom. "En la imaginaci¨®n, todos hemos sido ni?os salvajes en una ¨¦poca, la infancia, en que exist¨ªamos s¨®lo nosotros y un exterior terrible, el mundo adulto. Todos hemos tenido que ser tra¨ªdos del salvajismo a la civilizaci¨®n, de la oscuridad a la luz". Y contin¨²a el fil¨®sofo: "Una reflexi¨®n b¨¢sica que inspiran casos como el de esa chica camboyana o el del ni?o de Aveyron, del que hizo esa pel¨ªcula sensacional Truffaut y del que por cierto hay un libro con pr¨®logo de Ferlosio, es que la humanidad es una cosa que nos dan los dem¨¢s, no es un mecanismo autom¨¢tico. En el ¨²tero social se produce nuestro segundo nacimiento, el que nos otorga verdaderamente carta de naturaleza humana. Los ni?os perdidos o arrojados fuera de la sociedad no pueden hacerse humanos, pierden la posibilidad de construirse un mundo, todo lo m¨¢s un nicho ecol¨®gico".
Para la antropolog¨ªa, los casos de ni?os salvajes como Rochom "son una fuente de reflexi¨®n fecunda sobre la condici¨®n humana", se?ala entusiasmado el antrop¨®logo Manuel Delgado. "Es apasionante no s¨®lo estudiar estos casos, sino pensarlos. Nos llevan a las fronteras de la humanidad. Nos demuestran la naturaleza social de la condici¨®n humana, c¨®mo una persona que vive aislada de sus semejantes es incapaz de desarrollar las potencialidades de nuestra especie".
Poco importa que la historia de la muchacha camboyana, desaparecida en 1988 cuando contaba diez a?os y cuidaba un b¨²falo en una localidad remota al noreste del pa¨ªs, no est¨¦ nada clara. Que se hable de un hombre salvaje que la habr¨ªa secuestrado y mantenido en cautividad. Que al mismo tiempo desapareciera tambi¨¦n un primo suyo de seis a?os. La chica de los ojos tristes, que, dicen, pasa la mayor parte del tiempo desde que sali¨® de la selva mirando DVD -otras fuentes, de la polic¨ªa local, indican que se habla de exhibirla en una jaula y hacer pagar por verla-, presenta muchos de los rasgos arquet¨ªpicos de los ni?os salvajes. El naturalista J. J. Vivey detall¨® as¨ª esos rasgos en su informe sobre Victor de Aveyron: piel oscura (la chica LeBlanc parec¨ªa incluso de raza negra, pero era por la capa de suciedad que la recubr¨ªa), cicatrices, dedos alargados (en relaci¨®n con la habilidad para trepar a los ¨¢rboles), expresi¨®n asustada, costumbre de comer carne cruda y de caminar a cuatro patas. Rochom apareci¨® desnuda, sin capacidad para hablar e ignorando los usos civilizados. Tambi¨¦n a ella -como a Mowgli- la han identificado unos supuestos padres como su ni?o perdido.
Se ha dicho de Rochom que es "mitad humana, mitad animal", aunque en su historia no figure como en numerosos casos de ni?os salvajes la relaci¨®n con animales. En realidad, esos casos de ni?os lobo, ni?os mono (el ugand¨¦s John Ssebunya, que habr¨ªa vivido a?os con un grupo de cercopitecos para pasar luego a cantar en un coro), ni?os gacela (del famoso descubierto en Siria en los a?os cincuenta se dec¨ªa que corr¨ªa m¨¢s r¨¢pido que un jeep) o incluso ni?os avestruz, son en su mayor¨ªa puras fabulaciones. Ni siquiera se ha podido probar que fuera cierta la historia de las famosas ni?as lobo indias (pa¨ªs de larga tradici¨®n en el g¨¦nero, que no hizo m¨¢s que recoger Kipling) Kamala y Amala, supuestamente halladas en 1921 en una madriguera de lobos en Allahabad. Se ha dicho que posiblemente eran en realidad hijas de prostitutas rescatadas para evitarles la misma suerte, lo cual entroncar¨ªa con R¨®mulo y Remo, a los que, seg¨²n una tradici¨®n evermerista, la que los amamant¨® no fue una loba-loba, sino una lupa humana (una puta).
"Por lo que respecta a los grandes monos, yo nunca he o¨ªdo que cuidaran ni?os humanos", explica el et¨®logo y prima-t¨®logo Jordi Sabater Pi. "En realidad es imposible, por el imprinting, el sello de especie. Ning¨²n gorila, por ejemplo, se har¨ªa cargo de un ni?o. Tarz¨¢n es pura fantas¨ªa. Como lo son en general todas esas historias de ni?os recogidos por animales. Tampoco creo que un ni?o pueda sobrevivir por s¨ª solo mucho tiempo en la jungla, a no ser que se convierta en depredador de las comunidades ind¨ªgenas, que se dedique a robar a grupos humanos".
El psic¨®logo espa?ol H¨¦ctor Rif¨¢ est¨¢ ya trabajando con Rochom para ayudarla a adaptarse. ?Podr¨¢ ¨¦l rebobinar la historia de la ni?a salvaje camboyana? En tanto no lo consiga, la mirada de la joven permanecer¨¢ anclada en el intransitable e inhumano reino de la jungla, tan lejos de casa.
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