Infiernos grandes para seres peque?os
Resulta que en 2006 se han denunciado en la Comunidad de Madrid 40% m¨¢s casos de maltrato infantil que el a?o anterior. Un tercio de los delitos son abusos sexuales, otro tercio maltrato f¨ªsico, y el tercio restante se reparte entre agresiones por negligencia y maltrato emocional. Fr¨ªas estad¨ªsticas que esconden una realidad aterradora, sobre todo porque m¨¢s de la mitad de los abusos se han cometido en ni?os menores de cinco a?os. Son infiernos demasiado grandes para unos seres tan peque?os. Y lo peor es que estas cifras s¨®lo son la punta del iceberg. Sin duda hay muchos m¨¢s ni?os maltratados, pero la m¨¢xima indefensi¨®n de las v¨ªctimas impide que sus casos salgan a la luz.
Al mismo tiempo, estamos asistiendo a un constante aumento de la informaci¨®n period¨ªstica sobre los ni?os agresivos, los ni?os tiranos que esclavizan y aterrorizan a sus compa?eros de colegio e incluso a sus padres. Est¨¢ bien, me parece de perlas que se hable de este fen¨®meno creciente, y que nos preguntemos qu¨¦ es lo que falla en la educaci¨®n para que florezcan estos peque?os monstruos que se creen con derecho a todo. Pero lo malo es que, con esa tendencia a la simplificaci¨®n y esa pereza intelectual que nos caracteriza a los humanos, se dir¨ªa que se tiende a reducir el fen¨®meno a un problema de "exceso de mimos" y "falta de mano dura". ?Se han dado cuenta de que ¨²ltimamente est¨¢n apareciendo bastantes personas en los medios de comunicaci¨®n sosteniendo que un bofet¨®n a tiempo es educativo y no hace da?o? Hay como una moda de la reivindicaci¨®n de la mano larga. Como si eso fuera lo natural y lo sensato contra los excesos de la correcci¨®n pol¨ªtica, que supuestamente nos habr¨ªa llevado a la aparici¨®n de los ni?os monstruos y tiranos.
Desde luego no se me ocurre equiparar un cachete excepcional en el culo con el tormento de constantes palizas que algunos ni?os padecen; pero el problema es la admisi¨®n en s¨ª de la violencia, y lo confusa que es siempre la frontera en estos casos. Supongamos que los columnistas o tertulianos que defienden esta opini¨®n sepan bien a qu¨¦ se est¨¢n refiriendo, tengan una visi¨®n muy restrictiva del uso de la fuerza y piensen que basta con aplicar el sentido com¨²n. Pero es que el ser humano carece sobre todo de ese sentido, de modo que no pueden estar seguros de que todo el mundo que les lea o escuche comparta su misma idea de lo que es un simple bofet¨®n. ?Hasta qu¨¦ grado de dolor f¨ªsico resulta admisible esa violencia? ?Y qui¨¦n est¨¢ para vigilar que ese umbral no se traspase? ?De verdad no hace da?o un guantazo de una mano de hombre grande en una cara de ni?o muy peque?a? ?Entonces los padres demasiado fuertes no pueden pegar y los enclenques s¨ª? Y si un bofet¨®n no hace da?o, ?por qu¨¦ no dos? Y si es educativo, ?por qu¨¦ no todos los d¨ªas? Y ya que estamos, ?por qu¨¦ no con la correa? Es imposible objetivar una frontera y una medida justa para la violencia, precisamente porque la violencia es desmedida e injusta en s¨ª.
Y de hecho, y seg¨²n la mayor¨ªa de los estudios psicol¨®gicos y pedag¨®gicos, no sirve para nada. M¨¢s que educar, los bofetones humillan y someten. Como me dijo en una carta estupenda una lectora, Elena Mu?oz, hace un par de meses, "un azote en el pa?al quiz¨¢ no haga da?o f¨ªsico al ni?o, pero ?y la autoestima, las heridas en el orgullo, en la dignidad?". Y hablaba de pa?ales porque hab¨ªa acudido a una reuni¨®n de padres en la guarder¨ªa de su ni?a (con cr¨ªos de hasta tres a?os) y all¨ª casi todo el mundo era partidario de pegar, pese a la edad de los peque?os. En suma, para m¨ª dar un sopapo no es m¨¢s que un residuo in¨²til de un mundo autoritario e intolerante.
Lo cual no quiere decir que no haya que castigar a los ni?os, evidentemente. Pero hay muchas maneras de castigar que no tienen que pasar por el da?o f¨ªsico. Lo que sucede es que, claro, casi todas ellas son mucho m¨¢s molestas para los padres que un tortazo. Quitarle a tu hijo la consola o prohibirle que vea la televisi¨®n, por ejemplo, exige una vigilancia por tu parte, mantener constancia en el castigo, hacerte cargo del ni?o. Justo lo contrario de lo que suele hacerse ahora con los cr¨ªos, que es aparcarlos delante de una pantalla y procurar que no molesten. De esa falta de contacto y de relaci¨®n, de esa carencia de l¨ªmites, de esa ausencia de un mundo normativo constante y coherente es de donde salen los ni?os energ¨²menos, y no de la falta de un bofet¨®n.
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