Una entidad intercambia libros entre inmigrantes para ayudar a integrarlos
El barrio mataronense de Rocafonda tiene el 40% de extranjeros
La asociaci¨®n de Matar¨® (Maresme), Llibre Viu, promueve, desde el pasado 23 de septiembre, el intercambio de libros en Rocafonda -un barrio de la ciudad con un 40% de inmigraci¨®n- con el objeto de facilitar y contribuir a la integraci¨®n y a la interculturalidad. "Hemos eliminado expresamente el vocabulario capitalista; no existen las palabras ganancia ni precio ni coste", dice uno de los impulsores de la iniciativa, Francesc Rog¨¦s.
La asociaci¨®n, cuyo local est¨¢ situado en el n¨²mero 31 de la calle del poeta Punsola, cuenta con m¨¢s de 12.000 libros, a los que hay que sumar los 70.000 que se acumulan en un almac¨¦n. "Desde el d¨ªa de la apertura, hace cuatro meses, hemos entrado entre 5.000 y 6.000 libros", afirma Francesc Rog¨¦s, ide¨®logo del proyecto junto a 11 socios m¨¢s. Rog¨¦s es un librero jubilado y quien cada tarde se sit¨²a al frente del establecimiento, al que se niega a calificar de librer¨ªa, "pues no funciona como tal". "Aqu¨ª hemos eliminado expresamente el vocabulario capitalista; no existen las palabras ganancia ni precio ni coste".
Rog¨¦s, que aport¨® al proyecto 60.000 libros que hab¨ªa ido acumulando en casa debido a su profesi¨®n -"algunos imposibles de encontrar en el circuito convencional"- explica que la idea "naci¨® hace veinte a?os, si bien no la hemos podido poner en pr¨¢ctica hasta ahora".
"?ste era el barrio"
El local "pertenec¨ªa anteriormente a una entidad bancaria, pero lo compr¨® el Ayuntamiento y nos lo cedi¨®", asegura otro de los socios, Miquel Torn¨¦. "Al Ayuntamiento le gust¨® el proyecto y quiso que lo llev¨¢ramos al centro de la ciudad, pero nos negamos: dijimos que, o se montaba aqu¨ª, o prefer¨ªamos esperar; era ¨¦ste el barrio en el que se ten¨ªa que llevar a cabo", aclara Rog¨¦s.
El "espacio de encuentro", con mesas y estanter¨ªas abarrotadas de t¨ªtulos de todos los g¨¦neros, "algunos ya en ¨¢rabe", funciona de "un modo simple: una persona trae un libro y lo cambia por otro; y no importa que el que nos deje sea de menor calidad que el que se lleva; es m¨¢s, puede dejarnos un solo libro y llevarse dos o tres; as¨ª nos ganamos su confianza y seguro que vuelve", sostiene el ex librero. "Hay adolescentes, por ejemplo, que nos han tra¨ªdo una novela de pocas p¨¢ginas y se han llevado la enciclopedia Larousse".
Rog¨¦s, que antes de "hacer realidad este lugar" hab¨ªa enviado durante a?os libros a Guinea, a Per¨² o a Bolivia, afirma que "el objetivo no es otro que ayudar a gente a quien la pobreza material ha conducido a la pobreza intelectual; por eso aqu¨ª todo el mundo que lo desee dispone de lecturas por las que no tiene que pagar nada m¨¢s que otro libro... aunque si no se dispone de ninguno da lo mismo: se puede llevar el que quiera y as¨ª luego cambiarlo".
La asociaci¨®n, que ha empezado a informatizarse y "colgar¨¢" la totalidad de los vol¨²menes en Internet, declara que se le empiezan a plantear algunos problemas. "Recibimos mensajes de personas de fuera, de Santander por ejemplo, que nos piden t¨ªtulos; pero, claro, tenemos que estudiar de qu¨¦ modo afrontamos los gastos de env¨ªo y todo eso; porque somos 11 socios y cada uno aporta una peque?a cantidad, colabora como puede...". "En cualquier caso", concluye Rog¨¦s, "estamos orgullosos de lo que hacemos; consideramos que el libro tiene que circular y que una biblioteca debe ser din¨¢mica y contribuir al di¨¢logo entre culturas; si no, es un almac¨¦n muerto".
An¨¦cdotas y emoci¨®n
Francesc Rog¨¦s refiere dos an¨¦cdotas acaecidas en el local estos cuatro meses. "Una tarde entr¨® un chaval nigeriano de siete a?os -que luego ha venido casi cada d¨ªa- y, en un catal¨¢n perfecto, me pregunt¨® cu¨¢les eran los libros de su edad. Se lo indiqu¨¦ y se puso a leer un cuento en castellano. M¨¢s tarde vino el hermano mayor y empezaron a hablar en su idioma; me emocion¨® comprobar que alguien tan joven dominara ya tres lenguas". En otra ocasi¨®n, "observ¨¦ que un grupo de adolescentes fanfarroneaba porque hab¨ªa robado un par de libros creyendo que yo no me hab¨ªa dado cuenta. Entonces me acerqu¨¦ a ellos y les dije que era absurdo lo que hac¨ªan, que no me robaban nada porque yo, igualmente, no les iba a cobrar. Aqu¨ª no interviene el dinero, as¨ª que nadie le hace el juego a nadie".
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