80 a?os de un oftalm¨®logo
?D¨®nde y c¨®mo celebra un oftalm¨®logo su 80? aniversario? Si se llama Joaqu¨ªn Barraquer, en un curso intensivo sobre Ojo seco y superficie ocular: nuevas perspectivas y tratamientos, al que acuden especialistas de los cinco continentes, y dictando ¨¦l mismo una conferencia sobre Reconstrucci¨®n del limbo corneal. Fue lo que ocurri¨® el s¨¢bado en el Auditorio Winterthur de L'Illa.
A mediod¨ªa era el momento de la pausa y por el vest¨ªbulo costaba dar un paso. Catering de Prats Fatj¨®, animadas discusiones profesionales, gente de nivel. Puestos publicitarios de laboratorios farmac¨¦uticos. Uno de ellos alentaba: "Ofrezca a sus pacientes con glaucoma un eficaz control de la Pio (sic)". A continuaci¨®n, el nombre del producto, un clorhidrato de dozolamida y maleato de timolol. "Una soluci¨®n potente", conclu¨ªa, animoso, el aviso.
El acto de homenaje al profesor Barraquer estuvo cargado de amor filial, amistades largas y estrechas y amor, mucho amor, a la profesi¨®n. Los conductores del impecable gui¨®n de la sesi¨®n fueron sus dos hijos, tambi¨¦n dedicados a la oftalmolog¨ªa, Rafael Ignacio y Elena, ambos directores adjuntos de la cl¨ªnica Barraquer, de la que su padre es director desde 1953. Es ¨¦sta la cuarta generaci¨®n dedicada a la encomiable tarea de sanar ojos enfermos. Abri¨® la saga Jos¨¦ A. Barraquer Roviralta (1852-1924), nombrado en 1888 primer catedr¨¢tico de Oftalmolog¨ªa de la Universidad de Barcelona. Su hijo, Ignacio (1884-1965), fue el m¨¢s conocido de la familia, por haber planeado y mandado construir la cl¨ªnica de Muntaner esquina con Laforja, una joya racionalista, presidida por el ojo de Osiris, en la que se cuidaron todos los detalles para que el paciente se sintiera c¨®modo: estucos de muchas capas para absorber reflejos, cantos romos, iluminaci¨®n velada, consultorios sin ventanas para poder controlar la luz, etc¨¦tera.
Sin embargo, lo que m¨¢s impresiona del edificio es una escalera en espiral de ojo ancho y generoso que constituye un bell¨ªsimo monumento a nuestro sentido m¨¢s preciado. En el campo cient¨ªfico, Ignacio Barraquer fue admirado por su revolucionaria t¨¦cnica de ventosa para extraer las cataratas, que descubri¨® observando el comportamiento de las sanguijuelas. Y en la ab¨²lica Barcelona de la d¨¦cada de 1950 brill¨® con luz social propia por la pasi¨®n que sent¨ªa por los coches, especialmente los Mercedes, y por los animales: en los jardines de su villa de Pedralbes se pasearon chacales, lobos, guepardos, micos de diversas especies, cocodrilos, una boa y un simp¨¢tico chimpanc¨¦, Jocko.
Pero volvamos al homenajeado que cumpli¨® los 80 a?os el 26 de enero. All¨ª estaba, elegante y sonriente, las sienes de plata y la calva patricia, escuchando complacido a sus hijos Rafael y Elena coronarle como "el mejor padre del mundo" y luego leer cartas de adhesi¨®n al homenaje: de los Reyes de Espa?a, el presidente de la Generalitat, el alcalde de Barcelona y muchos colegas que no pod¨ªan acudir al acto. Uno de ellos, Benjamin F. Boyd, que se declar¨® su mejor amigo, lo hizo desde Panam¨¢ por videoconferencia. Y los que intervinieron a continuaci¨®n se apoyaron en fotograf¨ªas proyectadas en una gran pantalla: algunas francamente simp¨¢ticas, como una del profesor tocando la guitarra en un asueto de un congreso u otra en la que aparec¨ªa vestido de impecable esmoquin y con la sonrisa de Clark Gable puesta ante una moza soberbia en bragas y sostenes negros, estirada invitante ante ¨¦l (v¨¦ase la foto). Ahora bien, esas im¨¢genes del triunfo profesional se alternaban de vez en cuando, sin mediar aviso, con otras de ojos hechos polvo por horrendos males. Y es que los m¨¦ritos cient¨ªficos de Joaqu¨ªn Barraquer son numerosos en el tratamiento, diagn¨®stico y cirug¨ªa de cataratas, glaucoma y trasplante de c¨®rnea: es doctor honoris causa por 11 universidades, autor de una docena de libros sobre la especialidad, director de unas 200 pel¨ªculas sobre tratamientos oculares, etc¨¦tera.
Y ya, tras los elogios, fue la vez de la conferencia del profesor, quien los agradeci¨® de forma contenida y de inmediato se puso a disertar sobre t¨¦cnicas de injerto del limbo corneal. Present¨® el caso de una mujer ("analfabeta", precis¨®) a la que el ojo le hab¨ªa ardido por efecto de la cal viva. Lamento no poder informar con mayor precisi¨®n sobre los contenidos de la ponencia: la sucesi¨®n de im¨¢genes en la pantalla gigante, ominosa a estas alturas, dejaba para el parvulario a House y Le chien andalou juntos, por lo que estuve entretenido en la pr¨¢ctica de contorsiones para evitar mirar. Pero s¨ª atin¨¦ a pescar al final de la intervenci¨®n la siguiente frase: "El paciente es un ser humano con alma al que hay que saber escuchar".
Nadie lo record¨® cuando evoc¨® su figura, pero Joaqu¨ªn Barraquer implant¨® las c¨®rneas de su padre reci¨¦n fallecido a la mujer de un alba?il de Ciudad Real y a un administrativo que trabajaba en Libia. Acaso cient¨ªficamente no fuera relevante, pero humanamente no tiene precio. Y eso se reflejaba en las palabras de sus hijos y amigos, y hasta en las de la consejera Geli, que le convirti¨® en su parlamento de clausura del curso en un homenot planiano, aunque no estoy muy seguro de que ¨¦l no prefiera la obra ben feta orsiana. Joaqu¨ªn Barraquer sigue operando en la cl¨ªnica de la calle de Muntaner todos los lunes, mi¨¦rcoles y viernes.
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