El inter¨¦s arranca en lo que permanece
Cuando en 1982 William J. R. Curtis escribi¨® la primera versi¨®n de La arquitectura moderna desde 1900 estaba indignado por las definiciones reduccionistas en las que, consideraba, se hab¨ªan basado otros historiadores de ese periodo de la arquitectura. Para ¨¦l, la perspectiva de otros estudios can¨®nicos sobre el tema (los de Sigfried Giedion, Kenneth Frampton, Manfredo Tafuri o Francesco Dal Co) era monol¨ªtica, cuando no euroc¨¦ntrica o ameroc¨¦ntrica. William Curtis quer¨ªa demostrar c¨®mo los maestros modernos hab¨ªan aprendido, digerido y transformado la herencia del pasado. Y c¨®mo la arquitectura contempor¨¢nea contin¨²a nutri¨¦ndose de esa misma fuente.
As¨ª, tratando de evitar una explicaci¨®n simplista de un fen¨®meno que transform¨® las ciudades, cambi¨® la est¨¦tica y alter¨® la vida de la gente, este historiador dividi¨® el punto de vista de su an¨¢lisis y trat¨® de levantar un mapa a la vez ideol¨®gico, social, est¨¦tico, simb¨®lico y pol¨ªtico de la arquitectura moderna. El libro vio una segunda edici¨®n con un ep¨ªlogo seis a?os despu¨¦s. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, el historiador hizo un ejercicio de autocr¨ªtica. Corrigi¨® algunas cosas -rebaj¨®, por ejemplo, la importancia dada al posmoderno Robert Venturi, cuya obra consider¨® sobrevalorada- y a?adi¨® siete cap¨ªtulos. El resultado de esa tercera versi¨®n, que analiza las secuelas de la modernidad hasta mediados de los noventa, lo public¨® Mondadori en italiano en 1996. Ahora, Jorge Sainz lo ha traducido al castellano para Phaidon. Se trata de un canon de la arquitectura moderna hecho desde un punto de vista claro: lo que a Curtis le interesa en arquitectura es lo que permanece. Y, para ¨¦l, lo que permanece es lo que propone, lo que realmente cambia las cosas, nunca lo que las marea. As¨ª, arquitect¨®nicamente, el libro arranca con las ra¨ªces de la arquitectura moderna -que ¨¦l sit¨²a en la p¨¦rdida de confianza en la tradici¨®n renacentista del siglo XVIII-, contin¨²a con su cristalizaci¨®n -en la d¨¦cada 1920-1930-, sigue con su difusi¨®n y su transformaci¨®n -desde 1950- y termina en el presente.
La arquitectura moderna de Curtis es de los pocos libros de su g¨¦nero que ha investigado a fondo culturas arquitect¨®nicas emergentes, como las de M¨¦xico o la India en los a?os sesenta y setenta. La modernidad de las viviendas de renta media en Hyderabad (India), que Balkrishna Doshi firm¨® en 1968, o la mezcla de lo global con lo local que cuaj¨® en la obra del mexicano Teodoro Gonz¨¢lez de Le¨®n sustentan la tesis fundamental del historiador: la vanguardia recurre con frecuencia al pasado. "Rem Koolhaas ha desarrollado un discurso de discontinuidad, pero muchos de sus edificios se apoyan en estructuras espaciales heredadas de arquitectos modernos, como Le Corbusier: esqueleto Domino de 1914 o los suelos interpenetrables del Palacio de los Soviets de 1931. Koolhaas comenta, invierte y manieriza esa herencia", afirma Curtis.
Como cr¨ªtico, Curtis ha censurado el oscurantismo, la falsa teor¨ªa o el argot ininteligible de muchos libros de arquitectura. Esta b¨²squeda de la claridad se refleja en el libro. Como seguramente no pod¨ªa ser de otra manera, ¨¦ste es uno de los compendios m¨¢s asequibles del g¨¦nero. Lo pueden leer con id¨¦ntico inter¨¦s estudiantes y estudiosos. "Uno de los objetivos de escribir una historia de la arquitectura", sostiene, "es abrir los ojos de gente que todav¨ªa no se ha dado cuenta de c¨®mo la arquitectura influye en su vida. Ense?arles a ver. Pero el libro es s¨®lo el principio. La arquitectura debe experimentarse, habla por s¨ª misma, se comunica en silencio, aunque a muchos arquitectos contempor¨¢neos les guste hacer ruido".
Babelia
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