Primavera en el ?rtico
Nuevos datos confirman el calentamiento del Oc¨¦ano Polar hace 55 millones de a?os
A 1.720 metros bajo el nivel del Oc¨¦ano Polar ?rtico, en la cordillera submarina de Lomonosov, descansan las pruebas de que el Polo Norte no siempre estuvo helado. Llegar hasta ellas no es f¨¢cil: hay que acceder con barcos rompehielos, quebrar la congelada superficie y dirigir una perforadora a trav¨¦s de los 1.300 metros de agua de profundidad, hasta agujerear el f¨¦rtil dep¨®sito de sedimentos que, bajo 420 metros de restos de variado origen, custodia muestras f¨®siles de c¨®mo era el lugar hace 55 millones de a?os. La expedici¨®n ACEX (Prospecci¨®n de Sedimentos ?rticos), un equipo internacional de cient¨ªficos enrolados en tres barcos rompehielos bajo la bandera del Programa Integrado de Perforaci¨®n Oce¨¢nica, consigui¨® sacarlas a la superficie en 2004, y public¨® sus sorprendentes conclusiones en junio pasado en Nature.
Al final del siglo habr¨¢ los mismos niveles de CO2 que cuando el agua estaba a 23 grados
Una de las codirectoras del grupo era Kathryn Moran (Pensilvania, EEUU, 1955). Esta geof¨ªsica de la Universidad de Rhode Island visit¨® recientemente Barcelona, invitada por la Obra Social La Caixa, para hablar de su trabajo en v¨ªsperas del inicio del A?o Internacional de los Polos, el pr¨®ximo mes de marzo. "Lo que encontramos all¨ª fue un bello dep¨®sito continuo de sedimentos que es en s¨ª mismo un registro clim¨¢tico de una ¨¦poca en que los gases de efecto invernadero determinaban el clima de la Tierra", explica esta veterana en las expediciones geol¨®gicas al ?rtico. La cordillera de Lomonosov, que recorre 1.800 kil¨®metros bajo el agua, se sit¨²a a una profundidad intermedia que le impide recibir los restos procedentes de movimientos de tierra submarinos, as¨ª que los sedimentos se depositan de forma continua y ordenada con el tiempo. Es como una tarta que se hubiera cocinado por capas a lo largo de millones de a?os y que, al ser cortada, mostrase las diferentes guindas con que se adorn¨® cada secci¨®n de pastel. Aqu¨ª las guindas son f¨®siles y piedras.
Hace 65 millones de a?os se extinguieron los dinosaurios, quiz¨¢s por el impacto de un meteorito. Acababa el per¨ªodo cret¨¢cico y diez millones de a?os despu¨¦s la Tierra vivi¨® un breve intervalo de temperaturas extremas provocadas por la liberaci¨®n de enormes cantidades de di¨®xido de carbono (CO2
) por causas naturales (erupciones volc¨¢nicas o rupturas de reservas de metano), que provocaron un efecto invernadero y el consiguiente calentamiento global. Ocurri¨® en la frontera entre los per¨ªodos del Paleoceno y el Eoceno. Se conoce bastante c¨®mo evolucion¨® el clima en muchos lugares durante ese episodio, pero no en el ?rtico. Es lo que la expedici¨®n de Moran buscaba.
Un rompehielos nuclear ruso abr¨ªa camino. Segu¨ªan su estela dos naves impulsadas convencionalmente: una sueca, el Odin, y otra noruega, el Vidar Viking. Esta ¨²ltima transportaba el mecanismo de perforaci¨®n, con tecnolog¨ªa habitual en la industria petrolera pero mejorada para atravesar el hielo. Tras comprobar que era capaz de superar el blindaje blanco, se empezaron a recuperar materiales de la cordillera submarina. Al analizarlos, aparecieron f¨®siles de Apectodinium augustum, un viejo conocido de los micropaleont¨®logos: se trata de un alga del g¨¦nero de los dinoflagelados cuya presencia durante ese per¨ªodo de m¨¢ximas temperaturas ya se conoc¨ªa en otros lugares. A esta primera prueba se unieron las que aport¨® el an¨¢lisis de los cambios en la composici¨®n qu¨ªmica de los restos de unos organismos unicelulares llamados Crenarchaeota. Por ¨²ltimo, tambi¨¦n se midi¨® el paleomagnetismo de los restos geol¨®gicos recuperados y se les practicaron an¨¢lisis de todo tipo, incluidos fluorescencia por rayos X y pruebas de velocidad del sonido. "Hemos llevado a los sedimentos a un hospital con la ¨²ltima tecnolog¨ªa", bromea Moran.
La conclusi¨®n de ese chequeo es que el ?rtico pas¨® de 18? en la ¨²ltima fase del Paleoceno a nada menos que 23? durante el cr¨ªtico per¨ªodo de m¨¢ximas termom¨¦tricas, "una temperatura propia de aguas subtropicales", comenta Morgan. Se trata de un dato que convierte en err¨®neos todos los modelos inform¨¢ticos con los que se hab¨ªa trabajado hasta ahora (al no contar con pruebas directas), los cuales preve¨ªan m¨¢ximas de 15? durante ese cambio clim¨¢tico. La temperatura volvi¨® a descender hasta los 17? de principios del Eoceno.
Los sedimentos de Lomonosov aun han aportado m¨¢s sorpresas, que obligan a cuestionar acontecimientos clim¨¢ticos posteriores en el Polo Norte: la recuperaci¨®n de unos helechos marinos llamados Azolla, propios de aguas menos c¨¢lidas, permite asegurar que 5,5 millones de a?os despu¨¦s del m¨¢ximo, las temperaturas hab¨ªan ca¨ªdo ya bastante y se situaban en los 10?. "Para entonces el Oc¨¦ano ?rtico era muy parecido a un lago de agua fresca", explica Moran. Y en el estrato correspondiente a hace 45 millones de a?os se hallaron guijarros que s¨®lo pudieron llegar all¨ª dentro de un bloque de hielo desgajado que se hundi¨®, lo cual es el indicio m¨¢s antiguo de la presencia de ¨¦ste. "Significa un cambio importante en la dataci¨®n de cu¨¢ndo se empez¨® a helar el ?rtico, ya que hasta ahora se cre¨ªa que se congel¨® hace tan s¨®lo 10 millones de a?os", apunta la cient¨ªfica.
Todo ello cambia la perspectiva de los que estudian una ¨¦poca que culminar¨ªa con la conversi¨®n del ?rtico en el oc¨¦ano cubierto de hielo que es hoy, aunque no arrojan luz sobre por qu¨¦ se congel¨®, un interrogante a¨²n sin explicaci¨®n. Hay otra preocupaci¨®n m¨¢s inmediata: ?tienen todos estos datos alguna lectura aplicable para el actual debate sobre el cambio clim¨¢tico? La contestaci¨®n de Moran es afirmativa: "Indican que el ?rtico es bastante sensible a los gases de efecto invernadero; ello hace m¨¢s preocupante que se mantenga el ritmo de crecimiento de las emisiones de CO2, porque a finales de este siglo alcanzaremos los niveles que exist¨ªan en el Eoceno, y no creo que nos convenga volver al clima que hubo entonces". Moran recuerda que los dos polos son "los termostatos de la Tierra" y se lamenta de que, en este A?o Polar, "el gran p¨²blico sigue sin conocer los temas cr¨ªticos que se derivan del calentamiento global en los polos".
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