Los hombres de Bush, en el banquillo
Los 'fontaneros' de la Casa Blanca se contradicen en el juicio sobre el 'caso Plame'
El juicio que cautiva estos d¨ªas a la clase pol¨ªtica estadounidense, el caso por perjurio y obstrucci¨®n a la justicia contra Lewis Libby, el antiguo ayudante del vicepresidente Dick Cheney, ha conocido esta semana importantes testimonios que contradicen la versi¨®n oficial del acusado y sacan a la luz algunas de las maniobras de la Administraci¨®n de George W. Bush para justificar la guerra de Irak.
Ayer compareci¨® como testigo de la acusaci¨®n la entonces periodista de The New York Times Judith Miller para declarar que Libby fue la persona que le revel¨® el nombre de la agente de la CIA, Valerie Plame. El lunes, un antiguo secretario de Prensa de la Casa Blanca, Ari Fleischer, testific¨® para afirmar que el ayudante de Cheney le habl¨® de esa misma agente en un momento decisivo en la investigaci¨®n.
El ex portavoz de la Casa Blanca dice que fue Libby el que destap¨® a la agente de la CIA
A la espera de la prevista comparecencia del propio Cheney, el juicio acumula pruebas contra Libby, a quien sus abogados presentaron en la exposici¨®n inicial de argumentos como un chivo expiatorio de la Administraci¨®n.
Aunque ni Libby ni ning¨²n otro funcionario de la Administraci¨®n est¨¢n acusados del grave cargo de haber revelado el nombre de un agente secreto, sino del m¨¢s leve de perjurio, ¨¦ste es uno de los juicios pol¨ªticos m¨¢s relevantes que se han celebrado nunca en esta ciudad, tanto porque sus efectos repercuten directamente en la Casa Blanca, como porque su trasfondo es el de la compleja trama de manipulaciones urdidas para crear motivos para atacar a Irak.
El testimonio de Ari Fleischer es muy esclarecedor al respecto. Fleischer cont¨® que el 7 de julio de 2003, por primera vez desde que ambos trabajaban en la Administraci¨®n, Libby le invit¨® a una comida. Despu¨¦s de algunos rodeos, el ayudante de Cheney abord¨® el tema que quemaba en las manos de los pol¨ªticos: el art¨ªculo publicado un d¨ªa antes por Joseph Wilson, un antiguo embajador, en el que confesaba que hab¨ªa sido enviado a N¨ªger por la oficina de Cheney y hab¨ªa comprobado que la acusaci¨®n hecha por Bush de que Sadam Husein hab¨ªa tratado de comprar uranio en ?frica era falsa.
Fleischer cont¨® en el juicio que Libby le dijo en esa comida: "Wilson debe haber sido enviado por su mujer, que es agente de la CIA", y a continuaci¨®n le mencion¨® el nombre de soltera de la esposa de Wilson, Valerie Plame. Una semana despu¨¦s de la comida entre Fleischer y Libby, la campa?a para desacreditar a Wilson -incluso a costa de sacar a la luz la identidad de un agente de la CIA- estaba ya en marcha y el nombre de Valerie Plame apareci¨® por primera vez en una columna del comentarista conservador Robert Novak.
Es cierto que una investigaci¨®n posterior no consigui¨® demostrar la existencia de un plan de la Administraci¨®n para desacreditar a Wilson, y ni Libby ni la persona que, al parecer, fue la fuente directa de Novak, el antiguo subsecretario de Estado, Richard Armitage, fueron acusados. Pero eso no disip¨® las sospechas de que el nombre de Valerie Plame hab¨ªa sido trasladado inadecuadamente a los medios de comunicaci¨®n, y Libby fue procesado por perjurio tras haber negado bajo juramento esa filtraci¨®n ante un gran jurado.
Tanto la periodista Judith Miller -que, en un principio, fue a la c¨¢rcel para proteger a su fuente- como el reportero de Time Magazine Matthew Cooper han revelado que fue Libby quien m¨¢s contribuy¨® a sus art¨ªculos sobre Wilson, Valerie Plame y el falso uranio de N¨ªger. La defensa de Libby se basa ahora en que el ex funcionario no recuerda haber tenido esas conversaciones.
Aunque este laberinto de nombres protege, en ¨²ltima instancia, a Bush, el juicio puede acabar teniendo una mayor repercusi¨®n si la comparecencia de Cheney u otras apuntaran a una responsabilidad directa del presidente o del vicepresidente en una trama que afecta a temas tan cruciales como la manipulaci¨®n de la prensa, la desprotecci¨®n de agentes secretos o el recurso a la mentira como arma pol¨ªtica.
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