?Qu¨¦ no hacer?
-?Por qu¨¦ se ha detenido? -rugi¨® en la batalla de Chickamauga el comandante de una divisi¨®n, que hab¨ªa ordenado una carga-. ?Avance en el acto, se?or!
-Mi general -respondi¨® el comandante de la brigada sorprendido en falta-. Estoy seguro de que cualquier nueva muestra de valor por parte de mis tropas las pondr¨¢ en contacto con el enemigo.
Esta definici¨®n de "valor" en el Diccionario del Diablo, de Ambrose Bierce, sentar¨ªa como un guante a la pr¨¢ctica pol¨ªtica gallega, solamente con sustituir "valor" por "acci¨®n de gobierno". Desde que las elecciones no se ganan desde la oposici¨®n, sino que se pierden desde el poder, la inacci¨®n de gobierno est¨¢ estrat¨¦gicamente mucho mejor considerada que la acci¨®n de ¨ªdem. Es decir, no se adoptan medidas por las posibles consecuencias que se pueden derivar de su adopci¨®n, aunque se supone que si se decidi¨® adoptarlas fue para que se produjeran consecuencias.
Hay analistas, sin embargo, que califican esta pr¨¢ctica (que podr¨ªamos llamar laissez faire, non sexa que) como "acci¨®n retr¨¢ctil": se proyecta una acci¨®n bienintencionada, que se retira cuando contacta con una realidad no especialmente favorable. La preservaci¨®n cautelar de la franja costera de 500 metros se retrae al primer atisbo de rechazo de alcaldes y/o inmobiliarios y se acaba respaldando pol¨ªticamente (Foz) o municipalmente (Sanxenxo) a los infractores. La apuesta por la prevenci¨®n como m¨¦todo de lucha contra los incendios forestales se pierde en el bosque de los buenos prop¨®sitos y regresa convertida en m¨¢s gasto en extinci¨®n. En determinados casos, lo retr¨¢ctil llega a lo reversible: la propuesta de obligar a los ni?os de primaria a leer y escribir primero en gallego se reconduce a que se ense?ar¨¢ una segunda lengua extranjera en la secundaria.
Esta pol¨ªtica de un paso adelante y dos atr¨¢s, que dijo el otro, suscita desde luego quejas en aquel sector de la clientela propia que tiene un elevado concepto de su propio voto, o que ten¨ªa unas expectativas todav¨ªa m¨¢s altas. Pero quien est¨¢ realmente atacada es la oposici¨®n. Ante el achique de espacios, guerra de guerrillas. Igual que Robin Hood o El Empecinado -aunque de sesgo ideol¨®gico opuesto- Alberto N¨²?ez Feijoo se persona all¨ª donde haya un entuerto achacable al bipartito. Contra la proliferaci¨®n de incendios, manguerazo simb¨®lico. Si una multinacional que ha recibido una veintena de millones de euros de la Xunta en los ¨²ltimos cinco a?os (y gracias a ello, logrado reducir a s¨®lo 72 puestos de trabajo perdidos una posible hemorragia de empleos), se siente no tan querida como anta?o y preterida por otras multinacionales, all¨ª acude el l¨ªder de la oposici¨®n mayoritaria para consuelo de afligidos. Si los peri¨®dicos de aqu¨ª titulan con las listas de espera o los franceses con acusaciones a ¨® noso Pereiro de pasarse con el Ventol¨ªn, ah¨ª est¨¢ el Partido Popular para indignarse por la dejadez de las conseller¨ªas de Sanidad y Cultura, respectivamente.
Lo malo de esta t¨¢ctica es que, como bien deber¨ªan recordar por propia y dilatada experiencia, por muchas simpat¨ªas que suscite el denunciante, quien hace m¨¢s amigos es quien tiene la capacidad de ejecutar -o no- las decisiones pol¨ªticas. As¨ª que -es de esperar que por ofuscaci¨®n y no por fr¨ªo c¨¢lculo- se est¨¢n produciendo brotes de zaplanismo. Hace d¨ªas, un dirigente local pontevedr¨¦s atribuy¨® la responsabilidad del tr¨¢gico accidente en el que un cami¨®n volc¨® y aniquil¨® a una familia al cierre de la V¨ªa del Saln¨¦s (con la misma raz¨®n, los peajes estratosf¨¦ricos que ?lvarez Cascos impuso en la A-53 ser¨ªan culpables de las v¨ªctimas registradas en la carretera Santiago-Lal¨ªn). M¨¢s recientemente, el propio Alberto Hood Feijoo desliz¨® en p¨²blico que con el Partido Popular en la Xunta tambi¨¦n hab¨ªa incendios, pero no mor¨ªa gente en ellos.
De seguir as¨ª, acabaremos echando de menos la pol¨ªtica.
sihomesi@hotmail.com
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