Chanzas de un intelectual
En la Suiza de principios del siglo XX, paralelamente a una inmensa cultura cient¨ªfica capaz de atraer a Albert Einstein, perviv¨ªan costumbres ancestrales como de cuento de Gottfried Keller. En el pueblo del padre de Karl, cada ni?o recibe al nacer un ata¨²d, apilado delante de la casa junto a las otras cajas de la familia. Cuando cumple 12 a?os, a Karl adem¨¢s le regalan, tras una arcaica ceremonia de iniciaci¨®n, un voluminoso libro de p¨¢ginas en blanco, donde debe apuntar, seg¨²n la tradici¨®n, cada uno de sus d¨ªas para legarlo a su hijo. ?ste, tras la muerte de Karl, busca en vano el diario, y aqu¨ª arranca la presente novela, con su reconstrucci¨®n del libro desaparecido y la vida de un lector adicto, traductor de poemas er¨®ticos medievales, erudito bohemio y abstra¨ªdo marido y padre. En lugar del habitual saldo de cuentas de la literatura paterno-filial, El libro de mi padre constituye un estupendo homenaje, de acento ir¨®nico y de pincelada colorista, desenfadada, con toques na¨ªfs, a un personaje excepcional, en el que se reconoce a Walter Widmer, el renombrado romanista y traductor suizo.
EL LIBRO DE MI PADRE
Urs Widmer
Traducci¨®n de Mar¨ªa Jos¨¦ D¨ªez y Diego Friera
Salamandra. Barcelona, 2006
189 p¨¢ginas. 13,50 euros
Para el lector no suizo, el fon
do autobiogr¨¢fico de El libro de mi padre no viene al caso, y tampoco es esencial conocer su antecedente, El amante de mi madre, con el que Urs Widmer se dio a conocer internacionalmente. Aqu¨ª el calamitoso protagonista se llama Karl y no Walter, y los pintores, m¨²sicos, empresarios, editores o escritores con los que disputa y se emborracha, no precisan de sus nombres reales, aunque entre ellos se ocultan Meret Oppenheim o Heinrich B?ll. La gran baza de este brote helv¨¦tico del realismo m¨¢gico que a primera vista despliega con tanto humor -algo grueso a veces- el accidentado periplo vital del padre, reside en el velado tono elegiaco que desprenden sus p¨¢ginas, en las que reverberan algunos de los oscuros cap¨ªtulos de la historia de Suiza: la vitoreada visita del k¨¢iser en 1914, la agitada ¨¦poca de entreguerras, los a?os de la t¨¢cita adhesi¨®n a los nazis, la posguerra en la provinciana Basilea.
La leve melancol¨ªa que desprende el relato m¨¢s s¨®lido y vibrante de Widmer se debe, probablemente, a su capacidad de contagiar al lector, que se siente hu¨¦rfano de este profesor de instituto, vetado para la universidad por su ef¨ªmero apoyo al partido comunista, consumido en una agotadora actividad de traductor literario, promotor cultural, cr¨ªtico y ensayista: pertenec¨ªa a una estirpe hoy extinguida de intelectuales nobles, comprometidos y humanistas. Aunque, como padre, no fuera precisamente mod¨¦lico.
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