Pureza

El espect¨¢culo Aluric¨¢n es de una pureza casi primitiva. As¨ª bailan, as¨ª cantan, as¨ª tocan los lebrijanos, y los pocos que quedan de esta familia tratan de conservarlo con cuidado entra?able. El homenaje a Pedro Bac¨¢n, que reivindic¨® este arte a ultranza, estaba por dem¨¢s justificado. Hay que hablar en primer lugar del cante de su hermana In¨¦s, lleno de jondura. Hizo una nana primorosa, y unas siguiriyas envidiables, con la voz llena y una entrega absoluta. Pepa la de Benito -su t¨ªa- cant¨® las canti?as del Pinini con su entonaci¨®n m¨¢s aut¨¦ntica. Rafael de Utrera cant¨® con largueza y profundidad. Todos volcados en dar la mayor veracidad posible a un cante templado y despacioso. En el baile vimos cosas extraordinarias. El baile de Lebrija es tranquilo, apenas insinuado, pero de una flamencura ejemplar, especialmente el que hicieron la Vargas y la Ledesma. Grandes bailaoras. Hubo particularmente unas soleares antol¨®gicas, de una belleza fascinante. Esperanza Fern¨¢ndez, con su hermano Paco a la guitarra, dio uno de sus recitales caracter¨ªsticos, gan¨¢ndose el aplauso del p¨²blico en esta noche impregnada de pureza y de verdad.