Aza?a regresa a palacio
Una pel¨ªcula recrea la estad¨ªa del jefe de Gobierno republicano en la sede real
Encontrarse hoy con quien fuera principal figura de la Espa?a republicana, Manuel Aza?a (Alcal¨¢ de Henares, 1880-Montauban, Francia, 1940), cruzando la puerta del Palacio Real es una sorpresa ins¨®lita para Juan Alonso, un casi nonagenario vigoroso, que ha acudido a visitar el grandioso edificio y no acierta a explicarse lo que acaba de presenciar. "Parece un sue?o", comenta con una sonrisa de perplejidad, ya que conoci¨® al pol¨ªtico alcala¨ªno siendo ¨¦l un muchacho. Pero no se trata de un sue?o. M¨¢s bien consiste en una ficci¨®n: cinematogr¨¢fica.
Dentro del edificio neocl¨¢sico, que hace 70 a?os fuera llamado ef¨ªmeramente Palacio Nacional, se rueda el filme Aza?a, que dirige el vasco Santiago San Miguel y produce la venezolana Mar¨ªa Isabel Dorante. San Miguel Querejeta llevaba 25 a?os acariciando la idea de dedicar una pel¨ªcula al l¨ªder republicano que mantuvo las riendas del Gobierno espa?ol durante la etapa m¨¢s problem¨¢tica de la historia contempor¨¢nea, el arranque de la Guerra Civil. En palacio permaneci¨® apenas unos meses.
San Miguel llevaba 25 a?os acariciando la idea de dedicar un filme al l¨ªder alcala¨ªno
"Todo han sido facilidades por parte de Patrimonio Nacional", subraya San Miguel. "S¨®lo faltaba que nos opusi¨¦ramos a un rodaje sobre la Rep¨²blica aqu¨ª en palacio: la historia de Espa?a es sagrada", se?ala con deportividad Yago Pico de Coa?a, presidente de la entidad estatal que administra el edificio regio. Asiste a una escena del rodaje en un sal¨®n de la planta baja donde, junto a una mesa mantelada de damasco rojo de la ¨¦poca, Jordi Dauder encarna, con gravedad y soltura, el papel del pol¨ªtico y orador alcala¨ªno, cuya vida el actor conoce al dedillo. Su parecido es notable, tanto, que justifica el sobresalto del anciano Alonso.
El rodaje, que se despliega tambi¨¦n en Guadarrama, va permitiendo descubrir facetas singulares de la rica y poli¨¦drica personalidad del m¨¢s intelectual de los pol¨ªticos hispanos. Aspectos negativos de su responsabilidad los tuvo, como fue el caso de los acontecimientos de Casas Viejas, en enero de 1933, que se saldaron con la muerte de 19 campesinos libertarios a manos de guardias civiles y de asalto siendo jefe de Gobierno. "Aquel episodio sangriento constituye la m¨¢cula m¨¢s adversa en la imagen del pol¨ªtico madrile?o"-el director as¨ª lo subraya-. Pero remarca, sin embargo, otros episodios que le correspondi¨® dome?ar y que acreditaron una estatura moral que algunos han considerado suprema, por la adversidad de las terribles contradicciones que una Espa?a enfrentada a s¨ª misma presentaba ante ¨¦l, por doquier acosado.
Bajo los focos, destaca el cuidado con el que el director supervisa hasta el m¨ªnimo matiz en la bella dicci¨®n y el sereno porte de Jordi Dauder. Escuchar las palabras que Aza?a formul¨® al ministro Felipe S¨¢nchez Rom¨¢n en el mismo escenario donde fueron pronunciadas -"o una coalici¨®n o la guerra civil"- genera un v¨¦rtigo que les asigna un eco de lejan¨ªa henchida de drama.
San Miguel destaca de la personalidad de Aza?a aspectos muy desconocidos. Como uno, relativo a su muerte. "Ya muy gravemente enfermo, don Manuel padeci¨® el suicidio de su m¨¦dico, Palet, tras haberle demandado antes ayuda para afrontar su propio trance postrero", cuenta el director. Otro, concerniente a su vida, versa sobre la ternura profesada por Aza?a hacia su joven esposa, Dolores Rivas Cherif. La narraci¨®n f¨ªlmada incluye la figura Antonio Olot, personaje silencioso, que mantuvo una relaci¨®n filial con Aza?a y que desapareci¨® tras la guerra. "Encarna a quienes viven la Historia sin figurar luego en su relato", remarca Santiago San Miguel.
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