Cante grande

Tres cantaores con solera, tres grandes cantaores. Hicieron un cante formidable, con grandeza y jondura. Est¨¢ claro que no el de los tres fue lo mismo, pese a lo cual el resultado es satisfactorio.

Cant¨® en primer lugar Canela de San Roque. Cantes dif¨ªciles, de los que imponen un respeto, con las soleares y las siguiriyas primeramente. Canela las afronta resueltamente, con esa voz suya un tanto dulzona que cala en el p¨²blico con facilidad. L¨¢stima que el cantaor tiene la mala costumbre de no acabar los cantes, levant¨¢ndose de la silla antes de que lleguen el pen¨²ltimo o el ¨²ltimo tercios, con ellos su cante ganar¨ªa muchos enteros.

El gran triunfador de la noche fue Pansequito, que hizo un cante pr¨¢cticamente perfecto: de comp¨¢s, de ritmo, de pronunciaci¨®n, en todo estuvo inconmensurable el del Puerto. Pocas veces hemos o¨ªdo cantar con tal precisi¨®n. Hizo alegr¨ªas, soleares, tarantos, buler¨ªas y fandangos, y todo lo hizo impecablemente. Sobre todo las soleares fueron un prodigio de bien decir el cante. Repito, con jondura y con grandeza. Le acompa?¨® adem¨¢s la guitarra de Diego Amaya, particularmente inspirada en esta ocasi¨®n, sin una nota de m¨¢s o de menos, redonda.

Jos¨¦ Merc¨¦ estuvo m¨¢s irregular. Empez¨® por ton¨¢s, a palo seco, como si hiciera ya una declaraci¨®n de principios. Despu¨¦s malague?as, soleares, siguiriyas... Es decir, como sus compa?eros, los palos de mayor respeto, que abord¨® decididamente y entregado. Por buler¨ªas se extendi¨® largamente, e incluso las bail¨®, como suele hacer cuando se siente a gusto. Es un baile el suyo que tiene mucha gracia y donaire, de buena escuela. Las instancias del p¨²blico se repitieron y Merc¨¦ regal¨® dos propinas, que a¨²n supieron a poco.

En definitiva, una noche de buen cante y buen toque, pues Mora¨ªto estuvo tambi¨¦n a gran altura.