La cuenta atr¨¢s
Hace 20 a?os justos que est¨¢ en prisi¨®n. Le detuvieron en Madrid a las cinco de la madrugada del viernes 16 de enero de 1987. Ten¨ªa 32 a?os y ya hab¨ªa matado a 25 personas. "Pusimos explosivos en la puerta y entramos a por ellos", recuerda uno de los agentes del Grupo de Operaciones Especiales (GEO) que participaron en la detenci¨®n. "Los seis, tres hombres y tres mujeres, estaban dormidos y no ofrecieron resistencia. S¨®lo ¨¦l, De Juana Chaos, ten¨ªa la pistola en la mesilla de noche. Hizo el gesto de mirarla y el compa?ero que lo estaba apuntando le ret¨®: 'Anda, c¨®gela'. Pero ¨¦l, a pesar del sobresalto, le respondi¨® con tranquilidad: 'Soy de ETA, no un gilipollas". Unas horas despu¨¦s, y tras un duro interrogatorio en el que I?aki de Juana no abri¨® la boca, el fot¨®grafo de la polic¨ªa hizo su trabajo.
Durante los tres a?os que De Juana Chaos permaneci¨® en activo, ETA asesin¨® a 112 personas
Txikierdi le dijo que ten¨ªa que seguir las directrices de ETA y De Juana sostuvo una discusi¨®n con ¨¦l
Durante 20 a?os estuvo en el r¨¦gimen penitenciario m¨¢s duro y en las c¨¢rceles m¨¢s alejadas
Es la primera vez en la historia de ETA que un preso inicia una huelga sin consultar a la banda
Muchos funcionarios recuerdan a?os despu¨¦s la mirada dura y fr¨ªa del terrorista de Legazpi
Desde entonces hasta hoy, que es alimentado de forma forzosa en el hospital Doce de Octubre de Madrid tras 90 d¨ªas en huelga de hambre, De Juana Chaos no ha dejado de ser noticia. A ello ha contribuido su escalofriante n¨®mina de cr¨ªmenes, pero sobre todo una personalidad que los psic¨®logos de prisiones llegaron a calificar de "fr¨ªa y narcisista". De su historia hasta 1983 -aquel a?o huy¨® a Francia tras descubrirse su pertenencia a ETA- s¨®lo se conoce que naci¨® en Legazpi (Guip¨²zcoa) en 1955, que su abuelo materno fue militar y que ¨¦l, aunque curs¨® estudios de enfermer¨ªa, s¨®lo tuvo un trabajo legal: agente de la Ertzaintza. Una vez en la c¨¢rcel, sin embargo, se aficion¨® a visitar las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos. Unas veces por preparar su propia fuga en helic¨®ptero del penal gaditano de El Puerto de Santa Mar¨ªa. Otras, por pedir champ¨¢n y langostinos para celebrar el asesinato del concejal de Uni¨®n del Pueblo Navarro (UPN) Tom¨¢s Caballero. Y, en agosto del pasado a?o, por marcar un hito en la historia de ETA. El d¨ªa 7, De Juana comunic¨® a la direcci¨®n de la prisi¨®n de Algeciras que iniciaba una huelga de hambre indefinida para protestar por su situaci¨®n personal -la Audiencia Nacional hab¨ªa abortado a principios de 2005 su excarcelaci¨®n tras 18 a?os en prisi¨®n acus¨¢ndole de dos nuevos delitos de pertenencia a ETA y amenazas-. El hecho relevante no era que De Juana Chaos se pusiera en huelga de hambre -lo hab¨ªa hecho en muchas ocasiones anteriores-, sino que se trataba de la primera vez en la historia de ETA que un preso de la organizaci¨®n terrorista emprend¨ªa tal medida de presi¨®n sin consultar con la direcci¨®n de la banda y por un asunto que s¨®lo le concern¨ªa a ¨¦l. Aunque no trascendi¨® entonces, la banda no tard¨® en reaccionar.
A finales del verano, y seg¨²n aseguran fuentes de la lucha antiterrorista, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, alias Txikierdi, responsable del colectivo de presos, hizo llegar a De Juana por distintas v¨ªas el descontento de la direcci¨®n de ETA con su actitud. "Tuvieron una gran bronca", dice una fuente de Interior, "Txikierdi le dijo que ten¨ªa que seguir las directrices de la organizaci¨®n y ¨¦l le respondi¨® que la organizaci¨®n en ese momento no ten¨ªa directrices. Textualmente le dijo: 'No tiene directrices ni tiene cojones'. Sin embargo, a los pocos d¨ªas interrumpi¨® la huelga".
Hay m¨¢s detalles que confirman que la huelga de hambre de De Juana fue en un primer momento motivo de malestar en la direcci¨®n de ETA y tambi¨¦n en el entorno de Batasuna -embarcada entonces en el llamado proceso de paz-. "No hay m¨¢s que fijarse", explica un agente, "en lo que tard¨® el diario Gara en dar la noticia. Nada m¨¢s y nada menos que 11 d¨ªas, y eso, para los que estamos acostumbrados a leer entre l¨ªneas ese peri¨®dico, es una eternidad, sobre todo trat¨¢ndose de quien se trataba". Sin embargo, el asesinato de los dos j¨®venes ecuatorianos en el aeropuerto de Barajas cambi¨® radicalmente el panorama. La complicada situaci¨®n de De Juana, adem¨¢s de una pesadilla para el Gobierno, se est¨¢ convirtiendo en el arma principal del entorno de ETA para cohesionar de nuevo a sus bases tras la ruptura del alto el fuego. "No s¨¦ si la gente se ha dado cuenta", a?ade el mismo polic¨ªa, "pero desde el atentado para ac¨¢ los pol¨ªticos han hablado m¨¢s de De Juana que de los pobres ecuatorianos muertos. Y la verdad es que, conociendo la afici¨®n del personaje por colocarse en el centro de la atenci¨®n, no me extra?a".
Hay un testigo de excepci¨®n en los primeros pasos como terrorista de I?aki de Juana. Uno de sus compa?eros en la etapa inicial del comando Madrid -donde tambi¨¦n conoci¨® a quien ser¨ªa despu¨¦s su compa?era sentimental, Inmaculada Noble Goikoetxea- fue Juan Manuel Soares Gamboa, quien, tras ser desterrado por la banda a Argelia y despu¨¦s a Santo Domingo, termin¨® entreg¨¢ndose y colaborando con los jueces. De Juana y Soares vivieron como topos en un pa¨ªs muy distinto al de ahora, tambi¨¦n en su relaci¨®n con el terrorismo. Aunque la sociedad empezaba entonces a darse cuenta de que ETA no era s¨®lo una lacra, sino tambi¨¦n un peligro real para la estabilidad de la incipiente democracia espa?ola -a¨²n estaba muy reciente la intentona golpista del 23-F-, todav¨ªa faltaba mucho para que se produjera una respuesta un¨¢nime. En los tres a?os durante los que De Juana fue miembro activo de ETA -1984, 1985 y 1986- la banda asesin¨® a 112 personas, la mayor¨ªa polic¨ªas y militares.
Seg¨²n el testimonio de Soares Gamboa -recogido en el libro Agur, ETA, de Mat¨ªas Antol¨ªn-, era De Juana quien seleccionaba las v¨ªctimas y decid¨ªa qui¨¦n tendr¨ªa que disparar sobre ellas. As¨ª relata el etarra arrepentido el asesinato, el 17 de 1986, de tres militares: "Fue I?aki de Juana quien divis¨® en uno de sus turnos de vigilancia al objetivo: un 124 azul del Ej¨¦rcito de Tierra. Era preciso un atentado antes del 22 de junio, antes de las elecciones generales (...).
-Yo me encargo de cubrir la ekintza [acci¨®n] ?Te ha tocado, Juanma! -dijo De Juana-. Ser¨¢s quien dispare (...).
S¨®lo cuando [Idoia L¨®pez Ria?o] vaci¨® el cargador pude acceder al veh¨ªculo, que ya estaba agujereado por todos sitios. El ch¨®fer ten¨ªa la cara deformada por los impactos, estaba muerto y en un mar de sangre; introduje la UZI por la ventanilla para rematar a los tres. R¨¢fagas cortas y precisas. Enfilamos hacia el coche cuando escuchamos otra r¨¢faga de metralleta; era I?aki de Juana, disfrazado con una gorra blanca y gafas (...). Por la radio se escuchaban las primeras noticias: 'Tres militares asesinados cerca de la plaza de Segovia. Uno de ellos es el comandante Ynestrillas...". Hasta ese momento, los integrantes del comando Madrid no supieron sobre qui¨¦nes hab¨ªan disparado.
A De Juana no le quedaba mucho tiempo en libertad. Nada m¨¢s producirse su detenci¨®n -en enero de 1987- consigui¨® el primero de sus impactos medi¨¢ticos. Tras aguantar sin declarar el interrogatorio policial, confes¨® ante el juez de la Audiencia Nacional la autor¨ªa del atentado perpetrado el 14 de julio de 1986 en la plaza de la Rep¨²blica Dominicana de Madrid contra un convoy de la Guardia Civil. Catorce agentes hab¨ªan resultado muertos y otras 45 personas heridas de diversa gravedad. Por esos cr¨ªmenes y otros hasta un total de 25, De Juana fue condenado a casi 3.000 a?os. Durante todos estos a?os en la c¨¢rcel, el nieto del militar ha estado siempre clasificado en primer grado, el m¨¢s duro de todos. Incluye la reclusi¨®n en un m¨®dulo de especial vigilancia, cacheos peri¨®dicos, restricci¨®n del contacto con otros presos y muy pocas horas de patio, adem¨¢s de la intervenci¨®n de las comunicaciones que se aplica a todos los miembros de organizaciones terroristas. Por si fuera poco, y en virtud de la pol¨ªtica de dispersi¨®n, De Juana recorri¨® las c¨¢rceles m¨¢s alejadas del Pa¨ªs Vasco.
De Sevilla lo trasladaron a Ceuta, y luego a Las Palmas, Murcia, Ibiza y Melilla. A finales de 1998, y coincidiendo con la tregua, el Gobierno del PP concedi¨® el acercamiento a 21 presos de ETA cuyas condenas sumaban 10.000 a?os. Entre ellos estaba De Juana Chaos, que fue llevado de Melilla a El Puerto de Santa Mar¨ªa y de all¨ª, en el a?o 2002, a la prisi¨®n de Algeciras.
"Para entonces", explica un jefe de la lucha antiterrorista, "ya no era ni sombra de lo que fue dentro de la organizaci¨®n, aunque ¨¦l se empe?aba en seguir aparent¨¢ndolo. Cuando llegaba un nuevo preso de ETA a la c¨¢rcel donde ¨¦l se encontrara, lo recib¨ªa y lo somet¨ªa a un interrogatorio que repet¨ªa a la vuelta de un mes. Quer¨ªa seguir siendo a toda costa el comisario pol¨ªtico, el guardi¨¢n de las esencias". A su favor jugaban su historial tremendo de muertes sin remordimiento y un car¨¢cter y una mirada muy fr¨ªos, muy duras. No son pocos los funcionarios que guardan sus contactos espor¨¢dicos con De Juana en el almac¨¦n de sus peores recuerdos.
Sin embargo, durante su estancia en la prisi¨®n de Las Palmas, el que fuera jefe del comando Madrid encuentra la horma de su zapato en otro hist¨®rico de ETA, Jes¨²s Mar¨ªa Zabarte Arregi, alias Carnicerito de Mondrag¨®n. "Zabarte", explica una fuente de Interior, "no admiti¨® la presi¨®n de De Juana y tuvieron una gresca sonada. Hay que tener en cuenta que De Juana, a pesar de su predicamento medi¨¢tico, nunca fue designado por ETA como jefe de lo que ellos llaman frente de makos. Nunca terminaron de confiar en ¨¦l".
A partir de entonces, De Juana se va aislando progresivamente del colectivo de presos hasta romper, incluso, con Inmaculada Noble. A principios de 2005, los peri¨®dicos desvelan que "un etarra condenado por 25 asesinatos y penado con casi 3.000 a?os de c¨¢rcel va a salir en libertad de forma inminente tras haber cumplido s¨®lo 18 a?os de c¨¢rcel". Su figura medi¨¢tica se le vuelve entonces en contra. No es un terrorista m¨¢s. Es De Juana Chaos. El mismo que, tras los asesinatos en Sevilla del concejal popular Alberto Jim¨¦nez Becerril y de su esposa, escribi¨®: "Sus lloros son nuestras sonrisas y terminaremos a carcajada limpia. Me encanta ver las caras desencajadas que tienen. Con esta ekintza (acci¨®n) ya he comido yo para todo el mes". Los jueces buscan la manera de apagar el esc¨¢ndalo manteni¨¦ndolo en prisi¨®n y ¨¦l inicia por su cuenta una huelga de hambre. A su lado s¨®lo permanece una joven de 29 a?os, su nueva pareja sentimental.
Tras interrumpir durante unos d¨ªas la huelga de hambre, De Juana vuelve a ingresar el 24 de noviembre en la unidad de custodia del Doce de Octubre. Desde entonces, se niega a colaborar con los m¨¦dicos. Tienen que pesarlo a la fuerza, hacerle los an¨¢lisis a la fuerza, incluso tomarle la tensi¨®n a la fuerza. El preso, que mide 1,72 y cuyo peso habitual es de 86 kilos, s¨®lo alcanza entonces los 63. Lo empiezan a alimentar por sonda nasog¨¢strica el 11 de diciembre, cuando su peso ha bajado hasta los 57. El 7 de enero le quitan la sonda. Ha vuelto a pesar 62 kilos. Pero unos d¨ªas m¨¢s tarde, el 24 de enero, ya ha bajado hasta los 52 y se la vuelven a poner. Los m¨¦dicos, que no descartan un fallo s¨²bito que le provoque la muerte, dicen desconocer las consecuencias de esa alimentaci¨®n forzosa y alternativa. El caso es que la Audiencia Nacional s¨®lo autoriza mantener la sonda cuando "exista riesgo para la vida". Y no hay precedentes.
Mientras, los tel¨¦fonos pinchados de la polic¨ªa escuchan que sus otrora compa?eros est¨¢n hartos de ¨¦l. "Lo tachan de loco, de iluminado", dice un agente, "dicen de ¨¦l que tiene complejo de m¨¢rtir". Pero el alto el fuego se rompe y todo cambia. El Gobierno empieza a recibir los partes que llegan del hospital como quien acaricia una bomba de relojer¨ªa El entorno de ETA, en cambio, acaba de encontrar en el viejo militante la posibilidad de reagrupar a sus huestes desorientadas, hasta de acallar si cabe el eco de Barajas. Ya tienen un nuevo h¨¦roe. No descartan que se convierta en un h¨¦roe muerto, pero un h¨¦roe al fin y al cabo.
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