Una discutible gesti¨®n inmobiliaria
Cuestiona el autor la falta de informaci¨®n previa y debate que ha acompa?ado a la operaci¨®n urban¨ªstica planteada en Getxo.
Es la pol¨ªtica urbana algo que, aparentemente al menos, se da por supuesto en los municipios de nuestra comunidad aut¨®noma; es decir, no es algo a lo que se dedique mucho espacio o atenci¨®n en los medios de comunicaci¨®n. De forma habitual, se conf¨ªa en el buen hacer de los electos municipales. En la mayor¨ªa de las ocasiones, estas situaciones dadas por supuesto funcionan sin que requieran explicaciones, pero en otras se instala la desconfianza en la relaci¨®n entre pol¨ªtica y ciudadan¨ªa. El origen inmediato suele estar en que a la pol¨ªtica le cuesta explicar con pedagog¨ªa el por qu¨¦, el para qu¨¦ y el c¨®mo de las decisiones que adoptan. En estos casos, los ciudadanos suponen intereses ocultos o sienten el peso de la actuaci¨®n pol¨ªtica sobre sus intereses cotidianos porque no terminan de entender por qu¨¦ algunas cosas deben ser hechas de cierta manera.
La operaci¨®n urban¨ªstica se justifica desde las necesidades sociales, pero no se explican cu¨¢les son ¨¦stas
El negocio inmobiliario se ha convertido en una 'industria' en s¨ª, al margen de las necesidades sociales
Algo de esto ocurre en el municipio de Getxo con el proyecto de urbanizaci¨®n de la zona de Andra Mari, donde est¨¢ prevista la construcci¨®n de miles de viviendas. Ingredientes de esta naturaleza aparecen en un debate sin debate, donde casi todo se da por supuesto y donde la convergencia de opini¨®n de los partidos en el gobierno municipal suponen, sin m¨¢s, que "eso es lo que hay que hacer".
Se necesitar¨ªa mucho espacio, m¨¢s del que ofrece este art¨ªculo, para entrar en el an¨¢lisis de fondo de los argumentos esgrimidos hasta este momento. Los m¨¢s expl¨ªcitos los proporciona Ezker Batua, que gobierna en coalici¨®n el municipio. Escuchando a su representante, se tiene la impresi¨®n que ¨¦ste se considera responsable no del desarrollo del Plan, sino de la parte de su pol¨ªtica de viviendas de protecci¨®n oficial o que el Plan no tiene ning¨²n otro impacto ?No se conoce acaso que actuaciones de esta naturaleza tienen no s¨®lo un impacto medioambiental sino un penetrante impacto social, por no halar de impactos de otra naturaleza? El PNV y EA, los otros dos partidos en el gobierno municipal, emiten mensajes ambiguos, plagados de inc¨®gnitas sin aclarar y pocos argumentos, sobre el desarrollo de una actuaci¨®n urban¨ªstica que, sencillamente, (y de esto tambi¨¦n se habla poco) transforma estructuralmente y, si hacemos caso al diagn¨®stico de EB, tambi¨¦n socialmente el municipio.
Hay que tener en cuenta algunos hechos para comprender el proyecto. Estamos ante una actuaci¨®n que pretende construir 8.300 viviendas. La mayor operaci¨®n urban¨ªstica de todo el territorio hist¨®rico de Vizcaya, que incorporar¨¢ al censo municipal m¨¢s de 25.000 personas, con un crecimiento de poblaci¨®n sobre el actual de m¨¢s de un 30%. Es decir, no se trata s¨®lo de la desaparici¨®n de hecho de Andra Mari y su trozo de historia o su ecosistema social y natural, sino del impacto sobre el municipio de Getxo, y sobre la comarca de Uribe-Costa en aspectos claves relacionados con infraestructuras b¨¢sicas.
La promoci¨®n de este Plan se produce al final del mandato de la actual corporaci¨®n municipal, sin que la informaci¨®n haya sido ni fluida, ni tranquila y con tiempo; en un debate abierto, argumentado, con participaci¨®n de todos los interesados y afectados por este tipo de acciones. Un debate en el que todos los intereses puedan expresarse, explicando a los habitantes del municipio, y en especial a los m¨¢s afectados por la actuaci¨®n, el porqu¨¦, el para qu¨¦ y el c¨®mo de ¨¦sta; en definitiva, incorporando razones a los l¨®gicos intereses -p¨²blicos y privados- que se atisban detr¨¢s de obras de tal magnitud.
Las dudas sobre el proyecto surgen porque en la boca de los responsables municipales se oyen razones del tenor de que "se necesita vivienda". ?Por supuesto!, pero esa es una raz¨®n insuficiente, porque ese objetivo puede alcanzarse de muchos modos y maneras. Pueden alcanzarse, a modo de ejemplo, repartiendo la construcci¨®n por el municipio, por la comarca, ajustando el canon de las necesidades; y, sobre todo, puede hacerse de manera ajustada, porque la vivienda que m¨¢s se necesita es la que menos se construye en la citada actuaci¨®n y, en general en todo el municipio. En todo caso, aqu¨ª est¨¢ la falacia de la consejer¨ªa que gestiona la vivienda p¨²blica vasca: para construir un volumen significativo de vivienda de protecci¨®n oficial necesita crear suelo urbanizable de alta densidad para que edifiquen un volumen significativo de vivienda libre.
Pero hay m¨¢s dudas, el crecimiento demogr¨¢fico del municipio no requiere actuaciones de este tipo, sino acciones pausadas. M¨¢xime cuando, por otra parte, las necesidades expresadas en el mercado inmobiliario no demandan actuaciones ni de este volumen, ni de esta intensidad.
Los vecinos de la zona preguntan y discuten sobre actuaciones dif¨ªciles de comprender, complejas por el alto grado de tecnicismo que acompa?a siempre este tipo de documentos, pero saben -hay suficiente experiencia acumulada- que va a modificar sustancialmente su barrio y la zona en la que viven. Lo que ninguno de los partidos pol¨ªticos responsables ha sabido explicar, al menos hasta el momento, es por qu¨¦ ahora, por qu¨¦ en Andra Mari y por qu¨¦ ese volumen de construcci¨®n.
Da la impresi¨®n, si seguimos las declaraciones de los responsables de Vivienda y Urbanismo, que hay una desmesura en las pol¨ªticas de vivienda de esa zona. Yo dir¨ªa que, m¨¢s bien, lo que se visualiza es el no saber c¨®mo abordar el crecimiento del precio de la vivienda, o de querer abordarlo con otra desmesura. Leyendo los documentos del proyecto se tiene la certeza de que el pensamiento basado en ideas como el desarrollo sostenible, ciudades tranquilas, protecci¨®n de zonas naturales, etc., desaparecen de entre sus objetivos.
Ante estos hecho no bastan las llamadas gen¨¦ricas a la participaci¨®n futura de los vecinos que hacen los responsables pol¨ªticos. Por cierto, ?en qu¨¦ se concreta?: ?en pasar a ver unos paneles y un v¨ªdeo, o en poder enviar mensajes doloridos u opiniones que alguien recoge, que nadie lee o a la que se contesta con frialdad? Se tiene la impresi¨®n de que, entre lo que se conoce de lo que se quiere hacer, los motivos que lo justifican, los argumentos esgrimidos y la presi¨®n y la energ¨ªa que se han puesto sobre esa actuaci¨®n, no guardan relaci¨®n entre s¨ª.
Las actuaciones llegan en un momento con una cierta aton¨ªa en el mercado inmobiliario, justo antes de unas elecciones municipales donde se supone que el debate alrededor de hechos como ¨¦ste debieran ocupar un lugar central, ?o no? Se justifica desde las necesidades sociales, pero no se explican cu¨¢les son y, sobre todo, no se abordan con datos concretos, sino con convicciones del que cree que todo lo sabe. Se ignora, al menos hasta el momento, el debate sobre el futuro del municipio y lo que se ha dicho no enlaza con ningunos de los conceptos que est¨¢n sirviendo al Gobierno vasco para trazar sus pol¨ªticas de futuro; crecimiento sostenible, desarrollo sostenible, ciudades tranquilas, protecci¨®n del patrimonio natural, etc. ?Cu¨¢les son entonces esas razones?
El hecho es que los planes de construcci¨®n de Getxo permiten visualizar algo que ya se ha descubierto en otros lugares del Estado: que el mercado inmobiliario ya no es dependiente de otras necesidades sociales; por ejemplo, del incremento de poblaci¨®n, de la atenci¨®n de necesidades sin cubrir de los habitantes del municipio o de la comarca, sino que la promoci¨®n inmobiliaria es una industria en s¨ª misma, con plena autonom¨ªa, sin servidumbres demogr¨¢ficas, sociales o industriales, sino que sirve a un nuevo mercado; el mercado inmobiliario, un mercado con pocas servidumbres, que requiere del poder p¨²blico -recalificaci¨®n de suelo, volumetr¨ªa de construcci¨®n, etc.- para ser viable.
El riesgo es que Getxo, en vez de apostar por industrias de alto valor a?adido, que aportan e invierten en futuro, ha decidido apostar por la nueva industria del ladrillo y utilizar la riqueza que posee: suelo en una zona de valor natural, bien ubicada, poco maleada por el ladrillo y por los usos intensivos de suelo. Tengo la impresi¨®n que ¨¦ste es el problema. Quiz¨¢ las pr¨®ximas elecciones municipales permitan visualizar otro futuro o, sencillamente, otras formas de hacer las cosas. Los vecinos deber¨¢n decidir.
Ander Gurrutxaga Abad es catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa de la UPV-EHU.
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