Punto final a la ley del silencio en Chile
Tras la muerte de Pinochet, antiguos torturadores de la dictadura comienzan a se?alar el paradero de desaparecidos
La vicepresidenta de la Agrupaci¨®n de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Viviana D¨ªaz, de 56 a?os, que desde 1976 busca a su padre, detenido por agentes de la Direcci¨®n de Inteligencia Nacional (DINA), una mujer curtida en el dolor de las v¨ªctimas de la dictadura del general Augusto Pinochet, supo finalmente qu¨¦ ocurri¨® con ¨¦l 31 a?os despu¨¦s.
"Siempre dije 'queremos la verdad por dolorosa que sea'. Al saberla, sent¨ª una pena tan profunda que me desahogu¨¦ y llor¨¦ diez minutos... una es humana. Sent¨ª tan terrible que mi pap¨¢ estuvo ocho meses vivo a merced de sus captores y pens¨¦ en mi mam¨¢ que muri¨® sin saber. Pero me recompuse porque quer¨ªa ir tranquila a hablar con el juez", cuenta Viviana D¨ªaz.
La confesi¨®n de un oficial permiti¨® al juez procesar a siete militares por homicidio
Ella vio por ¨²ltima vez a su padre, el dirigente sindical V¨ªctor D¨ªaz, cuando, muy temprano en la ma?ana del 11 de septiembre de 1973, le avisaron del golpe militar contra el presidente Salvador Allende. Hasta su detenci¨®n, tres a?os despu¨¦s, dirigi¨® el Partido Comunista (PC) chileno en la clandestinidad como subsecretario general.
La dictadura desat¨® una cacer¨ªa contra ¨¦l. En un allanamiento de madrugada al domicilio donde se ocultaba en Santiago con identidad falsa, los agentes de la DINA, la polic¨ªa pol¨ªtica del r¨¦gimen, lo reconocieron por una leve cojera. "?Chino D¨ªaz!, al fin te pillamos...", le dijeron en medio de insultos y golpes, mientras lo trasladaban al cautiverio del que nunca sali¨®.
Despu¨¦s de la muerte del ex dictador Augusto Pinochet, en diciembre pasado, el pacto de silencio de los antiguos agentes de la represi¨®n est¨¢ comenzando a desmoronarse. Un teniente del Ej¨¦rcito que dirigi¨® decenas de fusilamientos de campesinos en Paine, en las afueras de Santiago, llev¨® a una juez hasta el lugar donde dijo que hab¨ªa sepultado los cad¨¢veres, pero no se encontraron restos.
La confesi¨®n del teniente coronel retirado de carabineros Ricardo Lawrence, ex agente de la DINA, y de sus c¨®mplices permiti¨® al juez V¨ªctor Montiglio procesar y detener a siete ex uniformados, incluyendo dos mujeres, por el secuestro y homicidio calificado de V¨ªctor D¨ªaz.
"Mientras estuvo vivo Pinochet ning¨²n ex agente se atrevi¨® a hablar. Al morir desapareci¨® el peso que manten¨ªa el pacto de silencio, algo cuyo significado los civiles no asum¨ªamos en plenitud", sostiene el abogado Eduardo Contreras, querellante en este caso.
Los ex agentes no s¨®lo tem¨ªan a Pinochet, aunque ya estaba viejo, sino que sab¨ªan de su capacidad para presionar a parlamentarios, militares y hasta a los propios Gobiernos democr¨¢ticos de la Concertaci¨®n, agrega el abogado. En otros casos ha actuado el peso de la conciencia. Uno de los asesinos de D¨ªaz se suicid¨® hace dos a?os. Otros ex agentes aspiran a tener rebajas de condenas.
Tras aplastar al Movimiento de Izquierda Revolucionaria y al Partido Socialista en los primeros a?os despu¨¦s del golpe militar, la represi¨®n se concentr¨® en 1976 en el PC. Ese a?o cayeron dos directivas comunistas, m¨¢s de 20 personas, todas desaparecidas hasta hoy, entre ellas el sucesor de D¨ªaz en la conducci¨®n del PC, Fernando Ortiz.
Los agentes de la DINA trasladaron a D¨ªaz, que entonces ten¨ªa 56 a?os, hasta Villa Grimaldi, donde m¨¢s de 4.000 personas fueron torturadas, de las que 226 est¨¢n desaparecidas. En el cuartel se disputaban entre ellos el "privilegio" de torturar al l¨ªder comunista.
El propio Pinochet estaba interesado en la suerte de D¨ªaz, testific¨® el oficial Lawrence, que ampli¨® su confesi¨®n despu¨¦s de la muerte del ex dictador. En una oportunidad, Pinochet fue a visitar al l¨ªder del PC y convers¨® con el prisionero. "D¨ªaz le dijo a Pinochet que comet¨ªa un error al meterse en contra del PC, porque (...) era como intentar vaciar el mar con un balde, algo que nunca se iba a poder lograr", afirm¨® el ex agente.
A D¨ªaz lo llevaron a un cuartel de la DINA desconocido hasta la confesi¨®n de Lawrence. Ah¨ª, cumpliendo una orden del jefe de la DINA, Manuel Contreras, dos agentes, ambos de la Armada, Bernardo Daza y Sergio Escalona, ataron a D¨ªaz de pies y manos a una silla, le cubrieron su cabeza con una bolsa de pl¨¢stico y le asfixiaron. Como hizo en otros casos, la teniente Gladys Calder¨®n inyect¨® cianuro al cad¨¢ver.
El cuerpo de D¨ªaz fue envuelto en bolsas de pl¨¢stico gruesas atadas con alambre a la cintura, unido a un tramo de ra¨ªl de ferrocarril de 80 cent¨ªmetros de largo. Despu¨¦s lo colocaron dentro de dos sacos, uno por la cabeza y otro por las extremidades, unidos con alambre y cosidos. Junto con otros cad¨¢veres lo subieron a un helic¨®ptero, "que parti¨® presumiblemente con destino al mar", se?ala el juez Montiglio.
La Corte de Apelaciones de Santiago neg¨® la libertad provisional a los ex agentes. Viviana D¨ªaz se pregunta: "?D¨®nde est¨¢n estos valientes soldados que asfixiaron a mi padre? ?Por qu¨¦ no me dijeron nada en 30 a?os?". Su hermana Virginia dice que no basta con la verdad, tambi¨¦n quiere justicia.
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