Khadra desmenuza la ca¨ªda en el terrorismo de "j¨®venes normales"
El escritor argelino presenta 'El atentado', su ¨²ltima novela
"No quiero volver a escribir sobre terrorismo". Yasmina Khadra, de 51 a?os, contesta sin titubeos cuando se le pregunta c¨®mo se desarrollar¨¢ su carrera como novelista a partir de ahora. "Cr¨¦ame, s¨¦ tocar otros temas". "Volver¨¦ a mis or¨ªgenes, a contar Argelia y los argelinos, pero con un enfoque alegre y divertido", recalca en un restaurante madrile?o. Casi todos sus 21 libros est¨¢n, sin embargo, impregnados de violencia islamista. Primero, ambientada en su propio pa¨ªs, Argelia; despu¨¦s, en Afganist¨¢n y en Israel/Palestina y, por ¨²ltimo, en Irak.
Khadra pas¨® por Madrid, camino de Barcelona, donde asiste a la Semana de la Novela Negra, para presentar su ¨²ltima obra traducida al castellano, El atentado (Alianza Editorial), de la que ha vendido en Francia 400.000 ejemplares y lleva ya m¨¢s de 80.000 en EE UU. La productora norteamericana Focus Features ha adquirido adem¨¢s los derechos cinematogr¨¢ficos de la novela.
Sus amigos dudan de que de verdad Khadra sea capaz de olvidarse definitivamente del terrorismo. Este ex comandante del Ej¨¦rcito argelino, hijo de un oficial, est¨¢ muy marcado por los ocho a?os que pas¨® pegando tiros contra los Grupos Isl¨¢micos Armados que en los a?os noventa asolaban Argelia. "Yo no conden¨¦ el terrorismo sentado en el cuarto de estar de mi casa", subraya orgulloso. "Hice la guerra contra ellos".
La hizo hasta 2001, el a?o en que colg¨® el uniforme y desvel¨® que bajo el seud¨®nimo de mujer, con el que firm¨® sus primeras novelas policiacas -publicadas en Francia en 1997-, se escond¨ªa un militar que robaba horas al sue?o para escribir literatura. "Aprovech¨¦ hasta los vuelos en helic¨®ptero para trabajar", recuerda.
Ese a?o, Yasmina Khadra, cuyo verdadero nombre es Mohamed Moulessenhoul, dej¨® Or¨¢n, su ciudad natal, y se exili¨®, primero en M¨¦xico y despu¨¦s en Francia, el pa¨ªs en cuya lengua escribe. Reside en Aix-en-Provence (en el sureste de este pa¨ªs) con sus tres hijos y su mujer, a la que rob¨® sus nombres para fabricarse un seud¨®nimo.
Mal que le pese, Khadra va a tener, al menos durante un tiempo, que seguir hablando de terrorismo, aunque s¨®lo sea para presentar sus novelas. Tras El atentado saldr¨¢ en castellano, el pr¨®ximo oto?o, Las sirenas de Bagdad, ambientada en el Irak ocupado por EE UU. "Con ella he cerrado la trilog¨ªa que empez¨® en Kabul, pas¨® por Tel Aviv y acaba en Bagdad", asegura.
Narrar el terrorismo tiene un coste. Khadra lo est¨¢ pagando con El atentado, que cuenta la historia del doctor Amine, un cirujano palestino con nacionalidad israel¨ª y perfectamente integrado en el Estado hebreo que opera a las v¨ªctimas de la explosi¨®n provocada por un kamikaze que, al final, resulta ser su propia esposa. El m¨¦dico intentar¨¢ entonces averiguar qu¨¦ ha llevado a su mujer a caer en el terrorismo.
La obra ha sido sometida a un fuego cruzado, el de radicales jud¨ªos, que la califican de antiisrael¨ª, y el de algunos ¨¢rabes, que ven en ella una novela de "inspiraci¨®n sionista".
"?se ha sido el motivo por el que el Ministerio de Cultura argelino me ha tachado de la lista de participantes en el evento Argel, capital de las culturas ¨¢rabes 2007", se lamenta. Hace tres a?os, el presidente Abdelaziz Buteflika le invit¨®, sin embargo, a almorzar mano a mano. "Y afortunadamente, el argelino de a pie derrocha afecto hacia m¨ª". "Argelia es a la vez mi sue?o y mi pesadilla", confiesa.
"Me acusan de ser c¨®mplice de algunos de mis personajes, pero nada m¨¢s lejos de la realidad", sostiene. "La explicaci¨®n es que tengo una doble cultura, oriental y occidental, y agarro al lector de la mano para que vea lo que sucede del otro lado, qu¨¦ conduce a gente normal a practicar la yihad". "No hay casi ning¨²n escritor ¨¢rabe que se haya atrevido a hacerlo". "Desgraciadamente, la mayor¨ªa son militantes de una causa o est¨¢n al servicio de un r¨¦gimen".
?No le queda por narrar el proceso de radicalizaci¨®n del inmigrante marroqu¨ª en Madrid o del paquistan¨ª en Londres que acaba colocando bombas en los transportes p¨²blicos? "No, en cierta medida ya lo cont¨¦ en Lo que sue?an los lobos", responde. "Desmenuc¨¦ c¨®mo un joven formado, como los paquistan¨ªes del Reino Unido, se convierte en un ultra".
"No son casos patol¨®gicos; son j¨®venes normales, acaso algo fr¨¢giles, v¨ªctimas a la vez de la opresi¨®n y de la frustraci¨®n", prosigue Khadra. "Por un lado, padecen los reg¨ªmenes ¨¢rabes que impiden su realizaci¨®n como personas". "Hay que saber, por ejemplo, que todos nuestros reg¨ªmenes son monarqu¨ªas, algunas oficiales, como Marruecos, y otras no declaradas", pero en las que los hijos heredan tambi¨¦n los cargos de los padres.
"Los j¨®venes anhelan acceder a la modernidad que encarna Occidente, pero ¨¦ste no les corresponde", a?ade. "Occidente esgrime valores universales que aplica con un doble rasero". "?Cu¨¢nto lamento el silencio de Occidente cuando los musulmanes padecen abusos!". "De ah¨ª la gran frustraci¨®n de los que quieren echarse en sus brazos".
"No nos enga?emos, no hay choque de civilizaciones como a algunos les gustar¨ªa hacernos creer", contin¨²a enardecido. "Es un choque de mentalidades". "Resumiendo: es un encontronazo entre la arrogancia y la ira"."No hay choque de civilizaciones, sino un encontronazo entre arrogancia e ira" "No quiero volver a tratar el terrorismo. Cr¨¦ame, soy capaz de tocar otros temas"
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.